xi Cuidadosamente descuidados

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Estaba oscuro en el bus y JaeMin estaba adormecido, el movimiento le arrullaba dentro y fuera de la conciencia. Giró y se relajó contra el colchón. Habían tenido un día muy largo; todo entrevistas, apariciones en la televisión y sesiones de fotos.

Ya estaba por caer en un profundo sueño, uno que realmente necesitaba, cuando la cortina de su litera fue bruscamente abierta.

—Ugh —gruñó y RenJun se deslizó en su cama.

—¿JaeMin? –Su hermano se acurrucó inmediatamente bajo las sábanas, moviéndose sobre él—. ¿JaeMin, estás enojado conmigo?

JaeMin se incorporó un poco y tocó ligeramente detrás del oído de RenJun, eso siempre calmaba a su hermano. Curvó sus dedos alrededor de la oreja y acarició.

—¿Qué?

—Has estado raro —dijo RenJun—, desde que estábamos en casa. Mamá también. Tú... no me has tocado.

—Estoy tocándote —respondió JaeMin—. Estos días han sido estresantes y hemos estado cansados, ¿verdad?

—Es más que eso –replicó, insistente—. Antes nunca importó si estabas agotado... estábamos agotados los dos.

—Estoy realmente cansado —dijo JaeMin, frunciendo el ceño—. Muy cansado ¿sabes?

Tocó el cabello de RenJun, ahora largo, y suspiró. Su hermano sólo retrocedió un poco, con torpeza.

—¿Es una chica? —preguntó—. ¿Lo jodiste de nuevo? Sólo dime, prometo no enojarme.

—No es una chica.

—Entonces, ¿qué es? —El tono en la voz de RenJun era casi infantil, suplicante. JaeMin lo acercó y frotó su espada—. Mamá y tú han estado extraños.

JaeMin miró al contrario bruscamente. —¿Qué pasa con mamá? ¿Qué te dijo?

—Nada —respondió RenJun—. Es justamente eso. No ha dicho nada porque ella no quiere hablar conmigo.

—¿Qué? —JaeMin comenzó a sentirse enfadado.

—La llamé este lunes, como lo hago cada semana. Es nuestra rutina, ¿no? Y ella no contestó. Eso nunca había pasado, JaeMin, ella siempre responde cuando la llamo los lunes —dijo RenJun, cabizbajo—. Ella nunca se perdió una semana y ahora siento como si hubiera hecho algo, porque ustedes dos han estado actuando muy raros conmigo.

El corazón de JaeMin casi se rompió con sólo de mirar a RenJun. Parecía tan pequeño y vulnerable, incluso su labio inferior temblaba un poco. JaeMin se enojó con su madre; ella no necesitaba castigar a RenJun, no por esto.

—Creo que ha estado ocupada con la galería —dijo. Tiró de RenJun, abriendo sus brazos y abrazándolo. Su hermano suspiró placenteramente y le devolvió el gesto—. Ella no está enojada, está bien

RenJun presionó su cara contra su cuello y besó su piel con suavidad.

—JaeMin, ella ni siquiera se despidió. No lo hizo. No me miraba y casi no estaba en casa. No lo sé...

—Mamá también tiene una vida —le dijo contestó amablemente—. Ha estado trabajando como loca, tú sabes.

—Lo sé —lloriqueó RenJun—. Pero... ¿entonces no estás molesto?

JaeMin sonrió y besó la frente de RenJun.

— No, no seas tonto. —Se sentía horrible por hacer que su hermano pensara que estaba enojado. Lo sostuvo estrechamente, tratando de compensarlo. Sabía que tendría que esforzarse más para salir del lío en el que se había metido.

𝐍𝐨 𝐥𝐞 𝐜𝐮𝐞𝐧𝐭𝐞𝐬 𝐚 𝐦𝐚𝐦á '𝐉𝐀𝐄𝐌𝐑𝐄𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora