iv. Sobre novias y sábanas blancas

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14 años

JaeMin estaba mirando fijamente sus manos mientras la mesera parada a lado de la mesa esperaba la orden. El hombre que estaba al frente suyo se aclaró la garganta y JaeMin gruñó.

—JaeMin —dijo el hombre impaciente.

—No tengo hambre —contestó mirando a la mesera—. Nada para mí.

—JaeMin —dijo el hombre de nuevo. Volvió la vista a la chica y suspiró—. Para él una hamburguesa con queso y papas fritas.

La mesera asintió y escribió la orden.

—¿Eso es todo?

—Sí —replicó JaeMin hurañamente, mirando la mesa de nuevo.

—Gracias —dijo el hombre y la mesera se alejó—. JaeMin...

—¿Qué, papá? —murmuró. Las luces fluorescentes del pequeño restaurante hacían un zumbido aburrido y su boca se sentía seca como papel—. Realmente no tengo hambre.

—Trata de pasarla bien —dijo su padre, inclinándose—. No te veo a menudo.

—Lo sé.

Un silencio incómodo se situó entre ambos. JaeMin no tenía nada que decirle a JunMyeon.

—Luces bien —dijo Myeon finalmente. JaeMin asintió mientras rompía una servilleta—. Bueno, excepto el cabello.

—¿Qué hay de malo? —murmuró JaeMin. Sabía lo que estaba viniendo; cada maldita vez su padre decía algo malo sobre su cabello. Se lo había estado haciendo crecer con cera por años, y JunMyeon simplemente no podía aceptarlo.

—Tu madre debería cortártelo —dijo JunMyeon—. Pero luces bien. Estás creciendo.

—Um. Gracias. —A él le valía una mierda lo que su padre pensara. Los chicos lo habían comenzado a ver unos meses antes, y eso nada más por obligación de Sulli. No habían estado con su padre por años, no desde el divorcio.

—¿Cómo está RenJun? Ya no está usando maquillaje, ¿no? ¿Por qué su madre le permite eso?

JaeMin suspiró.

—A ella no le importa. A mí no me importa. RenJun solo es RenJun.

—Espero que eso no vaya a desanimar a esos productores —dijo JunMyeon con desaprobación.

—Ellos no le dicen que deje de maquillarse.

JunMyeon hizo una mueca.

—Hace pensar de determinado modo. ¿Qué crees que opina la gente?

—RenJun está bien —dijo JaeMin exasperado.

—Qué mal que no haya podido venir esta noche.

—Una jodida lástima.

—JaeMin —dijo Myeon con severidad. La camarera apareció con sus bebidas y JaeMin comenzó a sorber su Coca-Cola—. ¿RenJun va a estar bien? También estaba enfermo la última vez que fui a recogerlos.

JaeMin quiso reír. Su hermano no estaba enfermo, solo era bueno pretendiendo estarlo cuando quería evadirse de algo; y RenJun no quería ver a su padre, la noche anterior se había deshecho en lágrimas ante el pensamiento. JaeMin lo recordó y sus puños se apretaron. Odió a su papá.

—Espero que tu madre no lo esté mimando, lo va a convertir en un chico enfermizo —dijo JunMyeon. Eso hizo que la sangre de JaeMin hiciera ebullición, quería golpear a su papá en la cara—. Y... —Myeon tosió— ¿Tu madre está bien?

𝐍𝐨 𝐥𝐞 𝐜𝐮𝐞𝐧𝐭𝐞𝐬 𝐚 𝐦𝐚𝐦á '𝐉𝐀𝐄𝐌𝐑𝐄𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora