𝐍𝐨 𝐥𝐞 𝐜𝐮𝐞𝐧𝐭𝐞𝐬 𝐚 𝐦𝐚𝐦á '𝐉𝐀𝐄𝐌𝐑𝐄𝐍

ix. No sentimientos, solo es una noche

Dieciséis años, Primer Tour

JaeMin apartó la cortina hacia un lado y los ojos de RenJun parpadearon. Miró a su hermano escabullirse en su litera y gruñó con suavidad.

—JaeMin, no —dijo con somnolencia. Se sentó y JaeMin se puso encima de él, empujándolo contra el colchón. JaeMin estaba tibio y olía a casa y RenJun no pudo apartarle—. JaeMinnie, ¿qué estás haciendo?

—Silencio —contestó JaeMin y dejó caer su cuerpo, cubriendo el de RenJun. Bajó la cabeza y besó todo el cuello de su gemelo, suspirando y presionando sus cuerpos juntos—. Por favor —susurró.

La boca de JaeMin se abrió, caliente y húmeda contra la garganta de RenJun y ambos jadearon.

—Prometimos que no íbamos a hacer eso —recordó RenJun, arreglándoselas para hablar—. No en el bus, es muy peligroso.

—No puedo —dijo JaeMin—. Sólo déjame... olerte. —RenJun sonrió y sintió que los dedos de sus pies se encogían.

—Ha pasado mucho tiempo, JaeMin. Voy a hacer algo malo... realmente deberías irte. Anda a dormir.

—No puedo hacerlo. ¿Has escuchado a JeNo? Ronca muy alto —respondió, lamiendo el cuello de RenJun y juntando sus manos—. Suena como si estuviera... no sé, muriendo.

—Mm —dijo RenJun, moviendo su cabeza y juntando sus labios. Se besaron con lentitud, explorando el cuerpo del otro con sus dedos, con sus manos. RenJun suspiró ruidosamente y un pequeño gemido escapó de sus labios—. Oh, Dios.

—Sshh.

JaeMin presionó sus cuerpos, juntando las crecientes excitaciones. Se sentía muy cálido, mucho más de lo que se sentía en su litera. La vida en el bus era nada en comparación a casa. JaeMin extrañaba su cama, extrañaba su habitación. Extrañaba a RenJun en su cama, en su habitación. Cogió el mentón de RenJun y empujó su lengua dentro su boca, lamiendo el borde de su labio y detrás de los dientes. Su hermano sonrió y luego gruñó.

—Dios, Na JaeMin, me estás poniendo tan... tan jodidamente... —RenJun jadeó y abrazó con firmeza a JaeMin—. Me alegra que hayas venido. Estaba congelándome.

—No estabas así, no mientas —dijo JaeMin, sonriendo.

—Está bien, estaba muy excitado.

—¿Ah, sí? —RenJun tornó los ojos y empujó a su hermano.

—En serio, no podemos de todas formas.

JaeMin arrastró sus dedos por el cuerpo de RenJun, sintiendo la piel suave y los músculos de su estómago y de sus muslos. No habían estado juntos, realmente juntos en más de una semana y JaeMin estaba volviéndose loco. Quería estar dentro.

Tocó a RenJun sobre los boxers y dijo, sonriendo: —Sólo un beso, eso es todo lo que quiero.

—Sí, claro —dijo RenJun, arqueando su espalda ante el toque. JaeMin le acarició con más fuerza y él suspiró—. Está bien, sólo un beso.

—Mmm... —JaeMin besó la barbilla de RenJun y subió hacia los labios, lamiendo el piercing—. Sabes que voy a necesitar más de uno.

RenJun hubiera reído y asentido, pero la boca de JaeMin estaba en la suya antes de que siquiera pudiera pensar. Sus bocas se abrieron y sus lenguas se encontraron; se movieron en la cama. Esa era una pendiente resbaladiza, ambos lo sabían. Una vez que habían empezado a besarse era difícil detenerse.

Cuando vivían en el apartamento de la banda en la ciudad, estuvieron cerca de ser atrapados un montón de veces. JaeMin podía molestar a RenJun con un beso y antes de darse cuenta, estaban juntos, medio desnudos y retorciéndose en donde sea que encontraran un lugar para acostarse. Había algo emocionante en ser casi atrapados, pero extrañaban la privacidad de casa. La última tarde ahí la habían pasado empacando.