viii. Sin reglas

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14 años

Sulli había calmado la resaca.

—Qué manera de empezar el año nuevo —refunfuñó. Tomó un pequeño sorbo de su café e intentó que su migraña desapareciera. YunHo entró, arrastrando los pies y con el mismo tipo de gesto adolorido en su cara.

—¿Aguantando ahí? —preguntó él. Se paró detrás de su esposa y masajeó sus hombros con fuerza.

—Veremos —dijo ella.

—¿Dónde están los chicos?

—Kai y RenJun están inconscientes en la sala de estar —contestó Sulli—. Creo que se consiguieron algo de ron. —YunHo simplemente rió.

—Son buenos chicos. —Sulli se tensó un poco, pero no dijo nada—. ¿Estás bien? Has estado muy intranquila últimamente, querida.

—Yo solo... ¿No estás preocupado en lo más mínimo por los chicos? ¿Piensas...— respiró profundamente—... que son muy unidos?

—¿Kai y RenJun? —YunHo acercó una silla— ¿Sulli?

—No —contestó. Su corazón latía con fuerza, queriendo decirle acerca de sus sospechas. ¿Por qué no podía? Él quería tanto a los chicos como si fueran suyos. Seguramente entendería... o seguramente no lo haría.

Ella no podría soportar si YunHo se sintiera asqueado por ellos o si los mirase diferente.

Bueno —dijo Sulli—, sí. Kai y RenJun. ¿Piensas que ellos son...?

YunHo se sirvió algo de café, frunciendo el ceño.

—¿Importaría si lo fueran, Sulli?

—¡No! Oh no, no —respondió ella—. Por supuesto que no importaría. Únicamente me preocupo por ellos.

—JaeMin cuidará de RenJun —afirmó YunHo, sonriendo.

— Sé que lo hará. —Sulli plisó los labios. El comentario poseía significados diferentes para cada uno de ellos—. Él también me preocupa.

—JaeMin está bien, puede cuidarse a sí mismo —dijo—. Y nunca dejaría que nada le pasara a RenJun.

—YunHo... —Sulli dejó su taza y se quedó mirando a su esposo—. Si te dijera...

—¿Qué pasa?

Un fuerte ruido que provenía de arriba se oyó y Sulli suspiró. YunHo incorporó, a través de la mesa, y apretó su mano.

—Lo siento —dijo ella con suavidad—. Tengo muchas cosas en la mente.

—Voy a llevarte a pasear el fin de semana, ¿está bien? —Terminó su taza de café y Sulli sonrió—. Unas pequeñas vacaciones.

—¿Quién cuidará a los chicos? —quiso saber con fatiga.

—Son lo suficientemente grandes como para quedarse solos —respondió YunHo—. Les pediremos a los vecinos que presten atención por si necesitan algo.

La migraña de Sulli se agravó.

—No lo creo.

—Vamos, será divertido para ellos. Y para nosotros —añadió—. Además, sabes que pronto estarán por su cuenta.

—Solo...—dijo Sulli, trabándose y suspiró—. Maldición, ¿por qué tomamos tanto anoche? Ya no tenemos treinta años.

—Sulli —YunHo le acarició la mano y luego apretándola—. Saldremos de vacaciones, no discutas conmigo.

Recién entonces, RenJun entró a la cocina. Llevaba puesta todavía la ropa arrugada de la noche anterior.

—Buenos días —murmuró, sentándose en la mesa y encogiéndose hacia delante.

𝐍𝐨 𝐥𝐞 𝐜𝐮𝐞𝐧𝐭𝐞𝐬 𝐚 𝐦𝐚𝐦á '𝐉𝐀𝐄𝐌𝐑𝐄𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora