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Acostada en la cama, con el pelo desordenado y la frente sudorosa, Astrid cargaba un pequeño bulto entre sus brazos.

La pequeña criatura dormía plácidamente, llenándose del calor que le proporcionaban los brazos maternos y el latido del corazón de su madre le servía como una bella canción de cuna que le ayudaba a dormir y tranquilizarse.

Astrid acaricio los mechoncitos rubios de la bebé. La puerta de la habitación se abrió, Hipo había terminado de despedir y agradecer a todas las mujeres que ayudaron en el nacimiento de su hija.

Se acercó a su esposa, y se sentó con ella en la cama. Ambos apreciaron embelesados el fruto de su amor.

-¿Recuerdas cuando me preguntaste si creía en el amor a primera vista?- Preguntó el castaño.

Astrid se rio un poco recordando el momento –Sí, me dijiste que te parecía estúpido enamorarte de alguien a quien ni siquiera conocías, solo con verlo.

-Bueno, ahora cambie de opinión. Sí existe el amor a primera vista.

Ambos se sonrieron para luego cambiar la mirada a la pequeña que se removía entre los brazos de su madre. No hacía mucho que la joven rubia había dado a luz a la pequeña.

-¿Hablaste con tu padre? ¿Le diste la noticia?

-Aun no. Nadie más que la parteras lo saben, mañana mi padre, los tuyos y los chicos vendrán a conocerla.

-¿Crees que Estoico... se sienta decepcionado? Ya sabes, todos esperaban un varón- Comento con tristeza.

-¿Todos? ¿Estás segura My lady?

-Todos excepto tú, que como siempre tenías que hacerte el psíquico y decirme que seguro seria niña- Comentó con gracia.

-Niña he igualita a ti. Ambas igual de hermosas.

Se dieron un pequeño beso en los labios, he Hipo apretó a su esposa contra si en un abrazo. La chica tomo la mano del castaño y la beso, está aún seguía roja, con claras marcas de dedos.

-Perdón...

-¿Perdón? ¿Por qué? ¿Lo dices por apretarme tan fuerte durante el parto que creo que me rompiste cuatros dedos? No tienes que disculparte.

-Tú no sabes lo que dolía.

-Oh créeme que si lo sé- Respondió frotándose con la otra mano donde su lady le apretó tan fuerte que le dejo sus dedos marcados. Astrid le dio un codazo y el castaño solo le respondió riendo y con un beso en el hombro.

-Hablando en serio Hipo. ¿Crees que se decepcionen?

-¿Tu estas decepcionada?

-No.

-Yo tampoco. Y mi padre tampoco lo estará, solo... se sorprenderá. Después de todo los Haddock somos una línea de jefes hombres. Y aquí mi pequeña lady llegó a romper con la tradición- Comento con gracia – Mi padre la amara, al igual que todos.

Astrid le sonrió y le beso la mejilla.

-Gracias My lady- Ella solo lo miro esperando a que continuara –Me has hecho el hombre más feliz, no importa lo que piensen los demás, a mí me tienes más que encantado.

La nueva pareja de padres se tapó con las colchas, Hipo apago la luz de la vela y abrazó a Astrid contra su pecho mientras ella encontró la forma de acomodar a la pequeña en sus brazos. La nueva familia durmió aquella noche, disfrutando del calor de estar todos juntos.

El día que les esperaba seria en definitiva largo.

Todo por amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora