En cuanto el carruaje se alejo de la plaza en frente de la Palazzo Medici vi como Bianca intento escabullirse sin ser vista por su hermano o Sandro para poder ir dentro de su hogar pero Giuliano la vio y le pregunto sobre donde había estado, ella le ignoro solo dándole la bienvenida a Palazzo y en cuanto le vio bien la cara le fue imposible no ver las heridas que tenían su mellizo así que le pidió a Sandro que lo llevara para que le curaran las heridas que tenía
Yo me acerque a elle y juntas entramos al Palazzo, para cuando estuvimos lejos de los dos hombres dije "Fuiste a ver a Guillomo di Pazzi" afirma porque yo ya sabía donde había ido sin que ella me lo dijera; la historia con el sobrino del enemigo jurado de su padre es tal cual la de obra de Shakespeare Romeo y Julieta; ella me miro sorprendida pero le dije que su secreto estaba a salvo conmigo a lo que me susurro un pequeño gracias.
Me guio a la habitación de su padre, que por obvias razones debía de ser la habitación más grande de todas las que había en la Palazzo; al entrar nos sorprendió no encontrarlo en la cama descansando, sino que él estaba de pie aunque apoyado totalmente sobre la silla de su escritorio, Bianca se acerco a su padre y nos presento mientras lo llevaba de regreso a su cama; Piero di Medici es bastante educado pero no podía dejar de quejarse sobre la "traición" que le causaron su amada esposa y su hijo que para él era el favorito de todos y lo opacaba a él como líder de los Medici al afirmar que no solo perdió no solo el respeto de su familia sino que sentía que había perdido su alma pero su hija le dijo que solo exageraba y cuando por fin estaba terminado de arroparlo lego un sirviente.
"Perdoni signore, Bastiano Soderini está aquí"dijo manteniéndose en la puerta de la habitación, Bianca le dijo que su padreestaba débil y no iba a recibir a nadie pero se llevo una gran sorpresa cuandoel sirviente le dijo que Soderini estaba aquí para verla ella, ella memiro a mi como preguntándome si yo sabíaporque tenían a este visitante sorpresa pero solo me encogí de hombros; ella se despidió de su padre y salimos de ahí para ir donde estaba ese tal Bastiano, cuando estuvimos frente a él yo vi a un joven quizás un años menor que ella pero de cara afable y que parecía ansioso, yo lo salude cortésmente y me presente hablando muy brevemente con los dos antes de dirigirme a la salida rumbo a la calle; lo más probable es que a Bianca no le guste lo que el joven visitante le está por decir pero no me puedo entrometer.
Cuando estuve fuera de la Palazzo vi salir a Sandro y Giuliano caminando en la plaza no muy lejos de donde yo estaba así que fui hacia donde estaban ellos, los salude y les pregunte si podía unírmeles a donde sea que se dirigían. Los dos jóvenes aceptaron mientras me explicaban que íbamos a la Palazzo de un político bastante rico que recién había llegado de norte y que le había hecho un encargo a Sandro de una pintura; la cual no pude ver ya que mi amigo la tenia enrollada; caminamos unas cuantas calles hasta llegara afuera de una Palazzo casi igual de grande que la de los Medici, ahí estaban un grupo de hombres desmontando unos muebles de un carruaje y estaban siendo regañados por un hombre que desde lejos parecía ser todo menos alguien agradable o con educación para ser político
"Messer Vespucci" dijo Sandro como un saludo pero en un tono muy serio, pude ver fácilmente y con lo poco que llevo de conocerlos a los dos, que ni a él ni a Giuliano les agradaba estar cerca de ese hombre, los dos tenían sus rostros tan serios que de no saber el tipo de personas que son diría que no disfrutan estar con otra gente "Botticelli!! Al fin llegas... ¡Continúen holgazanes!" esto último lo grito a su hombres quienes se sobresaltaron pero siguieron con su tarea.
"Este es Messer Giuliano de Medici" dijo Sandro y note la sonrisas falsas que tanto el cómo nuestro acompañante tenían en sus caras al estar frente a frete a Vespucio "y esta es la amiga de la familia Medici, la señorita Elena Conti" al oír i nombre hice una reverencia y sonreí de la misma forma que mis dos amigos, el señor en frente nuestro nos dio una sonrisa igual o aun más falsa "Messer... Madonna... Botticelli creí que usted ya no se aparecería mas por aquí" a lo que el pintor le explico que toma tiempo pintar un cuadro y que solo había pasado un mes; al hombre le interesaba esto tanto como ser educado con la gente a su alrededor, ósea, no le importo y exigió que le diera la pintura
Entonces Sandro le respondió "Se la daré con gusto, pero debe pagar primero" pero sin sonar grosero o mal educado, aun asi Vespucci se ofendió soltando una risa falsa viéndonos a mí y a Giuliano como pidiendo de le exigiéramos a Sandro que le entregará el encargo pero nosotros no nos movimos. Por lo que en tono serio, le dijo al pintor que no le podía venir a señalar como alguien que evitaría pagar lo que encargaba. Sandro no se inmuto y le dijo "Disculpe señor Vespucci pero... No puedo esperar, esto es lo que hago para ganarme la vida" Vespucci estaba cabreado mientras ingreso a su hogar por el dinero.
Atrás de nosotros paso un carruaje que se detuvo cursando la calle, tenia figuras como las de la Fontana de Trevi en roma, eran cuatro y estaban gravadas en la madera rojiza del carruaje en cada esquina de este, pero solo pude ver las que estaban a ambos lados de una pequeña puerta por donde se asomo una joven mujer, mis dos acompañantes quedar n babeando por ella y se apresuraron a abrirle la puerta, pero el que lo consiguió fue el pintor dejando en manos de Giuliano la pintura de el amargado señor que no tardaría en volver,
pero Giuliano no se quedo parado sino que cuando ella estaba por salir del carruaje le ofreció su mano; pero antes de esto él tenía una sonrisa boba que en cuando ella salió del carruaje intento cambiarla por una como la que me había dado cuando lo conocí hace unas horas, pero yo aun la veía igual por lo que me tape la boca con la mano tratando de reprimir mis ganas de reír.
él le dijo" Permítame Madonna" mientras ella tomo su mano y salió de su vehículo, ella traía un vestido de terciopelo color azul cielo con pequeños detalles de bordados en forma de flores, dirigió su mirada a los dos hombres frente a ella sonriendo y cuando les estaba agradeciendo su caballerosidad no termino la frase ya que no sabía quiénes eran, por lo que Giuliano dijo "Giuliano, Giuliano di Medici" y Sandro añadió "Y yo soy Sandro Botticelli" le preguntaron su nombre al unisonó pero antes de que contestara Vespucci apareció y la llamo en un tono cariñoso
"Simonetta! Bienvenida... veo que ya conocieron a mi esposa" dijo haciendo énfasis en la palabra 'mi' y los tres estábamos sorprendido; por dentro pensé en que ella se ve que es una mujer tan amable y sensible pero su marido es un hombre que es todo lo contario, pobre mujer con un marido tan tosco; Giuliano se alejo y el esposo de la recién llegada por fin le dio a Sandro su dinero arrebatándole la pintura con cara de desprecio, cosa que su mujer ignoro ya que no pudo decir ni una palabra más cuando su marido ya la estaba llevando dentro de su Palazzo.
Yo dije "Es increíble que este casada con ese tipo!" a lo que Sandro solo dijo "pero tristemente lo esta" y Giuliano dijo que era una mujer extremadamente hermosa, pero yo me di cuenta que fue Sandro el que quedo mas maravilladlo por la apariencia de la joven, les tome de la mano para que regresáramos a Palazzo y cuando estuvimos lo bastante lejos de ese lugar comencé a reír dejando a mis dos acompañantes sorprendidos y sin entender porque me estaba "Debieron haber visto sus caras cuando Simonetta salió del carruaje...Puedo haber una guerra frente a usted pero solo le veían a ella" comente entre risas. Giuliano intento negar su comportamiento, diciendo que yo estaba exagerando y afirmo que nadie en toda su vida le haría ver como un tonto embobado, pero Sandro no negó que le había dejado encantado además de que se unió conmigo y nos seguimos riendo de la pose de macho que su amigo trataba de dar pero era de lo mas graciosa.
Ya después de cenar me fui a mi habitación y me quede muy pensativa sobre todo lo que había pasado hoy pero fue el encuentro con Simonetta y su bruto marido el que me dejo pensando por un largo rato. Fue entonces recordé que había una leyenda sobre un amorío entre el menor de los Medici y la joven esposa de un hombre avaro, cruel pero muy poderoso de la ciudad y que no terminaba nada bien para los enamorados; tal parece que Florencia en esta época es la historia de romeo y Julita pero en varias versiones.