Cap 4 Pertrechos

318 5 0
                                    

El olor a hierro y a madera tratada inundaba el estrecho pasillo por el que se desplazaban Arnor y Geomedes. Apenas habia iluminacion, una antorcha cada quince metros. El pasillo descendia en circulos, simulando una enorme escalera de caracol. Al llegar al final de esta a unos cuantos metros se podia ver una luz roja, iluminaba el pasillo acompañado por ese fuerte olor a metal.

Al entrar por el umbral Arnor quedo enormemente asombrado, una armeria entera se alzaba ante sus ojos, y en el medio una gran fragua profundamente elaborada y edificada en la misma roca.

En los yunques, en la fragua y por toda la armeria se movian de un lado a otro hombres ataviados con pesados manteles marrones, estos eran los herreros, de aspecto rudo con fuertes brazos y torsos, el mas joven de ellos facilmente pasaria la cuarentena de años y todos adornaban su cara con un voluminoso bigote.

El jefe de ellos era un extraño personaje, de metro cincuenta de alto unos portentosos brazos y la anchura de un barril de cerveza. Este estaba constantemente ordenando a los otros herreros los encargos y haciendo constantemente comentarios sobre lo erroneo de los trabajos de los humanos. Ese enerbado ser era un enano de las montañas.

-Ah? a hola maese anciano, en que podemos ayudarle yo y mis inconpetentes ayudantes, dice con sarcasmo al vernos.

-Vengo a por el encargo que te encomende.

-Oooooo si, las cree y elabore yo mismo, a mano jaaajjjaaj, mano de obra enana y materiales enanos, sin ofender pero esque no me puedo fiar de la mano de obra humana ni de lo que ellos llaman metal.

-O no me ofendes Fimir, ahora podrias traernos el encargo?

-Claro un momento, tras decir esto entra en una de las pequeñas habitaciones de la armeria y sale con un gran arcon encima del hombro.-Aa aqui lo tiene. Para quien es para este desnutrido crio ?

-Si, te presento a Arnor, Arnor Fimir mi maestro herrero personal.

-Hola

-Ummm hola, un tanto seco el temperamento de tu aprendiz,no?

 

- O amigo enano tiene mas motivos que de sobra para tener asi el temperamento te lo aseguro

El enano vuelve a mirar a la cara a Arnor y recibe como respuesta la sombria mirada de este.

-Bueno de todos modos e de entregarte esto

Acto seguido Fimir abre el arcon y comienza a decirle

-Abre las manos, las dos

Arnor hace lo que pide y coloca las dos palmas hacia arriba.

De repente Fimir saca dos largas formas y se las posa en las manos antes siquiera de que Arnor distinga que son. El dolor hace que caiga de rodillas pero ningun grito sale de su boca, simplemente le mira al enano y pregunta.

-Que me as echo?

-Eso que tienes en las manos son dos dagas gemelas echas por mi. Tienen una runa en la empuñadura cada una y te an marcado a fuego su signo, a continuacion la runa desaparece de la empuñadura de manera que solo tu podras empuñar estas dagas, asique te recomiendo que no se las dejes a nadie si no quieres que pierdan las manos.

Despues saca una pistola de tamaño mediano y de gran calidad, con la misma runa en la empuñadura y ocurre lo mismo al ser agarrada. Por ultimo el enano sacada una gran espada de negro acero y hoja sombria, vetas rojas surcan el filo y le dan un aura corrupta y malvada al arma, la guardia de esta son dos puntiagudos salientes metalicos colocados en crueles angulos. La espada mide nada menos que la friolera de un metro cincuenta. Tan alta como el enano que la carga. Al cogerla Arnor se da cuenta de que la empuñadura esta fria al tacto de manera perpetua. Al empuñarla el dolor que sintio al coger las dagas vuelve........multiplicado por diez,  Arnor no grita simplemente dos gotas de sudor caen por su nuca mientras mira a los ojos del enano.

SanguinarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora