6 | El monstruo de los celos

4.3K 474 201
                                    

— ¿Podrías dejar el teléfono mientras desayunamos? Es de maleducado y son apenas las siete de la mañana — regañé a Tomás por milésima vez esa nueva semana. Estaba como loco con el aparatito y él no solía ser así. 

No era como si me importaran muchos los modales en realidad. 
Solo extrañaba que me hablara y me prestara atención. 

¿Con quién demonios hablaba tanto? 

— Perdón — se disculpó y lo guardó en el bolsillo de inmediato. 

— Esa chica está distrayéndote mucho. 

— Oh, no era Sofi. Con ella no suelo chatear tanto. Nos gusta más hablar en persona. 

— ¿Y entonces quién te escribe tan temprano? — no quería hacer la maldita pregunta pero él no me estaba dando la información por su cuenta y me desesperaba. 

— Alex, el amigo de Liam — contó y casi me ahogo con lo que tenía en la boca. 

— ¿Has estado mensajeándote con un chico durante toda esta semana? 

— ¿Qué tiene? El chico es muy decente. Quería conocerme un poco antes de prestarme sus labios para practicar — rió. 

— ¿Estás diciendo que de verdad vas a hacerlo con él? — no quería  pero estaba sonando indignadísimo. No lo podía creer. Como los días habían pasado creí que eso había quedado en la nada gracias a Dios. Pero no. Dios estaba dejándome como payaso. — ¿Por qué no me dijiste? 

Él me miró confundido. Okay, parecía que le estaba reclamando algo y fue muy obvio. No supe cómo arreglarlo. 

— ¿Tenía que decirte? 

— No, es solo que…

— Además para qué te voy a contar si tú crees que es una estupidez. 

— ¡Sí, es una estupidez! — exclamé.

— Tranquilo, Nacho. No te preocupes por mí. Yo sé lo que hago — sonrió y continuó comiendo como si nada. 

Me moría por seguir diciendo más cosas pero no debía. ¿Con qué excusa iba a meterme en su vida e impedir que se viera con ese chico? 

Solo me quedaba una cosa por hacer. 

Y la iba a ir a hacer apenas Tomy se fuera a sus clases. Estaba harto. 

Lo despedí en la puerta minutos después y de inmediato fui a golpear la puerta de al lado. Sabía que debía estar despierto ya que ambos teníamos clases en un rato.

— Te odio — le dije en cuanto me abrió.

— Gracias, vecino. Igualmente — Nathan sonrió y estuvo a punto de cerrarme la puerta en la cara pero yo metí el pie y lo impedí. — Tienes que parar esto. Detenlo ya — ordené.

— No sé de qué mierda me hablas. 

Se metió dentro de su casa y yo lo seguí. 

— ¡No te hagas el imbécil.Todo esto es tu culpa! 

— Primero que nada, baja el tonito porque hoy es el día libre de Liam y está durmiendo. Además es muy temprano para que ya me estés gritando. 

Bajé el tono pero no me calmé. Estaba furioso.

— Por tu culpa Tomás va a encontrarse con ese Alex en algún puto momento. Han estado hablando toda la semana "conociéndose". 

— Ah, era eso. Es normal. Alex es medio lento para actuar. Créeme — rió de algo que yo no entendía pero que me importaba un comino. 

El chico que amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora