— ¿Podrías dejar el teléfono mientras desayunamos? Es de maleducado y son apenas las siete de la mañana — regañé a Tomás por milésima vez esa nueva semana. Estaba como loco con el aparatito y él no solía ser así.
No era como si me importaran muchos los modales en realidad.
Solo extrañaba que me hablara y me prestara atención.¿Con quién demonios hablaba tanto?
— Perdón — se disculpó y lo guardó en el bolsillo de inmediato.
— Esa chica está distrayéndote mucho.
— Oh, no era Sofi. Con ella no suelo chatear tanto. Nos gusta más hablar en persona.
— ¿Y entonces quién te escribe tan temprano? — no quería hacer la maldita pregunta pero él no me estaba dando la información por su cuenta y me desesperaba.
— Alex, el amigo de Liam — contó y casi me ahogo con lo que tenía en la boca.
— ¿Has estado mensajeándote con un chico durante toda esta semana?
— ¿Qué tiene? El chico es muy decente. Quería conocerme un poco antes de prestarme sus labios para practicar — rió.
— ¿Estás diciendo que de verdad vas a hacerlo con él? — no quería pero estaba sonando indignadísimo. No lo podía creer. Como los días habían pasado creí que eso había quedado en la nada gracias a Dios. Pero no. Dios estaba dejándome como payaso. — ¿Por qué no me dijiste?
Él me miró confundido. Okay, parecía que le estaba reclamando algo y fue muy obvio. No supe cómo arreglarlo.
— ¿Tenía que decirte?
— No, es solo que…
— Además para qué te voy a contar si tú crees que es una estupidez.
— ¡Sí, es una estupidez! — exclamé.
— Tranquilo, Nacho. No te preocupes por mí. Yo sé lo que hago — sonrió y continuó comiendo como si nada.
Me moría por seguir diciendo más cosas pero no debía. ¿Con qué excusa iba a meterme en su vida e impedir que se viera con ese chico?
Solo me quedaba una cosa por hacer.
Y la iba a ir a hacer apenas Tomy se fuera a sus clases. Estaba harto.
Lo despedí en la puerta minutos después y de inmediato fui a golpear la puerta de al lado. Sabía que debía estar despierto ya que ambos teníamos clases en un rato.
— Te odio — le dije en cuanto me abrió.
— Gracias, vecino. Igualmente — Nathan sonrió y estuvo a punto de cerrarme la puerta en la cara pero yo metí el pie y lo impedí. — Tienes que parar esto. Detenlo ya — ordené.
— No sé de qué mierda me hablas.
Se metió dentro de su casa y yo lo seguí.
— ¡No te hagas el imbécil.Todo esto es tu culpa!
— Primero que nada, baja el tonito porque hoy es el día libre de Liam y está durmiendo. Además es muy temprano para que ya me estés gritando.
Bajé el tono pero no me calmé. Estaba furioso.
— Por tu culpa Tomás va a encontrarse con ese Alex en algún puto momento. Han estado hablando toda la semana "conociéndose".
— Ah, era eso. Es normal. Alex es medio lento para actuar. Créeme — rió de algo que yo no entendía pero que me importaba un comino.
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El chico que amo
RomanceIgnacio es un chico tranquilo, algo callado y solitario que está terminando la universidad y solo piensa en la futura vida profesional que siempre soñó. Pero en su último año de estudiante se ve obligado a buscar un compañero de piso y compartir el...