siete

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TRAS COGER algo de comida, Levi y Annelise se despidieron de los Capitanes y Comandante y comenzaron su caminata por el túnel.

— ¿A dónde crees que lleve?— Preguntó Annelise encendiendo una antorcha que había en el suelo.

— No lo sé, tal vez sea una salida de la ciudad subterránea.

— Pero... ¿Para qué hacer un túnel que te lleve fuera de las murallas? Estarías expuesto a los titanes, ni siquiera tendrías equipo.— Objetó Annelise con confusión.

— A menos que lo robes

— Lo dices cómo si lo hubieras hecho— Se miraron unos segundos y entonces Annelise hizo una mueca.— Ah perdón, supongo que será algo de lo que no quieras hablar. Tengo entendido que la vida allí abajo es muy dura.

— Lo es.

No hablaron más durante bastante tiempo, Annelise contó muchas horas, pero no sabría decir cuántas con exactitud.

— Paremos a descansar.— Sugirió Levi sacando unas manzanas de una cesta improvisada que habían hecho con sus capas.— Toma, la necesitarás para reponer fuerzas.

Annelise tomó con cuidado la manzana y se quitó los guantes sucios guardándolos en el pantalón. No permitiría ensuciar aún más su comida.

Levi sonrió imperceptiblemente al notar aquel gesto.

— No tendría que haberme los quitado, corro el riesgo de oxidar mis brazos con el zumo de la manzana, pero los guantes daban asco.— Se sentó frente a Levi, apoyándose en la pared contraria, dio un mordisco a su manzana y cerró los ojos disfrutando su sabor, se moría de hambre.

— Si tenías hambre tendrías que habérmelo dicho, idiota.— Dijo Levi mordiendo su manzana con tranquilidad.— Será mejor que duermas un rato.— Sugirió al verla cabecear en su sitio.

— ¿Qué hay de usted? ¿No dormirá?

— No estoy cansado, ahora ven aquí.— Estiró sus piernas y las palmeó.

— ¿Q-qué?— Confundida, Annelise gateó hasta llegar a su lado.

— Usa mis piernas como almohada, Wagner.— La obligó a tumbarse y ella se puso boca arriba, lo único que los iluminaba era aquella antorcha, por lo que solo podían verse entre penumbras.

— Me pone nerviosa, ¿sabe?

— Soy tu superior.

— ¡No en ese sentido!— Annelise soltó una risita que retumbó por el túnel.— Me refiero a que o me trata de usted o de ti, decídase Capitán.

— Vale Wagner.— Contestó llevando sus manos a su nuca dando un corto masaje.— Vete a dormir, te despertaré en un rato.

— Gracias Capitán.— Levi vio como la chica cerró los ojos y poco a poco su respiración se iba haciendo más lenta.

— Llámame Levi cuando estemos sólos.— Ella asintió a duras penas y se puso de costado ya casi en su quinto sueño.

— Así te llamaré, Capitán enano.

El azabache rodó los ojos sintiendo ganas de patear a la chica. Excusó la falta porque la chica estaba cansada, aunque por otro lado, él estaba igual o peor que ella ya que en los últimos cinco días había dormido doce horas en total.

Se rascó los ojos y aprovechó para cerrarlos un momento.

(...)

LEVI, PST Levi.— Annelise lo meneó con suavidad. Abrió los ojos encontrándola a escasos centímetros de su cara.— ¿Has dormido bien?

— ¿Cuánto tiempo llevas despierta?— Preguntó poniéndose de pie, sacudió sus pantalones y tomó la comida.

— Más o menos una hora.— Respondió Annelise imitando su acción.— Me alegro de que haya dormido, se lo notaba cansado.

Levi asintió:— Gracias, Wagner.— Ella se encogió de hombros con una sonrisita.

— No es nada.— Continuaron su camino con cansancio y aburrimiento.

De vez en cuando paraban para comer, y más o menos tres días días después llegaron al final.

Una gran puerta de metal era lo que se encontraba frente a ellos:— Por favor que no esté cerrada.— Pidió Annelise tirando del mango de la misma, lentamente y con ayuda de Levi pudo abrir la puerta provocando un chirrido molesto.

— Vayamos con cuidado, no sabemos lo que nos espera.

La rubia asintió y dejó la puerta abierta dejando un par de cajas delante, luego se adentraron en el lugar.

Caminaron por el oscuro y ancho pasillo aún con la antorcha en la mano y llegaron a una especie de zona común que se dividía en tres secciones diferentes.

— Parece estar vacío.— Comentó Annelise mirando a su alrededor, pero Levi negó señalando un cadáver con la mano que tenía desocupada.

— Está vacío porque alguien se ha ocupado de eso.— Susurró, acto seguido comenzó a caminar por el pasillo de la derecha siguiendo un rastro de sangre.

Encontraron de todo por ese camino, desde más cuerpos hasta cajas y papeles tirados por ahí, cristales y balas de escopeta que aprecian de la Policía Militar.

— ¿Dónde crees que estamos?— Preguntó Annelise entrando por una puerta abierta, no encontró nada.

— No lo sé, pero no te confíes, el loco que ha hecho esto puede seguir cerca.— Continuaron hasta llegar al final del pasillo, donde una doble puerta de metal les cortaba el camino.

— ¿Ábrete sésamo?— Bromeó Annelise dando un tirón al pomo, esta no se movió.— Vaya, esto no me lo esperaba.

— Tsk, tirémosla.— Wagner asintió y retrodecieron un par de pasos, pero antes de que Levi pudiera golpear la puerta, Annelise lo tomó del hombro.

— Espera, creo que puedo abrirla.— Miró su mano y tiró de una de las partes sacando una especie de trozo de metal puntiagudo.

Se acercó a la puerta y metió la punta en la cerradora comenzando a moverla esperando un sonido que indicara que ya se había abierto.

Click.

Annelise sonrió satisfecha y volvió a poner su mano como siempre.

— Y ya estaría.— Tiró de la puerta abriendola y ambos entraron.

Lo que vieron nada más entrar los dejó asombrados, más de cien cápsulas con gente dentro, todos dormidos y desnudos, aunque lo que más llamaba la atención era el hecho de que todos tenían alguna extremidad robótica.

— Hay más como tú, WA07...— Repitió Levi mirándola de reojo, Annelise se encontraba asombrada por el descubrimiento que acababan de hacer.— Ahora todo cuadra, se referían a tí.

— Sí, me he dado cuenta.— Sin apartar la vista de una de las cápsulas, se acercó colocando su mano sobre el cristal.— Son... Increíbles.

No pudo evitar sonreír al verlos:— ¡Levi no soy la única!— Festejó lanzándose a abrazarlo. Se dio cuenta pocos segundos después de lo que había hecho.— Perdón.— Susurró avergonzada retrocediendo un par de pasos.

Él se quedó ahí clavado durante unos segundos, a pesar de haber sentido los brazos fríos de Annelise en su espalda, ese había sido uno de los abrazos más cálidos que alguien le había dado nunca.

— Tsk, mocosa encontremos la salida y volvamos con la Legión, informaremos a Erwin sobre esto.

Al princio Annelise dudó al ver que no era la única extraña que tenía partes metálicas en su cuerpo.

Levi rodó los ojos al verla quieta y se acercó:— Volveremos a por ellos.— Prometió.— Ahora vamos.— La tomó de los hombros y la sacó a rastras fuera del lugar.

super soldier ▭ levi ackermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora