Relatos Amargos de un Café sin Azúcar

Quinto Relato.

El cuarto donde estaban sentados ambos amigos era algo grande para que un restaurante la designara para una mesa de área privada. sin embargo era lo que justamente necesitaban en ese momento, no estar tan juntos. el olor a cigarro estaba en el aire y unas caladas mas fueron le pauta para iniciar un tramo mas de conversación. 

-Me duele verte con ella Carlos, se que eres feliz a su lado, y ambos son el uno para el otro y le haces extremadamente feliz, ¡pero me duele!

-Pero sabias que lo suyo era imposible, ¿Cómo fue que te enamoraste Andrés? -respondía con un tono de rabia controlada y dolor en cada pronunciación.

-Sabes q en el corazón no se manda, solo supe que estaba enamorado. Conviví con ella cual amigo sabiendo que eso solo era, una amiga. Pero mi corazón hizo una mala jugarreta. Además, tu sabias desde un principio y antes de que ustedes fueran novios que la amaba. ¿Por qué tengo que ser yo el villano?

-No eres el villano, pero debes entender que también me enamoré, y ella lo hizo conmigo. Me correspondió los sentimientos y juntos terminamos envueltos en una relación, haciendo que el único afectado fueras tu.

-Cuatro años, cuatro largos años buscando ser pareja de ella, conociéndola desde la juventud y... tu en menos de uno que la conociste te hiciste mas que amigo, te hiciste su pareja.

Otras caladas a los cigarrillos fueron la pausa a la platica. Carlos termino el suyo y tras apagarlo en el cenicero continuo: 

-A mi me duele verte así, pero, ¿Qué puedo decir?, lo nuestro se dio de la nada, sin esperar algo... en serio siento que estés ubicado entre la espada y la pared.

Mientras un sorbo de vino endulzaba los labios de aquel ser con el corazón herido solo dijo terminada su copa:

-Me iré, no vayas a preocuparte mas por mi. No preguntes a donde, solo es conveniente que sepas que será hasta que pueda olvidarla, pero no me puedo ir así de tranquilo, así que, solo.... hazle feliz y que por nada del mundo sufra. ¿Me lo puedes jurar?

-Si, puedo hacerlo. Lo juro. Por aquella amistad que ya no volverá.

-Gracias

Y sin mas, se levanto de la mesa, deja la paga necesaria para costearla, dio la vuelta y se fue saliendo de esa habitación. Todo ya había sido dicho, y el alma que se quebraba para nunca mas volver a unirse dio fin a un sueño efímero que poco a poco le empezaría a matar lenta y dolorosamente.

Ya que un corazón roto es lo peor que puede haber para impulsar a una persona a abandonarlo todo y dejar que ese ser que tanto amó sea feliz, aun y cuando ello no sea a su lado.