¿Te confundiste con Fanon!Silent, Canon!Silent y PJMOMMA!Silent?
¿No sabes si quiera quién es Silent? ¿O April?
¡No te preocupes! ¡Que llegaste al lugar indicado!
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Fanchilds en un revoltijo random de muchas cosas gracias a mi...
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Silent Crow, descendiente de Reaper!Sans y Horror!Sans gracias a la ayuda de Ink!Sans a través de magia líquida, tinta.
Un ser extraño que tomaba la forma de un esqueleto que tomaba varias características de sus "progenitores": Física, psicológica y emocionalmente hablando. El 5to en la línea de sucesión de la Parca, aunque debería estar mucho más atrás.
Decisiones correctas e incorrectas se hicieron en el camino, llegando a tres resultados distintos. Tres seres vivientes que reflejaban el estilo de vida que cargaban a sus espaldas, cada uno con cualidades diferentes a pesar de haber "nacido" de lo mismo.
Uno reflejaba una vida normal, si es que le podríamos llamar así. Tenía una familia que lo había acogido como si fuera su propio hijo, no le faltaba nada, y le sobraba cariño de todo lado. Había encontrado una buena pareja quien lo quería, a pesar de los defectos inculcados por la falta de un hogar en su niñez. La vida le sonreía, y estaba muy feliz con eso.
El otro reflejaba la creatividad en exceso de su "creadora", haciendo locuras y teniendo la lengua suelta para opinar lo que se le diera la gana. Tenía amistades y, sorprendentemente, un gran corazón. Era abierto a todas las posibilidades que se le otorgaban, tanto para amar como para llegar con el corazón roto a casa. Pero, ¿Y eso qué? El día siguiente era una nueva chance para brillar y descubrir más cosas. ¡Algo tan insignificante no lo pararía, no señor!
El último... El dolor lo acompañaba desde siempre. La familia que había tenido por tan poco tiempo, el primer amor que tuvo, su autoestima y sanidad mental habían desaparecido. Se había rebajado a ser un sirviente temeroso a las órdenes de una tirana que poco le importaba verlo llorar todas las noches sin falta, con tal de que es trabajo estuviera hecho, le bastaba. Las marcas y heridas abundaban en sus huesos desgastados, y pasaba los días esperando a que su "Padre" se apiade de él y que se lo llevará a algún otro lugar para descansar en paz.
—Incluso el infierno debe ser mejor que estar vivo.— Pensaba recurrentemente.
Hasta que un día, su "carcelero" se había convertido en una hermana, una chica cariñosa que había sido obligada como él a vivir en aquella pesadilla real. Recobraba confianza y esperanza, todo lo que necesitaba era un empujón, es cual llegó de una manera inesperada.
—Valhalla...— Un susurro acompañado con lágrimas al recordar todas las bellas ocasiones en las que había disfrutado con su antigua pareja fue todo lo que necesitó. Ya era hora de soltarse de las cadenas que él mismo se imponía.
¡Habían logrado escapar! No podía creerlo, su tortura había acabado luego de tantos años encerrados. Una nueva vida los esperaba y estaban ansiosos de descubrirla.
Maduraron. Esos jóvenes que fueron se transformaron en adultos que tenían la capacidad de decidir por ellos mismos, sin presiones, sin amedrentamientos, sin miedo. Era lo que siempre habían deseado, y por fin se estaba cumpliendo.
—¿Luxan?— Un nombre peculiar que se le había quedado grabado en su mente. Un esqueleto ciego al que había conocido recientemente, no le veía mucho de especial, era un chico, al cual le llevaba un centímetro y medio de diferencia, y que ayudaba de vez en cuando cuando se caía con la nada.
Con el que pasaba tiempo de calidad, con el que reía como no había hecho hace años, con el que se sentía a gusto, al que empezaba a querer, al que empezaba a amar.
—Ap...— Llamó a su hermana con un pequeño sonrojo color púrpura que adornaba sus mejillas. —Creo... Creo que me volví a enamorar.— Dijo algo nervioso.
Pensaba en él, el tiempo que pasaban juntos era la mejor parte del día, ya imaginaba una vida a su lado sin siquiera haberse dado cuenta. Algo tan cliché que él mismo no podía creerlo.
—Puedes llegar a ser muy tierno cuando quieres.— Decía entre risas la androide.
—¡April! ¡Esta es cosa seria!— Reclamaba con su rostro completamente morado.
Tenía miedo, había sufrido tanto por la pérdida de su amado que no quería experimentar lo mismo, prefería aislarse de esos sentimientos antes que afrontarlos, y eso era un error, un GRAN error. Después de una charla y, bueno, una cachetada, se animó, estaba dispuesto a hacerlo, ya estaba dispuesto a dejarse llevar con el amor.
Momentos, memorias, emociones, sentimientos, todo estaba a flor de piel, y todo había valido la pena. ¿Estaba en el cielo? No, no lo estaba, pero sentía como si lo estuviera.
Pasaron por mucho, desde un beso hasta a la cama. Una cirugía, un embarazo, una paternidad, unos niños, unos hermosos niños que ama con todo su corazón.
—Tenías razón.— Sonreía ampliamente. —Lo vale, vale todo lo que tengo y lo que soy. Muchas gracias Orión...— Limpió una pequeña gota salada para ponerse de pie y alejarse de aquel punto de guardado resplandeciente en medio de una hermosa pradera que había surgido del talento de un niño junto de la mano de una travesura.
Al fin podía decir que estaba completo, nada le faltaba y nada nunca le faltaría si los tenía a ellos. Unos besos en la frente a sus pequeños y un pequeño choque de dientes con su pareja era todo lo que necesitaba.
—No podría desear nada más aunque quisiera.— Soltaba una risita con un rubor algo notorio en sus pómulos. —Es simple honestamente. Los amo demasiado. ❤—
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