Estamos en Ryozampaku done ocurría lo de siempre, la rubia hacía los quihaceres del hogar mientras cuidaba a una pequeña castaña que jugaba con un ratón en bicicleta, una pelinegra maestra de las armas afilaba y limpiaba su katana, el pelinegro maestro en karate practicaba con un makiwara mientras repasaba batallas pasadas, el hombre de asendencia china veía sus revistas porno despreocupada mente, un moreno maestro de Muay Thai hablaba con sus amigos animales un pelinegro de ojos blancos preparaba una máquina nueva para su discípulo y a todo esto ¿Dónde estaban el venerable y el único discípulo del Ryozampaku? La respuesta es bastante simple el venerable estaba sentado al margen del entrenamiento que su propio discípulo había puesto para sí mismo.
Hayato: Lo haces mal Kenichi - Como pasó en el capítulo anterior un bambú golpeó la espalda del chico mandando lo frente al venerable de cara al piso - En está técnica debes mantener tu cabeza fría, pero parece ser imposible para ti, cada vez que un bambú te roza siquiera comienzas a frustrante y vas acumulando esa frustración haciendo tus movimientos más y más pesados volviendo te lento para dominar está técnica tu cabeza debe estar como un bloque de hielo y más aparte tu entrenamiento tiene muchos defectos - El pelinegro se puso en seiya para recibir la lección de su maestro - Para empezar el Seikuken consta de 3 requisitos para ser dominado, primero debes leer el ritmo de los golpes de tu oponente aún estás muy verde como para usar el Seikuken contra un sistema que no tiene ritmos, segundo tu concentración debe ser absoluta pero como dije antes aún estás muy verde por cada falló terminas frustrado y eso detiene tus movimientos - Dió por concluida su lección.
Kenichi: ¿Y el tercer requisito? - Pregunto incrédulo.
Hayato: Aún no estás listo para saberlo, cómo aún no estás listo para esta técnica - El chico volteo a ver al venerable desilusionado - Debes entrenar mas cuando tú progreso sea el correcto te entrenaré correctamente para que uses el Seikuken hasta entonces tú y yo solo meditaremos - El chico estaba enojado y decepcionado de el mismo pero no podía dirigir esa ira hacia su maestro.
Kenichi: Si maestro, gracias maestro - Se inclino de forma en que su pecho tocó sus rodillas mientras veía a su maestro levantarse e irse.
El muchacho duro un tiempo en esa posición reflexionando lo dicho por su maestro hasta que sintió la presencia de una rubia que llegaba con una botella de agua.
Miu: ¿Kenichi-san? - Al encontrar al pelinegros en esa posición pensó que estaba herido pero lo descarto ya que su abuelo lo hubiera llevado con Akisame - ¿Estás bien? - Se decidió por preguntar para tratar de animar al pelinegro.
Kenichi: No no lo estoy está técnica me saca de quiso simplemente me es imposible dominarla es como si supiera que está técnica no es para mí - El chico estaba frustrado y enojado trataba de convencerse de que aún podía dominar esa técnica.
Miu: Kenichi-san el Seikuken es una técnica de estilo Sei pero según mi abuelo aún es imperfecta incluso usándola al nivel que mi abuelo la usa, si tú no estás cómodo con el estilo Sei tal vez yo pueda enseñarte lo equivalente al Seikuken en el estilo Dou - Está oferta era tentadora la rubia ya le había enseñado antes pero cosas mínimas como la técnica de caminar.
Kenichi: Supongo que no pierdo nada con intentarlo - El pelinegro se levantó y espero a que comenzará la lección.
Miu: Bueno como ya sabrás yo soy una artista marcial estilo Dou lo más equivalente al Seikuken del abuelo sería la batalla de ondas, dos maestros Dou haciendo uso únicamente de sus auras instintos e intención asesina despliegan ondas que atacan a su oponente y su oponente hace lo mismo cuando una onda conecta limpiamente con el cuerpo de su oponente estos comienzan la pelea - La rubia trato de explicarse lo mejor que pudo.
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El artista marcial callejero
FanfictionKenichi es un peleador callejero y de sus peleas saca dinero para mantenerse y a su pequeña hermana, tiene esa vida hasta que llegó ragnarok donde el último puño el más débil le dió una palisa y le dijo "No importa que tan fuerte seas o cuántos truc...