XII

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Dedicada a DamarisMeneses2



Al intentar dar un paso hacia su amado algo helado recorrió sus piernas, era momento, faltaban meses aún para que diera a luz. Pero si el niño quería salir ya, el no se lo impediría. Sus contracciones comenzaron casi al instante, intensas y dolorosas. Su vientre bajo dolía haciendo que sus quejas sean escuchadas por algunos acólitos que afortunadamente estaban en la rama de medicina. 

Se aferró a los fuertes brazos que lo cargaban firmemente hacía la camilla de la enfermería. Cada vez las contracciones se volvían más frecuentes.

-¿Seguro que no es una falsa alarma? - Pregunto con preocupación el mayor llamado Jhin.

- Sus contracciones han ido disminuyendo sus intervalos de 20 minutos a 10 o 5, es seguro quedará a luz -La mirada del joven se volvió a una de preocupación - Debido a los pocos meses y a que su vientre apenas a crecido...creemos que tal vez no este vivo- 

Jhin tomó al joven de la camisa, el enojo ensordeció sus oídos y por un momento lo único que veía era el rostro de desesperación de aquel chico que juraba hacer lo posible por que ambos estén bien. 

Zed corrió apresurado hacia el lugar, sus ojos volvieron a ver a los de Kayn. El dolor punzante en su ingle, hacían de sus gritos mucho más audibles, estaba cansado luego de casi 2 horas de contracciones. Todos estaban atareados pues no sabían exactamente lo que debían hacer, era la primera vez que atendían un parto en un hombre.

Uno de los enfermeros sacó al albino de la habitación junto con el artista, un momento de silencio les hizo desear tumbar la puerta para ver lo que sucedía.

El silencio se prolongó durante largos segundos.

Detrás de la puerta se logró oír el fuerte llanto de un bebé seguido de las felicitaciones por parte de todos los que atendieron al azabache. 

Zed se acercó con cuidado a observar al pequeño, no había rastro de algún parecido con el, todos los rasgos eran los de Kayn. Cabello oscuro y ojos azules, tal para cual.

Internamente Kayn agradeció el hecho de que el pequeño no sea igual a su progenitor. Era tan pequeño que el menor tuvo miedo de que en algún momento se le resbalase, su corazón latió con fuerza al ver como el pequeño tomó su dedo índice con su diminuta mano.

- Tan lindo - Murmuro.



.....




- Zafiro, ¿Estás despierto? - Susurró el artista aproximándose a la cama en donde se encontraba el menor. Sus cristales azules se entreabrieron casi brillando en la oscuridad al observar a Jhin frente a el.- ¿Y eso? - preguntó el menor al notar que el mayor llevaba una maleta consigo. 

- No hagas ruido, vámonos - Insistió el mayor.

Kayn rápidamente cargo a su bebé aún estando aturdido, sin dudar Jhin tomo al menor y saltaron por la ventana. Uno de los acólitos que tenía la guardia dio la voz de alerta de que Kayn estaba siendo "secuestrado" por el Dragón Dorado.

El sol del amanecer pintó el cielo una vez más, sus rayos volvieron a rosar las ramas en donde una vez habían frondosas hojas verdes, de esas que hacían a Kayn olvidarse de los problemas. Corrían tomados de las manos, pero ya no pudo más, no quería seguir, si se iba Zed no descansaría hasta encontrarlos. No quería vivir huyendo de ese sujeto.

-Espera, Jhin - Kayn se detuvo en seco con la mirada baja. 

- Mi zafiro estamos cerca, aguanta un poco más - Jhin jalaba el brazo libre del menor que se resistía. 

- No - Murmuro el joven - Ustedes están cerca - Kayn entregó al pequeño niño a los brazos del mayor. - ¿Qué haces? - Preguntó.

- Hablaré con Zed, llévatelo lejos de aquí - El menor beso la frente del pequeño que aún dormía - Cuida de el...-

- No volverás ¿cierto? - La mirada de Jhin rogaba internamente por que no lo haga. Su cuerpo gritaba por que no lo deje. El nudo en su garganta lo hacía querer llorar, pero sin su mascara no se atrevía a hacerlo. 

- Si no lo hago ¿Volverás por mi? - Jhin asintió y lo prometió mentalmente - No quiero que vuelvas...No vuelvas nunca!...o si no voy a...- Muy tarde, el ya lo había prometido por lo que más amaba, y Kayn era lo que más amaba.

Jhin lo callo besándolo, el tiempo se detuvo y parecía que hasta dejo de existir, todos dejaron de existir en ese beso. Solo ellos importaban. Por un momento en el fondo se escuchó aquella melodía de piano que tanto tarareaba Jhin. Daría su vida por permanecer un momento más así. 

Poco a poco Jhin veía como se alejaba, desmoronándose entre sus dedos, sus sonrisa antes de darse vuelta para nunca más volver a ver ese rostro.

- Kayn... déjame escucharte... - Pronuncio con su mirada fija. 

El brillo de sus ojos azules desapareció entre los árboles.





- Te amo Jhin -



TOUCHME2 (ALFINXD)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora