Despertar (Leah)

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Unos días antes, Leah había estado recorriendo el lugar. Un gran templo, algo abandonado cubierto de polvo, ubicado en el hermoso bosque de su ciudad natal. Se encontraba algo lejos de su casa, aquella que compartía con su Nee-sama.

En su curiosidad, llegó al salón central donde se ubica el altar. En la parte alta, hay un cuadro cubierto por una sábana. Cuando ella quitó la sábana, pudo ver la pintura de dos mujeres, una parecida a un ángel y otra vestida como un demonio pero se encontraban tomadas de la mano mientras caminaban en un jardín dividido en dos. El ángel caminaba sobre un jardín de rosas negras y el demonio en un camino de cristales rojos. No entendía nada y la pintura no tenía nada especial para la menor de las Kazuno. Simplemente la cubrió y decidió regresar a su habitación.

Para ella ya nada tenía sentido ni ningún valor. Todavía sentía esa inquietud en su pecho donde la marca de una rosa morada había quedado inscripta a la altura de su corazón. Está marca parecida a un tatuaje la hacía sentirse vacía por dentro y no solo eso, la presencia de Ruby solo le causaba dolor e intentaba mantenerse lejos de ella.

Atravesaba los pasillos del templo mientras observaba el bosque que lo rodeaba, se sentía agradecida de estar viviendo allí porque los recuerdos que venían a su cabeza al pensar en su hogar y el restaurante donde era tan feliz junto a Sarah, ahora la llenan de tristeza y esos felices recuerdos de su pasado se escapan por sus ojos en forma de lágrimas.

Capítulo II: El destino de una rosa

Leah se encontraba recostada en un futon cuando se escuchó la explosión que marcó la llegada de las celestiales. Pero al igual que todo últimamente, no le importó ni siquiera un poco.

Escuchaba el escándalo que causaban las interacciones en las peleas pero ella solo seguía recostada mirando por la ventana el cielo algo nublado.

A Leah ya no le importaba nada, no quería seguir viva.

La puerta de su habitación se abrió de golpe, Ruby entró desesperada para llevarse a Leah con ella.

Ruby:- Vamos, Leah-chan! Ven con Ruby!!! -

Leah (sin ánimos de nada):- No me molestes, Ruby...- (jaló su mano y se soltó del agarré de la pelirroja)- No quiero salir a ningún lado hoy... Solo quiero dormir... -(Se dió media vuelta y quiso regresar a su lugar)-.

Ruby (la tomó con sus dos manos y comenzó a llevarla por la fuerza):- Leah-chan!!! Vamos!!! No hay tiempo para esto ahora!!!-

Leah (totalmente desolada):- No quiero salir ahora, Ruby! Déjame en paz!-

Ruby (sin entender nada):- No es el momento para discutir con Ruby, Leah-chan!!! Estamos en peligro!!!-

Leah (con la mirada vacía):- Qué me sueltes! No quiero saber nada de ti ahora, eres una gran molestia! No lo voy a repetir de nuevo, Rub- (el dolor en su mejilla y el estruendo ocasionado por la cachetada de Ruby la dejaron en silencio)-.

Ruby (enojada y con lágrimas en sus ojos por el miedo):- Ya deja de hacerlo más difícil para Ruby!!!-

La pequeña Kurosawa se la llevó a rastras a la menor de las Kazuno que se tocaba la mejilla con su mano derecha. Seguía sin reaccionar pero al menos, Leah ya no se resistía.

Durante los últimos días, Leah no había podido superar lo que sucedió el día que perdió a su hermana.
A partir de ahí, solo hizo dos cosas: llorar hasta dormirse y caminar por el templo como un alma en pena.

Hanabira (Love Live)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora