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Después de haber terminado de comprar todo volvimos a la casa.

—¿Y tu papá? —Pregunté.

—Mi viejo no va a estar, por eso lo cuido yo hoy. —Dijo Mateo.

Asentí con la cabeza y decoré con él un poco la casa, vertimos los dulces en algunos bowls, servimos la gaseosa en varios vasos.

Mateo estaba terminando de acomodar algunas cosas en las cosas mientras que yo estaba en la cocina apoyada en el mesón, agarré mi celular y miré algo angustiada todas las llamadas perdidas que tenía por parte de mi mamá y mi padrastro.

Mordí la punta de mi dedo para no morder mis uñas, estaba algo nerviosa, porque sabía que luego iba a tener que enfrentarlos.

—¿Todo bien? —Preguntó Mateo.

No me di cuenta cuando volvió a ponerse a mi lado.

—Sí, no sé.. —Dije medio tensionada.

Él miró mi celular, donde se podían ver las miles de llamadas.

—¿Quieres volver a casa? —Preguntó Mateo. —Si no querés tener problemas yo..

—No. —Lo interrumpí. —Me quiero quedar, me pone un poco nerviosa pero está bien, no va a ser el fin de mundo por una huida. —Dije.

Él sonrió un poco y se acercó un tanto a mí, poniéndome nerviosa.

—Hoy has estado muy rara, Oli. —Dijo mirándome.

Mi corazón comenzó a latir con rudeza cuando puso sus manos a los costados de mi cadera, sentía que mis piernas flaqueaban.

Me molestaba un poco que me pusiera así, porque nunca me había pasado eso. Y es que había estado con pibes por ahí que me atraían pero no era lo mismo.

Mateo no era simple atracción.

—¿Qué? —Pregunté nerviosa.

Sentía que mi mente no se podía ni enfocar bien, menos al ver como Mateo mordió su labio inferior con una sonrisa.

Me iba a volver loca.

—Teo, ya llegaron. 

Cuando Mateo escuchó la voz de Emilio se alejó de mí para mirar a su hermano.

—Ya regreso. —Dijo mirándome antes de salir de la cocina nuevamente.

Suspiré y traté de regular mi respiración, me cacheteaba internamente por actuar como una tonta, parecía una virga.

Mateo tenía razón, estaba actuando muy extraño, hasta yo me desconocía.

Los gritos en la sala me hicieron caer en la realidad una vez más. Me asomé desde la cocina y vi a varios pibitos con Emilio. Mateo los saludó y puso una playlist en el tv.

Él me miró y formó una sonrisa antes de caminar hasta mí, cuando lo tuve en frente, mirándome con esos ojos que últimamente habían estado provocando distintas cosas en mí. Tuve que cerrar los ojos al sentir ese cosquilleo en mi estómago.

—Vamos a la terraza. —Oí que susurró en mmi oído.
















DIOOOS.😁

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