"— A veces un empujoncito no viene mal, cariño —"
Bajo las escaleras con pereza y voy hacia la cocina. Hoy es uno de esos días en los que no tengo ganas de levantarme de la cama.
—Vaya, buenos días bella durmiente. —Me saluda mi madre cuando cruzó la puerta.
—Ay, tampoco es tan tarde, no exageres. —Río un poco y voy hacia la nevera para sacar la botella de zumo y darle un largo sorbo.
Mi madre me dedica una mala mirada y yo me paro a observarla. Luce algo más animada, lleva puestos unos jeans y un jersey de color beige.
Hace demasiado que no la veo sin su pijama.—¿A qué se debe ese atuendo? —Elevó una ceja y me siento frente a al plato con tostadas y la taza de café. Son las doce de la mañana, pero por nada del mundo me perdería el desayuno.
Se encoje de hombros antes de contestar.
—Puede que Anne me haya conseguido una entrevista en una pequeña tienda del centro. —Me mira y apoya su cadera contra la encimera. —Supongo que es hora de levantar cabeza.
La sonrisa crece en mi rostro y me levanto rápidamente de la silla para darle un abrazo con lágrimas en los ojos.
—Claro, que sí. Así se habla. —Contesto mientras me separo de mi madre.
Vuelvo a tomar asiento y desayuno mientras seguimos hablando.
Al terminar ella se levanta y coge su bolso.— ¿Qué vas a hacer hoy?
— ¿Sinceramente? —La miro mientras apoyo la cabeza en mi mano y vuelvo a hablar. —Tenía pensado vaguear un poco.
Le escucho reír y dejo que una pequeña sonrisa se dibuje en mi rostro. He esperado demasiado tiempo para escucharla reír de nuevo.
—Suerte con eso.
Su repuesta me hace fruncir el ceño, ella solo hace un gesto con su cabeza señalando el frigorífico. Me levanto y, confundida, voy hacia este. En él hay un pequeño trozo de papel escrito:
"El coche hace un ruido extraño, llévalo al taller.
—Mike"
—Tienes que estar de broma. —Miro a mi madre, que me observa desde la puerta de la cocina y se encoge de hombros. —Para un día que respeta mi turno de coger el coche y es para que lo lleve al taller. —Bufo y tiro la nota a la basura.
Recojo la mesa donde hemos desayunado y subo la escalera rápidamente para vestirme. Mientras busco algo cómodo, mi madre entra en mi habitación.
—Pensaba que te habías ido.
—Estaba lavándome los dientes y peinándome un poco. —Se acerca y deja un beso en mi frente. —Te veo luego, ten cuidado con el coche.
Asiento y le doy un corto abrazo antes de que ella salga del cuarto. Vuelvo a mirar mi armario, no tengo intención de arreglarme demasiado, solo voy al taller y, en el caso de que sea una pequeña avería, tendría que esperar un poco por allí cerca.
Unos jeans de tiro alto junto a un top negro de manga larga, una sudadera gris de mi hermano y mis adoradas converse son los elegidos. Cuando ya me he puesto los pantalones, me doy cuenta de que realmente no tengo ni idea de ningún taller cercano, ya que es Mike quien siempre lo lleva, así que decido llamar a alguien en busca de ayuda.
—¡Pero bueno zorra! ¿a qué debo el honor de tu llamada en tu sagrado día de pereza total? —La voz de mi mejor amiga resuena por toda la habitación cuando pongo el altavoz. Río mientras dejo el móvil en la cama y comienzo a ponerme el top.
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D E M O N S
Fiksi RemajaA veces la necesidad de dinero ciega a muchas personas obligándoles hacer cosas que jamás pensaron. Pero, ¿que pasa cuando aparece alguien que te hace ver el mundo de otra manera? ¿Y si ese alguien te enseña que el dinero no es lo más importante? ¿L...