Cuando el ganado se junta

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Y ustedes dirán: ¿Cómo se puede juntar el ganado virtual? Pues si se puede amigos, en la vida real sí; creo que esta es una de las pocas historias que estará enfocada en una situación que si sucedió fuera de la pantalla.

     A todos nos ha pasado que cuando ligas con dos personas (o en este caso tres), así se conozcan o no en algún momento de la vida se encuentran, si tienes poca suerte como yo, hasta conversan de ti y si no sucede agradece a los ángeles del cielo que todavía tienes dignidad; pasa y acontece que como todo en esta vida me pasa a mí, pues ¡Mi ganado se encontró! Si señores, cuando tenía alrededor de 15 ó 16 años tenía una ruleta de chicos, no era una ruleta real, pero entre dos amigas y yo nos intercambiábamos los ligues por decirlo de alguna forma (OJO, todas estábamos de acuerdo con eso y nunca hubo discusión alguna entre nosotras con respecto a ese tema, siempre apoyamos las relaciones abiertas hasta ese momento. Ok me reí fuerte recordando eso).

     La cuestión en todo este enredo de parejas, era que cada una tenía un chico, y si a alguna dejaba de interesarle su chico por alguna razón, había una rotación, los chicos eran los que escogían con quién querían estar, porque obviamente ellos no conocían que estaban implicados en este juego macabro; donde por cierto, siempre trataron de separarnos o enemistarnos, por suerte nunca lo lograron, siempre discutíamos esas acciones tan infantiles que generalmente tomaban contra nosotras y nos reíamos a sus espaldas. Pero claro, en cosas como estas siempre hay contras ¿no? Uno de esos y del cual nosotras estábamos totalmente conscientes es que los tres obviamente se conocían, todos estudiábamos o habían estudiado en el mismo colegio, por su puesto así sea de casualidad se habían visto.

     El problema aquí sucedió cuando a mí se me ocurrió la genial idea de ir a una fiesta sola, en el contexto del cual de las tres que conformábamos ese trio de amigas fui la única que asistió (y digo genial idea porque YO NUNCA SALGO, Y A MI ME APETECIÓ IR A ESA MIERDA), pasa que habían invitado a nuestra ruleta de chicos, y todos pensaríamos “ay no van a ir todos no te preocupes”, PUES SI FUERON LOS TRES, se podrán imaginar el lió en el que estaba metida cuando llegaron y se vieron entre ellos y se percataron de mi presencia -cabe destacar que ya había estado con los tres- (Yes, Facepalm).

     Ellos quedaron sorprendidos de que estuviera allí, recuerden que yo no soy de salir (no me dejan) y a fiestas no voy, así que era bastante interesante verme en ese lugar y momento; estaba súper normal con unas amigas en una esquina, cuando los vi llegar o mejor dicho cuando vi llegar a uno de ellos, con quién pasaría mi noche, de los tres me importaban dos, de esos dos solo uno era al que le tenía más ganas, y él lo sabía, estaba claro de que él sería el afortunado de esa noche tan interesante, pero acontece que los otros dos chicos tampoco querían perder la oportunidad.

     Les voy a refrescar la memoria de quienes son los personajes de este desastre a ver si los recuerdan: Alejandro (mi primer novio), sí, el pertenecía a la ruleta, luego de ser mi noviecito se ligó a mis amigas ¿Qué les parece? Claro está, ya no me importaba y por eso me valió un pepino que lo hiciera; el segundo integrante es Sebastián -el que hizo que amara mi cuerpo, ¿lo recuerdan?-, él también formaba parte de esta estrella de varias puntas a pesar de todo siempre estaba rendida a sus pies, por último pero no menos importante Enrique, a él nunca lo he mencionado en ninguna de mis anécdotas porque nunca llegó a pasar nada concreto, él era muy buen amigo de las tres y fue como una aventura para explorar como sería de novio, nada serio. Ahora sí, sin tanto parloteo y finalizando mi explicación así comienza mi anécdota.

     Primero llegó Alejandro, nada del otro mundo un simple saludo para luego retirarse, sabía que no le iba a seguir lo que sea que dijera; la noche fue tranquila hasta que se me acercó el afortunado de la noche Sebastián, esa noche sabíamos que realmente pasaría lo que tanto habíamos anhelado en las incontables conversaciones, estaba allí con Sebas, estaba al frente de mí, me dijo que me parara, que lo dejara en la silla para yo sentarme en sus piernas, y así lo hice; después de un rato empezó a sonar una canción que me gustaba mucho y comencé a bailar sobre él, era sensacional para ambos, porque a pesar de no tener tanta libertad de movimientos podía sentir todo lo que ocultaba ese pantalón.

     Mis movimientos se volvieron cada vez más sexys y lentos, pero seguían causando la reacción que quería, él trataba de controlarse, lo podía sentir, sin embargo ambos sabíamos que en algún momento sentiría algo más que nos llevaría al punto que queríamos; cuando acabo la canción él me comenta que quiere intentar algo, quería sentirme, esa noche yo andaba en jeans porque yo no iba con intenciones de que eso pasara, era muy complicado, pero me dijo que colocara la chaqueta que llevaba puesta en mis piernas y bajara con cuidado la cremallera del jean, hice ese procedimiento lo más apresurado que pude para que nadie lo notara, para mi suerte justo cuando lo hice apagaron la luz y nadie se dio cuenta de lo que paso.

     Antes de colar su mano por mi pantalón me pidió permiso -fue algo que me sorprendió, a pesar de ser la primera vez que hacía eso, nunca se me pasó por la cabeza que Sebastián me pidiera permiso para tocarme-, le dije que sí e introdujo su mano en mi jean, me estremecí a los pocos segundos por su tacto, se sintió tan diferente y cálido, él lo notó y fue bajando un poco más, sus dedos sabían dónde tocar e incluso que rozar, a pesar de que nunca pasó la barrera de mi ropa interior, me provocaba mucho más que si lo hubiera hecho.

     Cambiaba de movimientos cada cierto tiempo y yo no sabía que cara poner para que no se me notara lo excitada que estaba, me dijo que me acomodara un poco mejor hacía atrás y así estar más cómodos ambos, cuando lo hice sentí completamente su erección, no me había percatado de eso y sentir lo que causaba era espectacular, era la segunda vez que sentía algo así; al igual de como lo estaba disfrutando yo, él también lo hacía y era completamente placentero, me humedeció mucho más de lo que ya estaba, él notó el cambio y a continuación sus movimientos cambiaron totalmente, eran excitantes, tanto lentos como rápidos, estaba llegando a ese nivel de calentura donde estas a punto de desvestirte en cualquier momento.

     A ese punto estaba más concentrada en él que en las personas que nos rodeaban; su otra mano paso de estar debajo de mi mano a estar recorriendo mi cuerpo con la punta de los dedos, en cada contacto mi cuerpo se estremecía una y otra vez; pero todo lo bueno no dura para siempre ¿cierto? En ese momento cuando estaba más que drogada por las hormonas se acercó el tercer integrante de la mortificante ruleta, a penas Sebastián ve que Enrique se acerca saca lentamente su mano del jean y me dice que mire a la esquina, me subí la cremallera y me acomodé mejor en sus piernas, hice un esfuerzo inhumano para que no se notara lo que hacía pero lo logre, cuando al fin llegó a donde estábamos me invitó a bailar, Sebastián lo observó con molestia pero luego me miró a mí y me dijo que fuera con él y que luego volviera, lo bese rápidamente y me aleje con Enrique.

     Pasaron muchas cosas en ese baile, me intentó besar diciéndome que estaba con la persona errónea esa noche, por supuesto no me dejé, cuando terminó la canción me alejé y volví con Sebastián, cuando estaba a unos cuantos metros de llegar me toma del brazo, me hizo voltearme rápidamente y me dijo que a pesar de que estuviera con Sebastián sabía que yo era para él (lo sé, patético, no le di importancia, de todas maneras no dañaría mi noche con su comentario a pesar de que parecía estar deseándome y odiándome al mismo tiempo). Luego de eso recibo una llamada de que estaban llegando por mí, me despedí de Sebas con el beso más tóxico y sexy de mi vida hasta ese momento, y allí quedo la noche de aventura, ya que después de eso no volví a salir por ciertos problemas que justo ahora no recuerdo.

     La situación se volvió más y más tensa entre todos y decidimos terminar con la ruleta, ya los chicos se odiaban cada vez más; no era nada factible para nosotras, fue claramente una de las experiencias más tóxicas de toda mi adolescencia, debido a que después nos dimos cuenta de que si alguna se comprometía de verdad, fallaba toda la ecuación y terminaría en catástrofe, para nuestra suerte eso no pasó, porque todas estábamos claras de que no sucedería nada serio entre ninguno de los tres, así que si planeas hacer una ruleta (no te lo recomiendo, pero si quieres…), tienes que tener suficiente madurez y confianza en ti y en tus compañeros para de esta forma no terminar dañando ninguna de las relaciones que tienes y que vas a experimentar.

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⏰ Última actualización: Dec 20, 2020 ⏰

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