Capítulo 5

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(Advertencia: este capítulo tiene descripciones explícitas sobre violencia doméstica)

—¡Él no te quiere, Kellin! —me gritó—, ¡no como yo te quiero!

Otra patada a mi estómago y se me hacía muy difícil respirar. Me hice un ovillo en el piso de la habitación, a punto de llorar. Había recibido su abuso sin protesta alguna, pero me estaba cansando.

—¡Eres una mierda por hacer a mis espaldas! No ves cuánto me hiere —gruñó. Emociones estaban recorriendo por su voz. Más que enojo, estaba dolido. No podía creer que yo fuera lo suficientemente estúpido como para hacerle esto. Fui un idiota, pero, ¿por qué tenía que ser la justificación para este tipo de abuso? No me había lastimado así por un tiempo. Estaba herido y confuso. Pensé que las cosas estaban mejorando entre nosotros respecto al abuso físico. ¿Por qué tenía que lastimarme?

—¡Yo estaba ahí para ti cuando él no estuvo! Soy mejor que él, ¿acaso no lo ves? —gritó.

—¡Al menos él nunca me pegó! —le devolví el grito.

Fue una reacción impulsiva. No la pensé. Nunca pienso antes de actuar. Traté de sentarme. Estaba jadeando fuertemente. Mi estómago y mi pecho dolían. Mis costillas también. Pensé que iba a desmayarme aquí y ahora. Le contesté y a una parte de mí no le importaba. ¿Qué tan peor se podría poner? Alcé la mirada hacia él, mirándolo a través de lágrimas, preguntándome por qué no se ha movido. Sólo estaba mirando hacia mí.

—Te amo, Oliver. Te amo, así que, ¡¿por qué me tienes que hacer esto?! —le grité una vez más. Estaba respirando agitadamente a través de mis sollozos. Pensé que seguramente me volvería a golpear, pero no lo hizo.

—Lo siento —susurró. Las disculpas siempre venían con el tiempo pero raramente eran así de rápidas. Cayó sobre sus rodillas y trató de tocarme, pero me alejé.

—¡Aléjate de mí! —grité. No estaba pensando claramente otra vez. Las emociones estaban tomando control sobre mí.

—Kellin, para, ven para acá —dijo con una voz suave.

—¡No! ¡Te di cada parte de mí y esto es lo que haces! ¡Debería dejarte! —mi garganta me dolía por el llanto y los gritos, pero no me detuvo de decir lo que tenía en mente. Ya estaba harto de esto.

—No hables así. Dije que lo sentía —dijo desesperadamente. Vino hacia mí una vez más y tomó mi brazo. Luché para separarme de él, pero él tenía más fuerza.

—¡No te me acerques! —grité—, ¡no me toques!

—¡Kellin, para! —gritó y me acercó hacia él. Me envolvió con sus brazos, pero yo peleaba para zafarme.

—¡No quiero seguir haciendo esto! —grité como si fuera un niño haciendo un berrinche.

—Sólo estás molesto. Relájate, Kellin —susurró en mi oído—. Cálmate, por favor. Te amo.

Lloré con más fuerza y mi lucha por zafarme estaba probando ser inútil. No me dejaba ir. Todo me dolía. Por una fracción de segundo me cuestioné por qué no lo dejaba, y cuando recordé, dejé de pelear y dejé que me abrazara. Oliver era todo lo que tenía. Él era todo para mí, y con toda honestidad, podía hacer todo lo que quiera porque siempre me quedaría con él. No sabía si eso me gustaba o no. De todos modos, me rendí.

—Está bien, Kellin. Sólo no veas a Vic y esto no volverá a pasar otra vez. Lo prometo —dijo. Me volteé para verlo, para ver si lo decía en serio. No podía distinguirlo.

—¿Lo dices en serio? —logré hablar. Asintió.

—Lo digo en serio. No Vic, nada de... esto, ¿está bien? —preguntó. Lo miré mientras que las lágrimas seguían deslizándose por mis mejillas. ¿Hablaba en serio? Sonaba como que sí lo hacía. Quería tomar la oportunidad. Quería que las cosas estuvieran bien con los dos. Simplemente tenía que evitar equivocarme otra vez. Asentí lentamente y lo envolví en mis brazos en un abrazo.

Hush, Hush (Kellic) [Español]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora