Capítulo 20

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La noción de perfección podía ser tan compleja pero tan simple a la misma vez. Mi noción de perfección estaba pasando en este momento. Estaba acostado en el sofá con Vic. No le parecía importar que todo mi peso estaba sobre él. Estaba más cómodo que cómo había estado toda mi vida. Mi cabeza reposaba sobre su pecho, sintiendo cómo éste subía y bajaba con cada respiro. Era perfecto. Por la primera vez en mucho tiempo, los dos estábamos contentos y relajados en compañía del otro.

—¿Tienes idea de lo mucho que he estado esperando por esto? —pregunté.

—¿Qué es esto, exactamente? —cuestionó. Me apoyé en mis codos, mirándolo, y me encogí de hombros despreocupado.

—No sé, pero sea lo que sea, me gusta —dije. Me incliné para besarlo, pero giró su cabeza, sonriendo descaradamente.

—Deja eso —gimoteé.

Llevé mi mano a su rostro y, con gentileza, volteé su cabeza hacia mí. Lo besé, disfrutando de la sensación de hormigueo que iba directo a mi corazón. Mi ser entero se sentía calientito cerca de él. Fui de sus labios a sus mejillas, besándolas por todo lado.

—Ew, qué asco, Kellin, los gérmenes —me molestó como un niño, limpiándose las mejillas cuando me detuve.

—No seas grosero, o te voy a lamer —amenacé.

—¿Dónde? —preguntó provocativamente.

Puse mis ojos en blanco, ignorando su comentario, y luego me senté en su regazo, sentándome a horcajadas. Sostuve sus dos manos entre las mías y bajé la mirada hacia él. No creía que tuviera idea alguna de lo atractivo que era. Tenía una sonrisa como para morirse, y unos ojos de un café miel oscuro a los que podía mirar para siempre, si no fuera tan extraño hacer precisamente eso. Lo amaba tanto y sólo quería estar con él. Sólo habían unas cuántas cosas en nuestro camino.

—Entonces... tú y Leo... —empecé, y luego me arrepentí. Acababa de arruinar un momento tan perfecto.

—¿Podemos no hablar sobre esas cosas ahora? Nada de Leo, ni de Oliver. Sólo quiero estar contigo, sin el drama —dijo, y quise agradecerle. Sonreí y asentí.

—Está bien, creo que eso puede arreglarse —dije.

Me incliné hacia abajo y lo besé, otra vez. No había nada más que quisiera hacer en este momento aparte de estar cerca de él. Me aceptó el beso, sus labios moviéndose lentamente con los míos. No necesitábamos correr. Esperaba que él estuviera pensando lo mismo que yo. Lo quería, ahora. No quería un rapidín en un baño. Quería más. Tal vez estaba siendo codicioso, pero sentía que podía ser así con él.

Soltó mis manos y envolvió mi espalda con sus brazos. Deslizó sus manos debajo de mi camisa, haciéndome estremecer con su toque. De repente la noción de "lento" no me estaba cayendo muy bien. Mordió mi labio inferior burlonamente. Me reí antes de besarlo con más fuerza. Acaricié su rostro, dejando correr mis dedos por su cuello lentamente, antes de llegar a los botones de su camisa. Estaba un poco decepcionado de que no tuviera puesta una corbata hoy. Sabe lo mucho que me gusta verlo en una corbata.

Empecé a desabotonar su camisa. Sus manos estaban deambulando hacia arriba y hacia abajo por mi cuerpo. Se detuvo en mi trasero, apretándolo juguetonamente. Arqueé mi espalda, frotando mi parte inferior contra él, queriendo calentarlo con urgencia. Considerando el pequeño ruido que hizo, funcionó. Amaba lo ligero que era esto. Claro, el sexo lleno de furia era asombroso, pero esto estaba llevándonos a algo especial, algo más íntimo. Estaba empezando a sonar como una chica, pero eso es lo que él me hacía.

Vic me empujó un poco hacia atrás, nuestras narices todavía se tocaban. Ahora estaba impaciente. ¿Por qué querría parar? Estaba concentrado en sus labios mientras él hablaba.

Hush, Hush (Kellic) [Español]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora