(Advertencia: este capítulo tiene descripciones explícitas sobre violencia doméstica)
Llegué a casa más tarde, por la noche, después del trabajo. Me paré afuera del apartamento de Oliver y mío, no entrando todavía. Estaba haciendo tiempo. Atrás de esa puerta estaba una vida de la que no ya estaba seguro de querer. Mi conversación con Vic se quedó atascada en mi mente. Sus palabras guardaban una esperanza que no había tenido en mucho tiempo. Suspiré y tomé un paso hacia delante. Abrí la puerta y entré. Oliver estaba sentado en la pequeña mesa, escribiendo en su laptop. Alzó la mirada hacia mí y suspiró.
—Hey —dijo fríamente.
—Hola. ¿Cómo estuvo tu día? —pregunté para ser amable mientras que dejaba caer mi bolso al piso. Mi corazón estaba latiendo fuertemente. Constantemente me sentía inquieto cerca de él.
—Mejor que ayer —dijo. Se levantó y vino hacia mí. Además de cerrar la puerta detrás de mí, me quedé quieto. Frunció el ceño, mirándome con curiosidad.
—¿Qué pasó con el maquillaje? ¿Te lo quistaste? —preguntó de modo acusador. Mierda. Ni siquiera pensé en arreglarlo.
—Um, no. Simplemente se cayó durante el día —dije.
—¿Alguien lo vio? —preguntó.
Sacudí mi cabeza.
—No.
—¿Tratas de decirme que estuviste caminando así y nadie se dio cuenta? —preguntó. No me creía. Esto se estaba poniendo mal. Había aprendido todas las señales de cuando estaba a punto de reventar. Tenía que andar con cuidado.
—Supongo que no les importó —dije en una voz temblorosa.
—Soy al único que le importas. Recuérdalo —dijo. Se inclinó y me besó. No disfrutaba esto. Lo toleraba, pero luego de pasar mi noche fantaseando sobre salir de aquí, con más razón me di cuenta de que no me gustaba para nada. Lentamente volteé mi cabeza, pero él agarró mi rostro, y me hizo girar hacia él.
—Vamos a la habitación —dijo provocativamente. La idea me disgustó. Tenía miedo de decir no. Deseaba tener la libertad para simplemente decir no y no tener que sufrir las consecuencias. Oliver nunca se había insinuado forzosamente ante mí. Claro, me ha presionado, pero nunca me ha obligado a hacer eso. Aunque, se ha enojado cuando me he negado, por eso nunca lo hice, hasta este momento.
—Estoy un poco, um, cansado —dije con cautela. Fue a tocarme. No sabía qué estaba haciendo él, así que retrocedí un paso por instinto. Ladeó su cabeza a un lado, mirándome inquisitivamente.
—¿Asustado de mí? —cuestionó. Sí. Lo estaba. Estaba aterrado.
—¿Cómo no puedo estarlo? —pregunté. Mi pregunta fue seguida por un silencio. Ya no podía vivir así. Que Vic se enterara sobre Oliver abusando de mí fue lo que me hizo entrar en razón. Estaba harto de sentirme deprimido todo el tiempo. Estaba cansado de sentirme limitado e indefenso. La cosa que me mantuvo aquí por tanto tiempo era pensar en que no tenía más opciones. Pensé que estaba solo. Pensé que nadie me ayudaría. Solía querer ser independiente, y todavía quería serlo, pero sabía que en este momento necesitaba ayuda. La ayuda de Vic, no de Oliver. De Vic. Sus palabras todavía rondaban en mi cabeza. Dijo que merecía algo mejor y no estaba seguro de que así era, pero quería descubrirlo.
—Ya no puedo hacer esto —dije en voz baja.
—¿Qué? —me estaba mirando incrédulo, casi como si yo estuviera loco, y tal vez lo estaba. Debí haber hecho esto en un espacio público. Sin embargo, no podía esperar. Estaba tan desesperado por ser libre.
ESTÁS LEYENDO
Hush, Hush (Kellic) [Español]
Hayran KurguEsta es la secuela de The Trouble On Your Lips, así que si no lo haz leído y quieres, entonces ignora esta descripción. Kellin y Vic han estado separados por casi dos años. De la nada se reúnen en condiciones menos que convenientes. Con los dos en r...