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Han pasado probablemente dos horas desde que mi padre y Alejandro se quedaron platicando en el comedor así que en verdad estoy comenzando a preocuparme de que en realidad de que arreglaran sus problemas todo haya empeorado, pero no, tengo que ser positiva y creer que todo va a estar bien.

Me quedo unos minutos en el balcón de la habitación y regreso al interior nerviosa y doy un brinquito cuando se abre la puerta con Alejandro entrando y cerrando detrás de él.

_Te ves sin ningún rasguño.

_Estoy ebrio pero intacto señorita.

_Me alegro por eso, aunque me gustaría saber qué fue lo que hablaste con mi padre.

_Eres muy curiosa señorita.

_Así es, cariño.

Se acerca a mí y me rodea con sus brazos levantándome del suelo y caminando a la cama dejándonos caer en ella haciéndome sonreír cuando siento sus manos deslizarse bajo la falda de mi vestido de lunares.

_Creí que habías dicho que estabas ebrio.

_Lo recuerdo, pero sorpresa, también la tengo dura.

Suelto una carcajada y me rio aún más cuando cubre mi boca con su mano enorme intentándome hacer callar, es un borracho divertido, así que si se porta bien probablemente lo deje tener su mal camino conmigo.

_Le pedí perdón a tu padre, le dije que sabía que te amaba, pero que también tenía que saber que eres mi mujer así que teníamos que superar toda esta disputa absurda, también le dije que me acuesto contigo siempre que pueda.

_¡Estás loco! No puedo creer que le hayas dicho que tenemos sexo.

_Pero es la verdad, lo tenemos, dormimos juntos, tenía que advertirle para que no se le ocurriera mostrar su cara por aquí en la mañana si no quería ver mi trasero.

Sin duda me gusta la versión ebria de Alex, es más relajado y creo que se le sale todo lo que piensa ya que nunca me dice todas estas cosas.

Se levanta sonriendo y se quita la camiseta y me rio cuando se agacha para sacarse los zapatos y cae el suelo, es un hombre pesado, estoy segura de que por lo menos una persona escuchó ese golpe.

_¿Estás bien, cariño?

Se levanta de un salto y se quita el pantalón y calzoncillos quedando desnudo enfrente de mí haciéndome sonrojar.

_Ven aquí.

Niego con firmeza pero me rio cuando me toma de los tobillos y me estira hasta la orilla de la cama con las piernas abiertas, no creo haberme sentido nunca tan expuesta ante él, y la verdad es que no me incomoda mucho.

_Voy a quitar tu ropa interior, muñeca.

No es como que este pidiéndome permiso, pero es divertido que me lo diga porque a la hora de hacer eso lo hace de la forma menos atractiva que he visto; deja mi ropa interior en algún lugar fuera de mi vista y luego voltea a verme serio.

_No tengo condones.

_Entonces a dormir, Hernández, nada de bebés.

Lo veo molesto y yo solo me encojo de hombros, no voy a quedar embarazada, y menos de esta forma porque Don ebriedad está caliente, así que creo que este es un buen momento para una ducha.

_Puedo venirme afuera.

_No, estas ebrio así que ni siquiera sabes lo que dices, vamos a la ducha.

_Nuestros hijos serian hermosos.

Pateo su estómago sin fuerza y el solo sonríe volviendo a tomar mis piernas y subiéndose arriba de mí, me quita el vestido y luego el sujetador sonriendo.

_¿Acaso me estas poniendo atención?

_Solo vamos a besarnos un rato y luego vas a chupársela a tu papi.

_Eres tan delicado al pedirlo.

Nos hace dar vuelta poniéndome arriba de él y me sonrojo cuando siento su erección en mi trasero, vaya, en serio no estaba bromeando cuando dijo que la tenía dura.

_¿Quieres tomar una ducha?

_Chúpala.

_Tiene que ser más amable señor Hernández.

_Bien, ¿Podrías por favor chupar mi verga?

Suelto una carcajada y me quito de su regazo sentándome a su lado, en serio es divertido cuando en todo el día es todo serio u hombre cachondo, así que voy a disfrutar de este momento cortesía de mi padre (no puedo imaginar lo molesta que estará mi madre si él también esta ebrio).

Él toma mi mano y cuando creo que la va a poner en su miembro me derrito de ternura cuando la besa y la pone sobre su pecho, voltea a verme a los ojos y luego me da una sonrisa tímida.

_Estuve pensando, durante mi conversación con tu padre yo le dije cuáles eran mis intenciones contigo y... Verónica, te amo.

Le da un apretón a mi mano y yo lo veo seriamente, ¿Está hablando en serio? Tiene que ser porque está ebrio y excitado, ¿no? Es decir, acabamos de conocernos.

_Alex, estás cansado...

_¿Los niños y los borrachos siempre dicen la verdad, no?

Me abrazo a mí misma cubriendo mi pecho y veo hacia la pared, acaba de decirme que me ama, a pesar de todo sus juegos y que él y mi padre se odian me dijo que me ama, además, le dijo a papá que me ama, esto es muy serio, creí que hablaríamos de esto en un mes no ahora.

Me levanto de la cama en silencio y camino al baño, tomo una de las batas y me envuelvo en una para regresar con Alex que está sentado en la cama viendo hacia el balcón así que yo voy al sillón individual.

_Un "te amo" es algo muy serio.

_Lo nuestro es serio, Verónica.

Me cubro el rostro y me deslizo en el sillón quedando recostada, amor, amor es algo muy... rápido, se supone que debemos ir por pasos, ¿no?, primero me pide que sea su novia, luego vienen los te quiero y después los te amo, pero un te amo ahora es pronto... aunque... técnicamente dijo que no le importaba si quedaba embarazada.

_No espero que me digas que me amas en este momento, pero que te vayas del otro lado de la habitación no creo que sea buena señal tampoco, así que dime, Verónica, que sucede.

_¡No puedes decirme que me amas! En serio estás loco, el amor viene con el tiempo, amor es algo grande y que viene con el compromiso, el amor viene con casarse y...

_No te estoy pidiendo que nos casemos, solo te dije mis sentimientos ya que tampoco quiero que creas que soy un insensible, así que como mi novia me dijo que no puedo amarla me voy, espero que tengas una linda noche.

Se viste en tiempo record y sale de la habitación sin hacer ruido dejándome sola con mis pensamientos, no sé porque está molesto, no quiero que las cosas vayan muy rápido y luego se dé cuenta de cómo se siente en verdad y me haga daño, no de nuevo, no quiero que me pase algo así otra vez.

62 días para enamorarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora