9

26 5 0
                                    

Día 22

Camila y yo bajamos de la camioneta de sus padres y caminamos tomadas de las manos al interior de la casa donde todo se encuentra en un extraño silencio, la casa siempre está tranquila, pero en este momento es un silencio más incómodo.

_¿Qué es lo que crees que esté pasando?

_Probablemente mis padres estén en su habitación, aunque tampoco es como que quiera pensar mucho en eso.

Caminamos hacia la cocina en silencio y cuando entramos el ambiente cambia por completo, los señores Hernández están sentados de frente hacia nosotros con dos personas sentadas, dos personas a las que conozco muy bien, dos personas a las que absolutamente no les caigo bien.

_¿Abuelos?

Sip, y aunque suene increíble, a ellos tampoco les agrada Camila; siempre han dicho abiertamente que hubieran preferido que ella hubiera sido un chico para manejar el negocio de su padre, aunque es por eso por lo que ella tiene una carrera universitaria, ella dice que no necesita casarse con un hombre poderoso para sobresalir, y ella tiene toda la razón, ella es probablemente una de las personas más inteligentes que he conocido, me atrevería a decir que incluso un poco más vivaz que su padre.

Ellos voltean hacia nosotras y de inmediato cambian sus expresiones, si, de estar con su hijo mayor y ser todo padres orgullosos, ahora son unos abuelos muy críticos y algo molestos.

_Bueno, alguien necesita un poco de decencia a la hora de usar faldas.

Volteo a ver a Camila y puedo notar lo molesta que esta, es un nuevo record, antes por lo menos la saludaban y luego hablaban de cómo se vestía.

_Bueno, abuela, te recuerdo muy amablemente que no están muy de moda las faldas debajo de las rodillas que digamos.

Ella hace una expresión de sorpresa y el señor Hernández intenta ocultar una sonrisa, él siempre me ha confundido, nunca dice nada cuando su madre le dice cosas a su única hija, pero, él es el fan número uno de Camila a la hora de sus comentarios.

_No puedo creer que sigas tan insolente, la universidad no te sirvió de nada.

Auch, y yo no puedo creer que ella le hable así a su única nieta, ella sin duda es una bruja incomoda, además de que tiene toda la capacidad de chuparte la felicidad y no dudo un segundo que también la juventud.

Cuando la señora Hernández va a decir algo escuchamos la puerta principal abrirse y luego pasos por el pasillo hacia donde estamos, bueno, ¿ahora a quien esperamos? Esto se está poniendo cada vez más interesante.

_¡Espero que no me hayan extrañado porque ya llegue!

Alejandro entra sonriente a la cocina pero se detiene en seco cuando ve a sus padres aquí, si, bienvenido al club, ninguno de nosotros sabemos que hacen estas personas tan agradables aquí, nótese el sarcasmo.

_No me dijeron que iban a venir.

_No sabía que necesitábamos permiso para venir a esta casa.

_ Aja, es por eso que es Mi casa.

Ve alrededor de la cocina con una mueca de disgusto y me sonrojo un poco cuando detiene su recorrido en mi sonriéndome y levantando un poco las flores que tiene en sus manos, cierto, no he recibido mis flores diarias y a este extremadamente romántico hombre no se le puede olvidar.

Hace un indicio de caminar hacia mí pero niego de inmediato, estas personas ya creen que soy amiga de Camila por su dinero, ahora que se enteren que me he liado con su hijo empeoraría las cosas.

_Bueno, no es por ser grosero, ¿hasta cuándo van a estar aquí? Voy a salir de viaje de nuevo en unos días así que no puedo darles la atención que necesitan y mi hermano y cuñada están en una Luna de Miel muy empalagosa.

_Eso es muy grosero de tu parte cariño, planeaba que nos quedáramos unos cuantos días, por supuesto que si crees que somos un estorbo podemos irnos ahora mismo.

Por favor, por las reacciones de todos, incluyendo la mía, estoy segura de que nos harían un favor a todos sacando sus traseros incomodos y groseros de aquí.

_Bien, les daré una habitación, pero necesito subir unas cosas, Cami, Verónica, vengan.

Como las personas obedientes que somos, Cami y yo caminamos detrás de el por el pasillo en silencio, entramos a su oficina y el cierra la puerta frotando su nuca y luego viéndome sonriendo.

_Señorita.

_¡Oh venga chicos! Alex, ya la has dejado sin caminar, solo bésala.

Golpeo su brazo y Alex niega sonriendo para acercarse a donde estoy abrazándome con fuerza besando mi frente y luego susurrando en mi oído:

_¿Es en serio lo que dice?

Volteo a ver a Camila y ella me sonríe, se supone que iba a ser un secreto de las dos, no quería que él se sintiera mal por eso o que no quiera acercarse de nuevo, porque sí que estaría molesta.

_No fue tanto como suena.

Sí que lo fue, pero una pequeña mentira no hace daño, además ya no duele.

_Bien, entonces voy a besarte, cariño.

62 días para enamorarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora