Usó el ascensor para dirigirse al primer nivel, ya que quería inspeccionar desde el primero hasta el último de los lugares. El primer piso era su mayor asombro. En la entrada había tres recepcionistas encargadas de ver quiénes eran las personas que entraran y salieran, además, había puertas que sólo se activaban mostrando el carnet en un pequeño dispositivo. Luego de un largo pasillo había una puerta con acceso a una cafetería gigante con distintos tipos de sofás, mesas, hojas de colores, plumones, resaltadores, todo era "¡Papelería!" Pensó emocionada, ya que ella amaba la papelería con todas sus fuerzas porque la ayudaban a poder despejar la mente, se creativa o tener solo un montón de estos productos en su casa sin usar, solo para coleccionar. Siguiendo su recorrido, notó que había otra puerta con acceso a una sala de juegos, tenía mesa de billar, futbol de mesa, máquinas de café, mesas de pin pon ¿Con quién podría venir aquí? Pensaba deprimida, bien sabía que nunca podría ir ahí por su agotador trabajo. Del piso dos al piso ocho estaban todas las oficinas, salas de conferencia, de reuniones, imprentas y bibliotecas. Fantaseaba como una tonta soñando en algún momento poder atender a algún cliente en alguna de esas salas o poder tener una reunión para ayudar, era lo que más quería.
Mientras caminaba pensaba en la suerte que tenía. Recordaba el día en que llamó a sus padres para decirles que ya no era necesario que le mandaran la mensualidad completa de la universidad, eso los dejó muy intrigados y con curiosidad. De forma breve, les comentó que había obtenido un puesto de trabajo cerca de casa en donde pagaban muy bien y que estaba trabajando con el mismo socio de la empresa. Ellos pensaron que era una oportunidad de oro para su hija, sin embargo, Sabina no entro en otros detalles, sería para preocuparlos innecesariamente. Aunque sabía que sus padres se sentían orgullosos porque su hija estaba trabajando con alguien importante, para la castaña, lo que más le llenaba de orgullo era saber que estaba en uno de los mejores estudios del país, en donde podría aprender y así poder ayudar a las personas. Ese era su sueño, ayudar a los demás, defenderlos, demostrar la inocencia del inocente, solucionar sus problemas y que puedan tener una vida feliz. Si no podía apoyar como una médica sería como una abogada.
Estaba subiendo por el ascensor hasta que se percató de que en el piso ocho había una conexión adicional con otro piso, le parecía muy extraño que aquel nivel no estuviera señalado en el ascensor. Abrumada por la curiosidad, subió las escaleras para luego quedar fascinada con lo que sus ojos veían. Era un amplio lugar, sin techo, con un jardín que cubría toda el área, distintos sofás, y una mesa de billar, sombrillas y una zona para comer. Era un lugar hermoso, amaba el ambiente libre de trabajo y tan puro, puro por el aire limpio, sin duda sabía que ese lugar sería su zona de almuerzo en sus pocos tiempos libres. Estaba impaciente por investigar más sobre aquel sitio, pero fue mayor su sorpresa al notar que había un chico tirado en el jardín, estaba durmiendo. Se acercó un poco y fue sorprendida al ver como el chico notó rápidamente la presencia de Sabina.
- ¡Disculpa, no quería asustarte! – se levantó preocupado – me sorprendió ver a alguien aquí arriba, casi nadie sube a este piso – se acercó a ella - ¿Trabajas aquí? – tenía una linda sonrisa
- Perdona, no sabía que no se podía subir...
- No, no, para nada, no es eso, solo que aquí todo el mundo pierde la cabeza por el trabajo y no se dan tiempo de relajarse... – comenzó a reírse
- Bueno, supongo que yo sí puedo hacerlo – dijo riendo Sabina - ¿Trabajas aquí?
- Lo mismo te pregunte a ti – dijo sonriendo aún más
- Sí trabajo aquí, soy... ¿Asistente? Del señor Diego
- ¿De Diego? – la miró sorprendido – pobrecita...
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La casualidad de querer quererte
Romance¿Era un encuentro casual o una mera coincidencia? Tal vez sería un capricho del destino o solo una acción en cadena imposible de detener. Ni ella misma lo sabía, pero sí entendía que, de ser así, el destino es lo más complicado de entender y perdona...