Entre los inuit de Alaska y el norte de Canadá, se cuentan leyendas sobre unas criaturas que viven y cazan en el mar. Se trata de los Qalupalik, unos seres que habitan en las frías aguas del Ártico. Se dice que tienen apariencia humana, aunque con muchos rasgos de su vida acuática. Han sido descritos como humanoides con pelo largo semejante a algas, piel verde, aletas en la cabeza o la espalda y las extremidades, y manos y pies palmeados. En sus manos, hay garras largas y afiladas que le ayudan a capturar y destripar a su presa. La descripción de esta criatura se asemeja a la de la mayoría de los críptidos humanoides-acuáticos y seres de la mitología de todo el mundo.
Según la leyenda, el Qalupalik emite un zumbido etéreo, diferente al de cualquier otra criatura. Este sonido, sirve como una advertencia para alejarse del océano y regresar a un lugar seguro. Se dice que aquellos que ignoren su espeluznante llamada de caza, serán arrastrados al agua y destrozados por sus garras mortales.
El Qalupalik, lleva en su espalda una bolsa grande llamada amautik, un accesorio tradicional para los padres inuit, que les permite llevar a sus hijos sobre sus espaldas. Esta criatura, usa esta "bolsa" por razones similares, aunque mucho más nefastas, como ya se podría haber adivinado. Se dice que, de todas las presas potenciales, el Qalupalik prefiere cazar niños, especialmente a aquellos que no han escuchado las palabras de advertencia de sus padres, y se han acercado solos al agua.
La mayoría de las historias cuentan que estos niños secuestrados, son rápidamente comidos por el Qalupalik. Otros relatos, hablan de una guarida escondida bajo el mar, donde la criatura lleva a sus víctimas. Allí las mantiene en un estado dócil, y drena la energía o fuerza vital de los niños hasta agotarla, por lo que el niño, muere. A medida que pasa el tiempo, y consume más energía juvenil, el Qalupalik se vuelve más joven, más fuerte y hermoso. A través de este "ritual", puede regenerarse continuamente y, al hacerlo, mantener un estado de inmortalidad o juventud eterna.
Lo más probable es que el propósito para la creación de este "monstruo" sea, como en muchas otras culturas alrededor del mundo, advertir a los niños del peligro, en este caso, del riesgo que supone deambular solos por el inhóspito norte helado, o descuidarse mientras se está cerca del océano, dados los peligros que ya representa la zona del Ártico en sí misma, como animales salvajes, acantilados y rocas afiladas, u olas repentinas.
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