Eclipse

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Pasaron dos semanas completas sin saber detalle alguno del paradero de Jean, en la oficina los rumores iniciaban y en cada uno de ellos la protagonista de una fatídica historia era Mikasa.

-Si dejas que las habladurías de los demás te contagien, te enfermaras-Levi notaba la fragilidad de su empleada.

Siempre la vio como una mujer fuerte, una persona que desafiaba los limites con el silencio de su voz... ahora, miraba a Mikasa como un ser frágil, especialmente al escuchar los rumores que dentro de la oficina se generaban.

-¡PONGAN ATENCIÓN!-Decidió interferir al fin-¡DETESTO LOS CHISMES DENTRO Y FUERA DE LAS OFICINA! ¡DEJEN DE INFUNDIR RUMORES FALSOS!

Una orden no bastaría para que las cosas se solucionaran, los trabajadores estaban intranquilos. Las palabras que entre dientes se quedaban guardadas, las risillas, las miradas enfocadas hacia Mikasa y ella tratando de entender lo que pasaba.

-¡HISTORIA, CHRISTA! ¡LAS QUIERO EN MI OFICINA!-Las rubias se tensaron.

No imaginaban lo que estaba por ocurrir. Mikasa seguía sumida en el trabajo, prefería hacer algo para llenar su cabeza porque ya su corazón estaba tan lastimado pues Jean no respondía ni una llamada... ¿Todo fue mentira?

Ese día, las gemelas Reiss salieron con la cabeza baja y sus cosas dentro de una caja ya que fueron despedidas por injurias contra una de sus compañeras de trabajo. El resto no dijo nada, nadie interfirió... conocían a su jefe y sabían bien que era una decisión bien tomada porque el animo era malo desde que ellas estaban ahí.

Aunque era un poco tarde, al fin tenia un motivo justificado para deshacerse de esas dos.

-Blue-Mikasa de nuevo estaba junto a su amigo felino, ronroneaba aquel gato en los brazos de su dueña, tratando de calmar la soledad que yacía en el interior de Mikasa.

Las sombrías ojeras bajo esos bellos ojos que iluminaban días atrás su vivienda, aquella humedad recorriendo las mejillas de Mikasa y Blue lamiendo cada gota salina con su áspera lengua que, si bien era algo molesta, en esos momentos llenaba el vacío que estaba dentro de Mikasa.

-¿Hice algo mal?-Se cuestionaba estado sobre la cama-¿Será que Jean solo estaba jugando con mis sentimientos?

-Meow-Blue recostado sobre el estómago de su dueña.

Sus ojos mirándola fijamente sin tener idea de lo que decía, desconocía el lenguaje humano, pero si entendía las emociones que en los ojos de Mikasa se mostraban y no eran buenas.

-No debo llorar... no debería llorar, pero... es imposible no hacerlo... se robo mi corazón y no fue capaz de regresármelo...-Mikasa de nuevo lloraba con tantas ganas.

Aquel lastimero llanto dejaba de manifiesto lo que por dentro tanto deseaba suprimir... el dolor de perder a su amado, de no saber dónde estaba. Si era una ilusión nefasta, deseaba que se rompiera pronto y si se trataba de una pesadilla quería despertar ya para poder seguir adelante.

-Hola, soy Sasha y desde hoy seré tu compañera-Dos días después, en el bufete estaba una carismática chica de cabellera castaña corta cuyos ojos marrones reflejaban tanta pureza-Espero que nos llevemos bien.

-Soy Mikasa-La energía de Sasha era increíble, sus habilidades para socializar con los demás eran muy buenas y, sobre todo, destacaba mucho que sobre su escritorio siempre estaban diferentes golosinas, bolsas con frituras y latas de refrescos, pero eso no dejaba de lado lo eficiente que era en su trabajo.

Le dieron la bienvenida esa semana, una fiesta donde la comida fue lo que más iluminó los ojos de Sasha. Aquella nueva secretaria se hizo amiga de Mikasa, aunque ella no lo deseaba, la seguía a todas partes y compartía su comida con ella de tal modo que a Mikasa no le quedaba tiempo para pensar en Jean.

Titánica mujerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora