Tu recuerdo me lastima

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Jean estaba en su hogar. Las luces permanecían apagadas dentro de su vivienda, sentado en el sofá de tres piezas dejaba que más de un suspiro saliera de sus labios.

-Cada vez es más difícil vivir-El alcohol extra hacía efecto en su sistema.

El sonido de las sirenas en la calle principal lo alteraba demasiado, trayendo a su mente malos momentos de su vida.

No era una persona vieja, tampoco se consideraba un jovencito, pero si rondaba los 30 años y era un excelente cocinero o eso es lo que decía su anterior pareja.

-Son cinco años los que he estado sin ti... no entiendo por qué aún me duele recordarte...-Sintiéndose solitario.

Jean cubrió su rostro con el dorso de su brazo derecho, le dolía mucho recordar la intensa agonía de su anterior pareja.

-Si estoy aquí es porque te lo prometí, pero hay días que son tan nublados que no puedo soportar esta oscuridad que me consume por dentro-Recordaba el rostro de su gran amor.

Dolía mucho ver aquellos ojos que lentamente se apagaron, las manos fuertes que muchas veces tomo, perdiendo la vitalidad y ese rostro pálido pese a ser de tez morena.

Deseaba retroceder en el tiempo, ir hasta ese sitio donde paso los últimos instantes junto a su ser amado.

-Éramos jóvenes y deseamos comernos el mundo... el mundo nos termino comiendo-Aflojo la corbata que usaba.

Parsimoniosamente caminó hasta su habitación donde se quedo observando la fotografía que sobre una repisa estaba. Abrazado por su más grande amor, tomo aquella imagen y deslizo las yemas de sus dedos por aquel marco.

-Ten dulces sueños, mi Cielo-Una sonrisa rota dibujada en su rostro.

Jean se quitó la ropa que llevaba puesta, fue hasta el baño para asearse y, antes de dormir, tomo dos sedantes muy fuertes pues solo de ese modo conciliaba el sueño.

-¡CARIÑO!-En tanto, Levi llegaba a su hogar donde era recibido por los amorosos brazos de su esposo.

-¡Tsk! Mocoso, deja de tirarme al suelo cada vez que llego a casa-Eren sobre él cual si fuera un gran perro danés.

-Lo siento, es que no puedo soportar estar todo el día sin mi ración de ti-Un beso en los labios de Levi, otro más en la frente y otro en cada mejilla-¿Cómo te fue?

-Primero quítate de encima mío-Eren se hizo a un lado, levantándose para dar la mano a su esposito-No somos niños, Eren. Con estas muestras de amor tan radicales uno de estos días terminare en el quiropráctico.

-El amor duele, Levi-Aquel suspiro-Preparé un poco de lasaña y algo de vino tinto ¿Quieres cenar?

-Mi Mocoso idiota, ¿Se te olvido lo que te dije en la mañana?-Eren se quedó pensando mucho, colocando las manos sobre sus labios y viéndolo con horror.

-¡Te dio dolor de estómago porque me vine dentro de ti!-Una venita se hincho en la frente de Levi, tomando su maletín y lanzándolo a Eren el cual cayó al suelo.

-¡IDIOTA! ¡ESO NO ES LO QUE TE DIJE, ANIMAL!-Furioso, Levi se fue hasta la recámara.

Eren rápidamente se puso de pie, yendo tras su amado importándole poco que su frente estaba lastimada.

-Cariño, no te molestes conmigo. Soy algo olvidadizo y si no es eso ¿Qué fue lo que me dijiste?-Asemejaba aquel adulto de 1.85 a un gran perro en busca de su amo para conciliarse con él.

-Llegó un nuevo secretario y fuimos a un restaurante para darle la bienvenida, por eso no tengo hambre-Eren con un hilillo de sangre resbalando en la frente-Ven aquí.

Titánica mujerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora