Objeto de placer

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[Advertencia: escenas de violación]



Acababa de recibir tanto afecto que la alegría no cabía dentro del corazón de Mikasa al saber que su amor era correspondido. Un beso en el dorso de su mano tras ser llevada de regreso a su hogar donde sonriente fue hasta Blue, cargándolo de imprevisto.

-¡Soy tan feliz!-Luciendo aún esa bella horquilla y con el collar guardado en su cajita-Blue, Jean se me acaba de confesar así de la nada y yo... ¡Soy la mujer más feliz del mundo entero!

El ronroneo de su gato, la serenidad de esa noche y el sonido de las dulces palabras de Jean tras aceptar ser su novia. Las cosas más sencillas de la vida eran las que valoraba más aquella mujer cuyo rostro reflejaba tanta pasión en ese preciso instante.

-Debo prepárame-Dejando de lado a Blue.

Mikasa fue hasta el baño, ahí tomo algunas lociones que guardaba y se relajo al verterlas en la tina que tenía.

Apreciaba mucho los recuerdos creados ese día. En su mente estaban frescas cada una de las sensaciones y se dejo envolver por el calor que su corazón emanaba al saberse amado.

Un hombre como Jean era difícil de encontrar; apuesto, caballeroso y con una plática buena...

-Cierto, olvide por un momento ese detalle-A su mente repentinamente llegaron las cosas que en días la estaban atormentando y todas ellas rondaban en torno a Jean.

La emoción del momento al saber que ahora podía presumir a Jean como su novio, fueron dejadas de lado.

-Pero ya no estas solo, te voy a ayudar en todo lo que pueda y hasta en lo que no-Decidida, aquella mujer enamorada era poderosa.

Marcaba el reloj las 11:50 pm, Mikasa se cuestionaba por qué su cita había concluido a temprana hora, pero no deseaba ser una chica pesada que se la pasa tras su novio.

-Mañana será otro día. Es hora de ir a dormir porque así le gano al tiempo-Cuidadosa dejó sobre el tocador aquella horquilla junto con su collar-Buenas noches, mi dulce caballero.

Un mensaje enviado a su novio, uno que no era leído aún y ella deseo una buena noche para su pareja.

Aún no compartían su primer beso juntos, solo se tomaron de las manos y, pese a ello, Mikasa estaba toda sonrojada de solo pensar en que las sonrisas de Jean eran todas y cada una para ella.

-No puedes negar que te di tiempo de sobra para hacer tu vida como lo deseabas-Al mismo tiempo, pero en otra parte de la Gran Manzana, Jean se reunía con Bertholdt Fubar.

Aquel hombre lucía peligroso, tenía en su rostro dos cicatrices: una en la mejilla derecha y otra en la frente, claras muestras de una pelea donde no había salido del todo bien librado.

-Adelante, prepare todo esto para que te sirvas-No estaba solo, con él se hallaban cuatro guardias bien armados.

-...-Jean tomo aquellas palabras como una orden.

Fue hasta la mesa y se sirvió un poco de té junto con unos macarrones, tomando asiento frente aquel hombre.

-Te quiero de regreso-Las palabras salieron de los labios de Bertholdt, tan sencillas como el humo de aquel puro que fumaba-Me haces falta.

-Una persona de bajo perfil como yo, no es tan valiosa para su organización... Señor Fubar-Aquel con un ademán ordeno que lo dejaran a solas con Jean.

-Una persona de bajo perfil como tú es perfecto para mis planes-Un dolor de cabeza tremendo era el que experimentaba Jean-¿Te es familiar?

Deslizando sobre la mesa una carpeta, Jean dejó de lado la taza con el té y prestó atención en lo que estaba dentro.

Titánica mujerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora