Si vas a escuchar todo lo que dicen, no les creas...

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Daniel

Después de saludarla, ella me dice que entre, desde la entrada veo que su casa es increíblemente grande, es linda y le entra mucha luz; al entrar veo a una mujer bajar las escaleras, es idéntica a Elizabeth.

–Supongo que tú eres Daniel –dice la mujer con una gran sonrisa.

–Sí señora –le sonrío acercándome a ella.

–Mi hija me ha contado muchas cosas sobre ti –me saluda de beso en el cachete.

–Es un placer conocerla señora Cortez –le digo con una sonrisa.

–El placer es mío, ya quería conocer el chico del cual Eli me ha dicho muchas cosas buenas.

–Bueno madre, estaremos en mi cuarto estudiando –interrumpe Eli –me llamas si necesitas algo.

–Tu padre llegará para la cena –dice su madre mientras nosotros subimos las escaleras.

–Bueno señora –dice Eli.

El segundo piso es hermoso, hay muchas puertas y cada lugar esta decorado o con flores o con cuadros hermosos.

–Ponte cómodo Dani, te traeré algo de beber –me dice ella apenas entramos a su cuarto.

–Gracias –le sonrío.

Su cuarto es muy lindo, es como dos veces mi cuarto, está todo organizado, la paleta de colores está bien distribuida: blanco, gris y azul mármol. Tiene ventanas grandes, así que le entra mucha luz natural, tiene una mini biblioteca al lado de su cama y eso fue lo que primero llamó mi atención, coloco mi mochila en un asiento que está cerca de la cama y me dirijo a ella, tiene demasiados libros.

–Te traje limonada –dice Eli al entrar.

–¿Te has leído todos estos libros? –le pregunto sin mirarle.

–Sí –se acerca a mí con la limonada y me la da –pero no te asombres, he leído desde los diez años, por eso hay tantos.

–Yo leo desde los ocho –le digo mirándole –pero no creo que haya leído tantos como tu.

–Bueno –dice mientras se sienta en su cama –amo leer ¿qué te puedo decir? –sonríe.

–Está muy rica –digo después de tomar un sorbo.

–La hizo mi mamá –me siento a su lado –a ella le gusta mucho la comida natural.

–Por eso es que comes solo ensalada en la U –dedujo. 

–Exacto, además, desde pequeña me han acostumbrado a comer comida hecha en casa, si como algo con mucho colorante o químicos, me caerá mal, porque mi sistema digestivo no está acostumbrado a comidas muy fuertes.

–¿Así que no comes pizza o tomas soda?

–No, y si lo hago, tendría que ser por algo especial –me quedo mirándola –bueno saca tu libreta.

–Oh, sí claro –coloco la limonada en una mesita que está cerca de su cama, agarro mi mochila, saco mi libreta y un lápiz, ella agarra las dos cosas y comienza a escribir prácticas –Eli ¿te puedo preguntar algo?

–Claro –dice sin quitar la mirada del cuaderno.

–¿Puedo saber que pasó entre tu y Mónica? –ella pone la mirada en el piso y deja de escribir.

–¿Por qué? ¿Ella te contó algo?

–No, bueno sí, pero no –ella me mira confundida –es que ayer me estaba contando algo, te mencioné y se enojó, comenzó a decir cosas como "ella te puede lastimar" "cuidado con ella" y hoy me invitó a comer helado, pero le dije que ya tenía planes contigo y se puso seria –ella quita la mirada –no tienes que contarme si no quieres Eli –ella guarda silencio por cinco segundo y después suelta.

Mientras la miro (Entre miradas I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora