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La ceremonia sólo fue entre ellas dos, no había nadie que esté ahí más que su amor puro y leal. Un cura local se encargó de unirlas frente a Dios y aunque se negó al principio, no pudo oponerse a la jugosa cantidad que le ofrecía Momo.

Una vez que la ceremonia terminó, ambas chicas se dirigieron al campo de árboles situado a las afueras de la ciudad, exactamente a unos 40 minutos de su casa.

- Es un día muy bonito, tal vez deberíamos de almorzar.- Dijo Dahyun, quien con una sonrisa llevaba la mano de su ahora esposa por lo lares.

- Espera... ¿No te molesta que nuestra boda sea así de solitaria?.- Las inseguridades de Momo aparecieron pero Dahyun tan solo la besó.

- Solo quería que estés tú, además no hay nadie que sea muy cercano a nosotros y pues, fue muy bonito.- La joven blanca solo se ocultó en el pecho de Momo y dejó un suspiro.

Momo comprendió que la soledad no es curada por un montón de personas, solo hacia falta una persona que cambiará tu vida.

- Te amo Dahyun.

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