CAPÍTULO 27.

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Después de media hora o más acabó la prueba de sonido. Primero vino Jesús sorprendido.

Jesús: Fea, ¿qué haces aquí? -dice dándome un abrazo de los suyos.

___: No me iba a perder una noche tan especial como esta ¿no?

Después de estar chafardeando con él, aparece Dani, aunque no parece estar tan alegre.

Me saluda desde lejos, y se acerca.

Dani: ¿Qué haces aquí?

___: Oye, tengo que darte una explicación.

Dani: No tienes porqué. Te entiendo.

___: No, no me entiendes. No sabes lo que es tener un novio famoso. Que me pidan fotos, que me insulten por ask, instagram y todas mis otras redes sociales. Es un horror.

Dani: Pero es cuestión de tiempo.

___: A más, pronto encontrarás a otra más guapa que yo y me dejarás.

Dani: No, jamás. Te quiero.

___: No sé porqué. no encuentro el motivo. Pero hay algo o alguien que hace que no pueda creerte.

Sin responder, baja la cabeza y se va cabreado. Rebota todo lo que encuentra por el camino, y con un portazo se encierra en su camerino, o como se llame.

Jesús: ¿Qué a pasado? ¿Lo habéis dejado?

___: Creo que sí, supongo. Es que hay algo que hace que no pueda creerlo. Sé que me quiere, pero no lo suficiente como para arriesgarme, y soportar todo esto. ¿Entiendes?

Jesús: Ya, pero te digo yo que te quiere. Te prefiere antes que a la musaka y eso es decir mucho. -dice intentando sacarme una sonrisa.

Al fin sonrío, aunque es una sonrisa forzada. Porqué en realidad estoy destrozada. No a sido muy buena idea venir.

Laia no sé donde debe estar, aunque bueno, ya sabe valerse por si misma.

En una salita que encuentro dando vueltas por allí hay un sofá, y una pantallita apagada. Como no hay nadie entro y me siento, necesito descansar. Necesito estar sola, cerrar los ojos, y olvidarme de todo.

La música me despierta, ya a empezado el concierto, o eso parece. Suena "Prefiero decírtelo así", y miles de gritos hacen que mis oídos estén apunto de explotar.

Eva: Mi niña, sé lo que a sucedido. Pero creo que tendrías ir, aunque sea a apoyarlos a lo lejos.

Después de haber dicho eso, se va. Me a convencido, no he venido para encerrarme en una sala, si no para apoyarlos.

Dejo todo como estaba, coloca el cojín en el lado derecho, y salgo. Me guío por el sonido, y al fin, encuentro el escenario.

No me olvides.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora