No me olvides.

CAPÍTULO 26.

Llegó el día. Esta tarde es el concierto. Y no estoy lista, no sé que decirle a Dani, ni como actuar. Se suponía que era una sorpresa para ellos. Pero Laia no a aguantado y se lo a contado a Jesús, y Jesús a Dani.

Mi madre a hablado con Eva y lo tienen todo planeado. Dos horas antes del concierto iré para allá. Me meterán por una puerta trasera donde me estará esperando Eva y Juan Carlos y les veré hacer "la prueba de sonido". Después, tendremos como una hora para hablar, y empezará el concierto general, donde yo estaré una parte dentro, y otra, quizás, con sus padres en un lado del público.

Poco a poco se acerca la hora de irse. Nos iremos a las cuatro, ya que a las cinco y media, o séis, tendría que estar allí.

Me arreglo, intento ponerme lo más guapa posible, por si me piden fotos, no por otra cosa. Intentaré sonreír-les a todas, pero al agobiarme, si respondo mal o miro mal, no será mi problema.

Ni siquiera como, los nervios me han quitado el apetito por completo.

Mamá, una vez más, me advierte de que tenga cuidado, y que sobretodo, me comporte y me lo pase bien.

Al concierto nos lleva la madre de Laia, porqué así no reconocen mi coche. Ya que desde que salgo con Dani, bueno, salía, se saben donde vivo, mi coche, donde estudio y muchos más datos de mi vida que no sé de donde los han sacado.

Las calles están cortadas, pero no por policías, si no por Gemeliers que hay saltando, gritando, y llorando. Desde el coche podíamos observar que cada vez que pasaba un coche, gritaban como locas, pensando que eran los gemelos. Y eso es lo que ocurrió con nosotros. Aunque tuvimos la ventaja de que ellas, las fans, sabían que ellos llegaban en una furgoneta, lo que hizo que no todas vinieran hacia el coche. "Eres más famosa que la Esteban", soltó la madre de Laia. Y bueno, en parte no miente, desde que todo esto es real mi vida no es la misma. Y la de los gemelos aún menos. 

Aparcamos en un parking que estaba lleno, pero no más que los demás. Poco a poco avanzábamos, y algunas chicas nos iban parando, sobretodo a mi, para echarme alguna foto con ellas.

Estúbimos como veinte minutos intentando distraerlas, cuando una voz de fondo nos llamaba. Era Juan Carlos, el hermano, que nos indicaba por donde entrar. Una vez dentro nos empezamos a abrazar con todos, hablar y todo lo común, aunque por sorpresa, Jesús y Dani no estaban.

Eva: Tus amigos están apunto de salir. 

Se empieza a oír música.

Eva: Nada. Acaban de salir, es la prueba de sonido. Acércate si te apetece.

Me acerqué, y desde la cortinilla podía verles. Aunque no podía asomarme, ya que no quería que el público que había, me viese. Aunque Jesús, sí que me vio. De reojo, pero me vio.