CAPÍTULO DIECISIETE.

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Me giro y es Ángela, la creída del instituto. Se cree la mejor sólo por tener a la mitad de los chicos detrás de ella.

___: ¿Perdona?

X: Perdonada. -dice entre risas.

Antes de que me dé tiempo a responderle se va, sin dejarme hablar. No le doy importancia a lo sucedido, así que decido no contárselo a Jesús y Dani, no sea que se líe.

Sigo pensando en esa gran sorpresa que me va a dar Laia. Dani sale primero, enseñándome un donut me dice si quiero probarlo. Le respondo que sí y me lo da como en las películas. Me lo da el mismo, al estilo bonito. Se ve que se me había quedado un poco de azúcar que llevaba el donut al lado de la boca. Dani se acerca y con el pulgar me lo quita suavemente, sonríe y se me acerca a dos centímetros de mi boca. Cuando solo quedaban milímetros para besarnos aparece Jesús.

J: ¿Vamos o qué?

Los dos asentimos con la cabeza y ponemos rumbo al instituto.

-Después de comer, ya en casa.-

Mi madre aún no a llegado. Recibo un mensaje de Laia que dice así:

L: Tonta ¿quieres saber la sorpresa?

___: Siiiiiii

L: Pues pronto llegará el cartero, sal fuera a esperarlo.

¿El cartero? ¿Me habrá mandado un paquete? ¿O quizás una carta? Fuera lo que fuera salí fuera a esperarlo impaciente. Como estaba con el móvil no me dí cuenta de quien era, pero con las manos me tapó los ojos.

X: ¿Quien soy?

Por la voz me pareció Laia, pero no lo dije por si me tomaban por loca. Aparte sus manos y sí, era ella. Nos abracemos con lágrimas en los ojos. No podía creerme que fuera ella. Hacía meses que no la veía en persona. Y creas o no, a una hermana sea de sangre o no se la necesita día a día a tu lado.

L: ¿Te lo esperabas?

___: Para nada. Que ilusión. ¡Te quiero fea!

L: ¡Yo más mierda!

Nos abrazamos. La invito a pasar a casa y nos pasamos toda la tarde hablando.

___: Y entonces, ¿qué día te vas?

L: No lo sé.

___: ¿Cómo? ¿Dónde dormís?

L: Unas calles más para abajo.

___: ¿Allí hay un hotel?

L: No.

___: ¿Entonces?

L: Que nos mudamos aquí. -dice gritándolo a la vez que sonriendo.

No os imagináis mi cara al oír aquello. No podía decir nada. Sólo caían lagrimas por mi rostro como una niña chica.

No me olvides.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora