Capítulo 18: Una muerte lenta y sofocante

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Sentí cómo bajaba por una especie de tobogán, sin embargo, la sensación no era placentera ni divertida, pues hacía frío, estaba húmedo y la superficie áspera me provocaban náuseas. Además, el asqueroso olor invadía todos mis sentidos.

Aterricé abruptamente en un líquido extraño que me llegaba hasta los tobillos, definitivamente estaba en la situación más asquerosa de mi vida. Actúe rápido: saqué nuevamente la poción de Lucy y dejé caer unas gotas en las yemas de mis dedos para esparcirlas en la entrada de mi nariz y así reducir el fétido aroma. Afortunadamente, el plan funcionó y las náuseas desaparecieron.
Miré alrededor, parecía una cueva, la luz era escasa y había un eco tremendo.

-¡SUSAN!- Grité desesperadamente mientras saltaba intentando alcanzar una salida-¡GEORGE!

Las paredes rojizas y babosas me impedían trepar más allá de dos metros, cuando dejé de intentar buscar una salida, me percaté de que aquel líquido subía lentamente. Mi desesperación incrementó. Las lágrimas escaparon de mis ojos y se perdían en mi rostro, no podía salir. Un par de segundos pasaron para que me decidiera a buscar un Encantamiento que me ayudara a salir de ahí hasta que una voz femenina me interrumpió:

-No tiene caso- habló Sarah detrás mío.

-¿Sarah?

-La magia que pretendes usar no sirve en este lugar.- continuó.-Escapar es inútil, las paredes no cederán aunque intentes desgarrarlas...

-¿Cómo sabes eso?-pregunté confundida. Había pensado en intentar desgarrar las paredes con las espadas pero por lo visto, Sarah me leyó la mente antes de ejecutar el plan.

No respondió, se quedó mirando con un semblante triste.

-Estuviste en la misma situación que yo, ¿Cierto?- supuse luego de tal actitud.

-Fue hace mucho tiempo- confesó con la voz quebrada.- yo, vine encubierta a una excursión en el mismo barco que mi padre. Ya había escuchado acerca de personas que hacían lo mismo y salían librados de los conflictos, pero en aquella ocasión todo se complicó: Mi padre acompañó al Rey Caspian X a uno de sus tantos viajes en la búsqueda de su hijo desaparecido, el plan principal no era llegar hasta estas tierras pero una tormenta nos arrastró hasta estas costas y consecuentemente Caspian quiso buscar a su hijo por estos rumbos.
Ellos habían preferido evitar la excursión por aquí debido a que desde la última vez que Caspian, el Rey Peter y usted vinieron, hubo mayor presencia de avistamientos de gigantes...- siguió narrando- el caso es, que al desembarcar quise acompañar a mi padre y al Rey Caspian, así que me colé en una de las grandes cajas de provisiones que bajaron para acampar. La tripulación jamás notó mi presencia, y como era de noche, las cajas de provisiones se dejaron en la orilla para acomodarlas la mañana siguiente. Varios otros marineros acompañaron a mi padre y a Caspian esa madrugada. Salí de la caja sin hacer ruido alguno y quise acampar en el bosque cerca de ellos para no perderlos de vista... Caí dormida y no me di cuenta de la hora en la que se levantaron para iniciar la excursión: ya no había nadie. Me interné más en el bosque con la intención de encontrarlos frente a frente y explicarles mis razones de tal desobediencia, unos extraños gruñidos se escucharon muy a lo lejos, me asusté. Corrí sin rumbo implorando el encuentro con algún miembro de la tripulación pero lo que aconteció después jamás me lo hubiera imaginado: La tierra comenzó a temblar y me aferré a un gran árbol, la magnitud fue tal que una rama cercana cayó golpéandome la cabeza y dejándome inconsciente...

No pensaba interrumpir a Sarah en su relato, así que intenté sostener su triste mirada mientras sentía lentamente el ascenso de tan asquero líquido por mi cuerpo; ¡Ya me había llegado arriba de mis rodillas!

-Para mi mala suerte, no fallecí aquella mañana por la contusión que me causó el golpe- siguió narrando- Luego de despertar, ya había perdido la noción del tiempo, así que regresé a la costa como pude y guiada únicamente por el leve sonido del mar, la sorpresa fue que ya no había barco cerca y mucho menos campamento en la orilla de la playa. Me quedé en estas tierras por varios días después, esperando que mi padre al llegar a casa notara mi nula presencia, inspeccionara mi closet y se diera cuenta de que lo seguí hasta estas tierras... Tenía la esperanza de que regresaría por mí, así que sobreviví unos días comiendo frutas y lo que encontré... Una tarde, una amistosa ardilla me hizo compañía, nos hicimos amigos y me guió hasta las lejanías de estas tierras con el pretexto de que quizá encontraríamos más comida o un sendero para llegar a Narnia... Me engañó. Me guió hasta donde dormía Greg y este me hizo la misma pregunta que a usted... Negué tantas veces como me fue posible al mismísimo Aslan, al Rey Caspian, a mi familia y mi título, pero ni siquiera así pude liberarme la muerte. Greg me engulló y traté de escapar como usted, pero todo fue inútil... Mi muerte fue lenta, esperé hasta que el mismo líquido que ahora está por llegarle a la cintura me cubriera por completo... No llegué a la Nación de Aslan por haberme rehusado a aceptar mi verdadera identidad, así que vagué como alma en pena intentando advertir a los forasteros sobre el peligro de estás tierras para evitar que sufrieran el mismo destino que yo.

NARNIA. La Travesía al Nuevo Mundo. (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora