Capítulo 15: En búsqueda de la puerta en el cielo

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Anduvimos por el sendero, comiendo algunos frutos para sobrevivir, siempre atentos y hablando en susurros.
Francamente, teníamos miedo; la sola idea de estar frente a frente con un gigante lleno de resentimiento y con antecedentes tan atroces nos helaba la sangre. Ansiábamos llegar al pie de la montaña ya.

-¿Y si usamos el silbato ya?- pregunté en susurros.

-Pensé que Sarah te había dicho que solo lo usáramos cuando fuera necesario- respondió de la misma manera Susan.

-¿Y no crees que esta es una situación necesaria?- continué.

-Aún podemos llegar al pie de la montaña. Si el lugar a donde nos dirigimos está tan alto como dices, creo que será mejor usarlo para ascender.- habló ella.

-Tienes toda la razón, Susan. Soy muy impaciente.

No mentiré, el trayecto fue largo y agotador, descansamos varias veces y mantuvimos guardia. Una caminata muy aburrida al tener que hablar en susurros, calculé aproximadamente dos días para finalmente llegar al pie de la montaña.

-Uff- se secó Susan el sudor de su frente.- al fin llegamos.

-Y solo es el inicio- completé mientras me sentaba en el suelo.- creo que lo más sensato será ascender un poco para luego tocar el silbato. Temo que acá abajo llamaremos un poco la atención.

-Andando entonces.- dijo Susan comenzando a subir.
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Escalamos unos 30 metros cuando en un suspiro dije:

-Suficiente, usaré el silbato.

-Concuerdo- dijo Susan.

George saltó de la emoción y comenzó a aplaudir.

Acerqué mis labios al silbato y soplé. Extrañamente, no emitió ruido alguno.

*¿Qué mierda?*-pensé-*quizá no soplé lo suficiente*.

Volví a intentarlo con la esperanza de que emitiera algún sonido pero fue en vano, lo único que logré fue ponerme roja y que me ardieran los mejillas de tanto esfuerzo. Ví a mis amigos y negué con la cabeza con un semblante triste.

Estábamos decepcionados, cuando de pronto, un remolino de viento se alzó desde el pie de la montaña envolviéndonos junto a colosal elevación natural; rocas medianas comenzaron y volar y la tierra ya entraba en nuestros ojos.

-¡JUNTOS, YA!- grité para abrazar a mis amigos y agacharnos mientras nos aferrábamos con las plantas de los pies para evitar salir disparados.

Cuando el viento cesó, nos levantamos con cuidado, tallamos nuestros ojos para extraer la arena restante dentro y nos miramos por unos segundos para volver la vista hacia el bosque:
Todo se veía tan verde y creciente, había sol y el agua del océano resplandecía muy muy lejos como una pequeña y fina tela.

-¿Qué rayos?- preguntó Susan perpleja.

-Parece que retrocedimos en el tiempo de nuevo- susurré.

Sentí un jalón leve y me di cuenta que era George; quería que lo siguiéramos.
Subimos un par de metros más y comenzamos a escuchar voces masculinas:

-¿Crees que hicimos lo correcto en dejarla ir con el dragón?- preguntó Peter

-Tenía que hacerlo- respondió Caspian- confiamos en ella. Lo hará bien.

Susan, George y yo asomamos nuestras cabezas un segundo y vimos a unos jóvenes monarcas algo angustiados charlando a unos cuantos metros más arriba.
La cara de la Pevensie se iluminó y sus ojos comenzaron a derramar lágrimas de alegría; intentó trepar pero sus piernas flaqueaban y tropezó cayendo en el mismo lugar. George y yo ayudamos a incorporarla. Sus manos temblaban.

NARNIA. La Travesía al Nuevo Mundo. (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora