Capítulo 9: El descenso

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Luego de conversar un rato, creímos que era correcto seguir nuestro camino hasta donde el Erial del Farol.

-Espero ahí encontremos algo- murmuró Susan.

-Te lo puedo asegurar- animé- es decir, todos pisamos ese sitio la primera vez que entramos a Narnia. Nuestras pertenencias deben estar ahí.

-Que Aslan te oiga- dijo Susan mientras miraba el cielo.-¿Hacia dónde caminamos entonces? Tengo escasos recuerdos de las rutas de Narnia y con este ambiente sólo logra empeorar.

-Creo recordar que es hacia allá- señalé.- tampoco estoy segura pero es una corazonada.- sonreí.

-Vamos, George- hablé al mono.

Éste trepó hasta llegar a mis hombros y se sentó allí.
Tardamos muchísimo tiempo caminando, los pies ardían tanto como la vez en la que visitamos el Norte de Narnia. Poco a poco, dejamos el bosque y el paisaje se hizo plano, un enorme y extraña estructura de roca apareció ante nosotras.

-Creo reconocerlo- murmuró la mayor de los Pevensie mientras se acercaba lentamente.

Caminé detrás de ella aún con George en mis hombros, tuvo un golpe de realidad y me miró.

-Es el puente que cruzamos junto a los castores- informó.

Aceleré mi paso sólo para percatarme de que estaba colapsado y esa era la razón del por qué yo no lo había reconocido. Un abismo monumental nos advertía no continuar.

-No podemos cruzar- advertí.-¿Qué haremos ahora?

Susan se quedó pensando y luego sonrió.

-¿No me habías dicho hace mucho que estudiaste turismo en preparatoria?

Alcé mi ceja.

-Sí, pero ¿Eso qué tiene que ver?

-Practicaste rafting, tirolesa y rappel, ¿No es así?

-En mi mundo sí, pero Susan, aquí no podemos hacer tirolesa, no tenemos un cable lo suficientemente resistente previamente atado de los extremo a extremo. Tampoco tenemos sogas para hacer rappel- argumenté.

La cara de Susan se apagó, pero instantáneamente volvió a iluminarse. Ésta vez le pidió a George si podría ayudarnos a buscar alguna cuerda o soga lo suficientemente resistente y larga. El mono accedió y bajó de mí para internarse en el bosque.

-¿Crees que estará bien solo?- pregunté.

-Él sabe mejor estos senderos que nosotras dos juntas- rió- además, es un mono, sabe de lianas y sogas.- respondió.

-Qué inteligente eres, Susan Pevensie- elogié.

Observé un momento el abismo y examiné la pared de roca por la que bajaríamos.

-Obviamente no es ni en lo más mínimo recta- murmuré- tendremos que hacer algunos ajustes.

-¿Cómo cuáles?- preguntó.

-Podemos descender con una cuerda suficientemente larga hasta allá- señalé hacia abajo para que Susan mirara una plancha de piedra que se notaba desde arriba.- y a partir de ahí, repetiremos el proceso para llegar a la siguiente plancha de roca hasta lograr bajar por completo . No lograremos conseguir una soga tan larga, así que haremos varias.

-¿Funcionará?- preguntó.

-Eso creo. Calculo que mínimamente realizaremos ese proceso unas 5 veces en periodos medianos. Podría proponerte que construyéramos un parapente y voláramos hacia el otro lado pero no tenemos ni una corriente de aire en esta Narnia. Probaremos suerte con el rappel. Yo te explicaré cómo bajar.

NARNIA. La Travesía al Nuevo Mundo. (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora