Nos habíamos turnado las guardias y ya descansadas comenzamos el viaje.
-La mesa de piedra- dijo Susan suspirando- seguramente ahí encontraré mis pertenencias. Fue un lugar muy especial para mí.
-Y supongo que para Lucy también- completé mirando al cielo- la extrañé mucho. A todos...
-Una de las cosas que más extrañé de la compañía familiar es poder hablar tal y como soy, no fingir ser alguien más.- comentó.
-¿No eras tú en nuestro mundo?.
-No. Ni siquiera sé en qué momento me perdí a mí misma. Creo que estuve tan ocupada en querer madurar para ser tomada en cuenta por la sociedad que olvidé quién era y a quiénes amé... Fingía ser otra persona. Nunca aprecié cuán afortunada era al tener conmigo a mis hermanos y padres, con ellos no tenía que fingir.
Estuve a punto de decirle algo tan emotivo a Susan pero fui interrumpida por un sonido estrepitoso.
La tierra comenzó a vibrar y un temblor nos sacudió. Tuvimos que sostenernos mutuamente hasta que cesó.-¡¿Qué fue eso?!- gritó.
-No tengo idea- respondí- pero tengo un mal presentimiento.
Giramos nuestras cabezas y al instante nos separamos; un árbol había caído y de no ser por el instinto, nos habría partido a ambas. Nos acercamos y rápidamente, un animal saltó de la copa hasta Susan y comenzó a aruñarle el rostro. Fue una escena espantosa, tomé la espada de Peter y estando a punto de retirarlo de la Pevensie, éste saltó llevándose consigo el bolso encantado donde estaba la corona y el escudo de Peter además de las naranjas.
Tomé una flecha y la disparé hacia donde el prófugo, la bolsa cayó y corrí hacia ella. ¿Estaba compitiendo con un mono? Sí, pero no hacía falta pensar las cosas. Tomé la bolsa erróneamente y las cosas cayeron, el escudo hizo un ruido tintineante junto a la corona, las naranjas rodaron hacia abajo. El mono siguió las naranjas y afortunadamente se perdió entre la maleza. Recogí las pertenencias de Peter y las metí de nuevo para auxiliar a Susan.
-¿Estás bien?- pregunté al llegar corriendo- siento mucho si no te auxilié, pero el mono...
-Te entiendo- dijo ella mientras se sostenía la cara con sus manos.- no hay problema, solo ayúdame a limpiar mis heridas.- al decir esto, bajó sus manos llenas de sangre, tenía varias marcas de arañazos en su rostro, no le habían llegado a los ojos pero corría el riesgo de infectarse.
-¡Santo Dios!- grité.
Ayudé a pararla y rasgué un pedazo de mi atuendo para que detuviera un poco la hemorragia.
-¿Tan mal estoy?- preguntó.
Saqué de la bolsa el escudo de Peter y ella lo usó como espejo.
-Lo poco que me quedaba se esfumó- dijo melancólicamente en un susurro.
-Susan, tú eres mucho más que solo apariencia, eres inteligente, dedicada y amorosa. Todas tus virtudes viven dentro de tí, no en el exterior, y si no crees en quién eres y cuánto vales, no esperes que alguien más lo haga por ti.
Me miró, su rostro con sangre se ablandó, un brillo destelló en sus ojos y sonrió de lado.
-Tenemos que seguir- dijo ella ella tomando la iniciativa.- ya encontraremos un río dónde lavar mis heridas.
Seguimos caminando casi por hora y media hasta que encontramos un pequeño estanque que se conservaba tan tranquilo como claro.
Susan se agachó, tomo agua entre sus manos y lavó sus heridas, el agua se pintó de rojo, pero ella sólo sonrió.
ESTÁS LEYENDO
NARNIA. La Travesía al Nuevo Mundo. (TERMINADA)
Viễn tưởngLa Reina Brillante ha vivido una buena vida en nuestro mundo, pero pronto recibirá un llamado y noticias que le estremecerán. Su tan esperado regreso a Narnia no es como lo imaginaba y ahora, en compañía de una vieja amiga deberán embarcarse en una...