Capítulo 6: Cicatrices

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Nos habíamos turnado las guardias y ya descansadas comenzamos el viaje.

-La mesa de piedra- dijo Susan suspirando- seguramente ahí encontraré mis pertenencias. Fue un lugar muy especial para mí.

-Y supongo que para Lucy también- completé mirando al cielo- la extrañé mucho. A todos...

-Una de las cosas que más extrañé de la compañía familiar es poder hablar tal y como soy, no fingir ser alguien más.- comentó.

-¿No eras tú en nuestro mundo?.

-No. Ni siquiera sé en qué momento me perdí a mí misma. Creo que estuve tan ocupada en querer madurar para ser tomada en cuenta por la sociedad que olvidé quién era y a quiénes amé... Fingía ser otra persona. Nunca aprecié cuán afortunada era al tener conmigo a mis hermanos y padres, con ellos no tenía que fingir.

Estuve a punto de decirle algo tan emotivo a Susan pero fui interrumpida por un sonido estrepitoso.
La tierra comenzó a vibrar y un temblor nos sacudió. Tuvimos que sostenernos mutuamente hasta que cesó.

-¡¿Qué fue eso?!- gritó.

-No tengo idea- respondí- pero tengo un mal presentimiento.

Giramos nuestras cabezas y al instante nos separamos; un árbol había caído y de no ser por el instinto, nos habría partido a ambas. Nos acercamos y rápidamente, un animal saltó de la copa hasta Susan y comenzó a aruñarle el rostro. Fue una escena espantosa, tomé la espada de Peter y estando a punto de retirarlo de la Pevensie, éste saltó llevándose consigo el bolso encantado donde estaba la corona y el escudo de Peter además de las naranjas.

Tomé una flecha y la disparé hacia donde el prófugo, la bolsa cayó y corrí hacia ella. ¿Estaba compitiendo con un mono? Sí, pero no hacía falta pensar las cosas. Tomé la bolsa erróneamente y las cosas cayeron, el escudo hizo un ruido tintineante junto a la corona, las naranjas rodaron hacia abajo. El mono siguió las naranjas y afortunadamente se perdió entre la maleza. Recogí las pertenencias de Peter y las metí de nuevo para auxiliar a Susan.

-¿Estás bien?- pregunté al llegar corriendo- siento mucho si no te auxilié, pero el mono...

-Te entiendo- dijo ella mientras se sostenía la cara con sus manos.- no hay problema, solo ayúdame a limpiar mis heridas.- al decir esto, bajó sus manos llenas de sangre, tenía varias marcas de arañazos en su rostro, no le habían llegado a los ojos pero corría el riesgo de infectarse.

-¡Santo Dios!- grité.

Ayudé a pararla y rasgué un pedazo de mi atuendo para que detuviera un poco la hemorragia.

-¿Tan mal estoy?- preguntó.

Saqué de la bolsa el escudo de Peter y ella lo usó como espejo.

-Lo poco que me quedaba se esfumó- dijo melancólicamente en un susurro.

-Susan, tú eres mucho más que solo apariencia, eres inteligente, dedicada y amorosa. Todas tus virtudes viven dentro de tí, no en el exterior, y si no crees en quién eres y cuánto vales, no esperes que alguien más lo haga por ti.

Me miró, su rostro con sangre se ablandó, un brillo destelló en sus ojos y sonrió de lado.

-Tenemos que seguir- dijo ella ella tomando la iniciativa.- ya encontraremos un río dónde lavar mis heridas.

Seguimos caminando casi por hora y media hasta que encontramos un pequeño estanque que se conservaba tan tranquilo como claro.

Susan se agachó, tomo agua entre sus manos y lavó sus heridas, el agua se pintó de rojo, pero ella sólo sonrió.

NARNIA. La Travesía al Nuevo Mundo. (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora