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jugo derramado

Abrió los ojos y la boca al escuchar sus palabras

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Abrió los ojos y la boca al escuchar sus palabras.

— ¡Te escuché! —miró con los palillos en los labios y los fideos enredados en ellos.

— ¿Y? —bajó los cubiertos, alejando el envase— llegaste así como si nada, estaba de lo más tranquila.

— Pero no es para que me digas desastre, Ryujin —mordió su labio inferior, para poder mirar al frente.

— Olvídalo entonces, si tanto te molesta —la miró de reojo para dar el último bocado.

— ¿No te enseñaron a disculparte? —juntó las manos y la miró.

— Lo siento.

Ambos suspiraron mirando hacia las afueras de la tienda, sin saber qué decir. Ryujin miraba de vez en cuando el perfil de Beomgyu, observando su ceño fruncido y el puchero que se había formado sin querer.

— Serán las doce —informó la más baja, mirando su celular—. ¿No te vas a ir?

— No decides por mí.

— Bueno, yo me voy —se bajó del asiento y de la mesa, agarrando la bolsa blanca— suerte con los videos, Choi.

El nombrado asintió, y luego de unos segundos vio cómo Shin pasaba frente a él.

Tomó una gran bocanada de aire para ponerse de pie y encaminarse también hacia su casa.

...

El timbre sonó por toda la secundaria, anunciando el recreo, y todos los estudiantes salieron corriendo de las aulas, sin prestar atención a lo que el profesor había dicho minutos antes. Pero, bueno, Ryujin tenía algo de razón al llamar a todos "animales", ya que no eran ni un uno por ciento humanos.

Basura y media siempre se le venía a la mente al ver a algún bravucón o, a veces, chicas con "doscientas colas" cuando pasaban con una falda por encima del muslo; a veces se les veía lo que llevaban abajo.

Pero preferiría no decir nada. Ellos querían ser así, así que era mejor no meterse.

Se fue a la biblioteca para dormir lo que no pudo durante la noche, pues la presentación de verano se acercaba y los nervios comenzaban a hacerse presentes.

— Ryujin —alguien se colgó de sus hombros, haciéndola tambalear y sentir el peso.

— Hyunjin, no lo repetiré dos veces —la miró y sonrió sin un indicio de gracia—. Si vienes conmigo, cierras la boca.

— ¡Cuida tus modales! —alzó su mano para golpear su cabeza—. Soy mayor que tú, no lo olvides.

La pelinegra se sobó la nuca, soltándose del brazo de Hyunjin y acomodándose la camiseta.

Nuestro SUEÑOS \BeomRyu/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora