"Los sueños están hechos para cumplirse", pero el soñador decide si vale la pena luchar por ello, porque aquella frase solo esta hecha para los valientes.
Shin Ryujin tiene un padre que esta dispuesto a hacer que la menor se saque de la cabeza de se...
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El trío ya estaba saliendo de la cafetería, recibiendo algunas miradas de los estudiantes.
Fue tan frustrante para la pelinegra haber tenido que pedir ayuda. No era mentira cuando decía que la iban a ver como débil, porque sucedió una vez y podría volver a suceder.
Tenía que volverse, de alguna manera, fuerte y fría. Muy pocas veces representaba sus preocupaciones ante Felix, y se sentía mal ocultándole las cosas cuando él le contaba todo de su vida. A veces se sentía miserable, como si no tuviera derecho a tener a alguien como él a su lado.
No iba a llorar en ese momento, pero sí lo necesitaba... gritar de lo que fuera o solo liberarse.
— Sabes que es malo no decir cómo te sientes —Felix la miró. La conocía tan bien que no pudo ignorar su mirada apagada. No iba a mentir al decir que la conocía, porque por más que no le contara todo y que le doliera un poco su falta de confianza, valía la pena estar a su lado.
— No me agrada —frunció el ceño, suspirando.
Por otro lado, Choi tuvo que parar en su casillero para recoger su tarjeta, ya que no la tenía a la mano para comprar en la cafetería. El polo no le quedaba tan mal, era pasable, y combinaba bien con sus jeans negros y zapatillas blancas.
Cerró su locker y empezó a avanzar hacia la cafetería, pero paró cuando escuchó las voces conocidas de Hwang y Lee, su compañero de clase de canto. Giró el rostro y vio cómo tres personas caminaban hacia él con una miniatura entre ambos. La reconoció al instante y empezó a caminar en su dirección.
— Pensé que estarían en la cafetería —se puso al frente de los tres, llamando su atención.
— Sí, pero tu prima interrumpió nuestro descanso —Hyunjin hizo una línea con los labios, mostrando molestia.
— ¡Y lo peor de todo es que lastimó a Ryujin! —Felix empujó su hombro, enojado al ver a su amiga en ese estado.
— ¡Yongbok! —regañó Shin, frunciendo el ceño al ver la cara de lamentación de Beomgyu— No es tu culpa —negó con la cabeza, mirando a Felix— no te sientas mal, no eres tú el que me agarró así, y no pienso hacerle nada a Yerin, porque no lo vale —se encogió de hombros, sonriendo para aliviar el ambiente— así que ¡tú! —señaló a Felix— discúlpate con Beomgyu.
— Pe-pero...
— Nada de peros, no debiste tocarlo.
— Ash... —Felix hizo una mueca y miró a Beomgyu— lo siento —rodó los ojos— fue un error empujarte el hombro derecho con tanta fuerza, casi te hago caer de espaldas.
La broma de Felix hizo que Choi soltase una leve risa.
— ¡Felix! —frunció el ceño Ryujin por lo sarcástico que sonó.