"Los sueños están hechos para cumplirse", pero el soñador decide si vale la pena luchar por ello, porque aquella frase solo esta hecha para los valientes.
Shin Ryujin tiene un padre que esta dispuesto a hacer que la menor se saque de la cabeza de se...
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Prendió la radio mientras caminaba por su espacio personal, y pudo escuchar claramente aquella voz que tanto la había estado siguiendo. Sonrió por inercia.
Si sus fans supieran que la habían encontrado en el baño cantando.
Dejó la radio encendida y se sentó en el escritorio, que estaba repleto de miles de carpetas y hojas, algo que odiaba profundamente.
Si le hubieran pedido describir su vida en un título, lo pensaría y diría: "Mi vida basada gráficamente en un sueño", porque se sentía tan cansada de todas las cosas que su padre le decía y hacía.
Hubo un momento en que se rió de su propia cadena alimenticia, porque eso era lo que sentía, que su trabajo le daba de comer y nada más.
Soltó un gran suspiro cuando escuchó la puerta de su oficina abrirse.
— Pase. —Era un hábito cambiar su semblante ante personas que no conocía. Sonrió de manera automática, pero al ver quién había entrado, la sonrisa desapareció de inmediato—. ¿Qué haces aquí?
— Bueno, escuché que un pajarito me dijo que no habías salido a ver el sol en todo el día. —Felix sonrió de lado.
— Tendré que buscar una jaula para ese pajarito.
— Hee Seung no tiene la culpa. —Felix cruzó los brazos y se sentó en el sillón de cuero marrón—. Tu oficina no ha cambiado nada desde la última vez.
— Ayer viniste también, Felix.
— Es que... ¿no te aburre? —Suspiró—. Ni bien terminamos la universidad, empezaste a trabajar en esto. —Levantó los brazos como señalando toda la oficina, que era más grande que su cuarto—. Yo me tomé un año sabático, y ya falta poco para que termine.
— Bueno, ya es hora de que te hagas cargo de los gastos del departamento, Lee.
— No me llames por mi apellido, loca.
— Felix... —Aguantó la risa, pero no pudo evitarlo—. Por favor, consíguete un departamento. Que te haya acogido en el mío es porque soy muy noble, pero ya me estoy cansando de tus brownies.
Felix, ahora con el pelo morado, abrió la boca en "o", sintiéndose herido por el comentario sobre su especialidad: los postres. Sin embargo, Ryujin solo estaba bromeando, ya que en el fondo lo que más necesitaba era su espacio.
Tomó unos papeles y, mientras los organizaba, observó de reojo a Lee, que parecía listo para intervenir. Metió las hojas en un folder crema y llamó a su secretario.
— Hee Seung, por favor, ven a mi oficina.
— Voy enseguida, señorita Shin.
El pitido sonó, y Felix no dudó en soltar una carcajada.