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¡DING DONG!

El sonido liberador para los oídos era el mejor, puesto que daba fin a las clases del día, como siempre los estudiantes recorriendo los pasillos y llendo a diferentes partes después de la escuela.

En el antiguo edificio, en cierto salón se encontraba un par de amigas guardando sus útiles, pasa después salir del salón, una vez en el pasillo ambas se despidieron y tomando rumbos separados.

Pues sería hoy, en este día, en esta tarde, que por fin todo acabaría; decidida y temblorosa la joven de ojos rojos se dirigió hacía los baños; esperando a que las estudiantes que habían en el salieran para por fin dejarla sola, y así comenzar con el fin del comienzo.

Yashiro: muy bien... (Diciéndose para agarrar algo de seguridad comenzó con la supuesta invocación)

Tocando dos veces la puerta del último baño y repitiendo el nombre de aquella supuesta entidad, para comprobar que no había nada en aquel cubículo.

Yashiro: me lo imaginaba... (Dijo con frialdad)

Tomando nuevamente su portafolio e ir hacia la salida cuando un fuerte golpe hizo que se asustara, logrando que pegara un grito algo fuerte, sin moverse de dónde estaba, solo podía contemplar aquella puerta abierta y pasando saliva decidió mirar en aquel cubículo, a paso lento y seguro hasta estar cerca de la puerta a un paso de ver lo que había ahí, pero, de pronto se escucharon las voces de otras chicas entrando; antes de que volteara a verlas sintió como una mano la tomo desprevenida y cubrió su boca al mismo tiempo que era jalada hacia el interior del cubículo.

Estando sentada sobre la tapa de la tasa y con los ojos cerrados por el miedo, sintió como se acercaban a ella ella por detrás hasta tenerlo a lado de ella.

Una respiración profunda y cálida chocaba con su mejilla izquierda mientras una mano era pasada al rededor de sus hombros, sintiendo como la otra persona que estaba con ella era muy cuidadosa, pero por su flequillo no podía ver claramente quien era hasta que...

???: Tanto tiempo... Nene-chan (dijo unas palabras)

Esa voz conocida, susurrando en su oído, un escalofrío recorriendo su espalda hasta llegar en lo más profundo de su ser, era la persona que no quería que fuera, sin duda alguna era un tormento tenerlo cerca de ella nuevamente y peor aún, estando en una posición incómoda, como siempre solía ser.

Deslizando su mano y dedos por los labios de la peliplata para dejarla hablar, puesto que aquellas chicas se acaban de retirar.

Yashiro: Amane...Kun (respondió por fin)

Siendo soltada por completo, pero sin dejar de estar sentada, esperando una respuesta del contrario, para conocer el porque de todo esto.

Amane: sabes... Pronto se hará realidad, si tú aceptas (dijo en tono serio)

Dejando aún más preguntas sin resolver y sobre todo que quería decir con eso.

Yashiro: no entiendo... A qué te refieres? (Pregunto con desconfianza)

Amane: me refiero a tu deseo...

Al escuchar aquellas palabras, perdió la paciencia, pues aquella frase le resultaba desagradable; parándose de golpe y dándole un cabezaso al contrario salió de aquel cubículo y dirigiéndose a la salida, pues estaba arta de esa mentira, pero no le fue fácil.

Amane: por favor... Escúchame (dijo mientras sostenía la muñeca de la contraria para que no escapara)

Sin voltear, la ojirubí respondió...

El Misterio de La DoncellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora