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Narra Yashiro

El viento soplaba fuerte haciendo que mi fleco se alzará y mi rostro se descubriera, ¿Que expresión tendré?, Me pregunte pues siendo sincera ni yo podía describirla en estos momentos, solo puedo decir que me parece una mentira.

Amane: Yashiro...? (Llamo algo confuso)

Yo solo respondí con parpadeos desconcertados, no encontraba respuesta que decir o duda que aclarar, todo se encontraba confuso en mi mente, aquellas palabras me parecían un sueño lejano pero hecho realidad.

Amane: esta bien... no tienes que responder ahorita.. (dijo de forma comprensible) solo dime antes del sábado que viene (fue lo último que dijo)

Dando la vuelta para retirarse y dejarme sola con este dilema a resolver, al reaccionar finalmente ya estaba sola en la terraza; con una mano comencé a tocar mi mejilla izquierda hasta toparme con el inicio de mi cicatriz y comenzar a delinear la con la yema de mis dedos, al darme cuenta de esto cubrí mi rostro con ambas manos y me arrodille hasta quedar sentada en el piso.

Una mezcla de emociones aparecieron de pronto, dolor, irá, tristeza y muchas otras, mi cuerpo comenzó a temblar y sin poder articula alguna palabra solo mantenía la boca abierta, era como si no pudiera hablar o simplemente las palabras no salían, has que por fin salieron las lágrimas y un grito de dolor salió de mis labios, llorando desconsolada mientras recordaba lo que el me había dicho y sobre todo lo que no le dije.

Yashiro: snif... Snif . Y-yo.. a-acep...to (respondí finalmente a su propuesta aunque ya no estuviese ahí)

Supongo que era lo mejor, que no viera está parte tan frágil de mi...

Narración normal

Una joven de cabellos plateados llorando y del otro lado de la puerta frente a ella, se hallaba un castaño oscuro sonriendo con alivio pues aunque el quisiera estar ahí con ella, era mejor darle su espacio.

Amane: verás que no te arrepentirás yashiro... (Dijo en respuesta a las palabras de la contraria para después comenzar a bajar las escaleras)

No muy bien fue su inicio al igual que su adiós, aunque su perdón no obtuviese pero cumpliría con lo que prometió desde el día en que hicieron el trato que unió sus destinos, solo faltaba darle el tiempo suficiente para que ella por fin le diera la respuesta escuchada frente a frente e iniciar con el fin del trato prometido.

Transcurriendo así las clases y aunque no prestase la suficiente atención, pero la necesaria para no perderse tanto en su mundo, una joven de cabellos plateados con puntas verdes pensaba en lo que podría hacer en estas vacaciones después de que terminasen los exámenes, tendría que idear alguna excusa si es que la llegasen a invitar sus amigos, pero...

De pronto sintió un golpe sobre su cabeza, provocando que saliera de sus pensamientos y fijará su vista hacia arriba, encontrándose con el rostro serio de su sensei.

Sensei: Yashiro-san... Que no se repita (dijo con severidad para volver a su respectivo lugar)

Yashiro: (avergonzada solo pudo asentir y disculparse) lo siento mucho... No volverá a pasar..

A lo lejos un joven de ojos ámbar la miraba con suma atención y disimulo cada gesto y acción que hacía.

Pasando así las horas hasta que llegó el receso, y como de costumbre el par de amigas fue a almorzar en la parte trasera de la escuela, sentándose en una de las bancas que había y comenzando a degustar su almuerzo; hasta que de pronto la ojirubí sintió como un par de manos le cubrían los ojos y escucho las rositas de su contraria, en reacción a eso dio un jalón a una de las manos invasoras para levantarse con rapidez y ver el rostro de su contrario.

El Misterio de La DoncellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora