/// 27 ///

432 68 19
                                    


El sonido de la puerta siendo abierta alertó a cierto pelinegro el cual salto de su cama para ir a recibir a quien llegaba.

Tsukasa: Amane! Amane! (Dijo de manera alegre y risueña mientras recibía a su hermano)

Por el contrario este no se imitó ante el abrazo animoso de su hermano, de hecho lo recibió con gusto, pues desde hace días estaba ocupado que ya ni siquiera le había prestado atención.

Amane: ya llegué... (Dijo algo cansado mientras acariciaba las hebras azabache de su hermano menor)

Por otro lado con una sonrisa entusiasta parecida a la de un niño pequeño fue expuesta en el rostro del menor, quien gustoso recibía aquella caricia del mayor puesto que casi no tenían tiempo de hermanos.

Todo por esa chica.

Desde que esa fémina de ojos rojizo se metió en sus vidas ya nada fue lo mismo, los juegos, las risas y burlas que casi siempre tenía con su hermano fueron suplantador por el vacío de una casa silenciosa con el tiempo y ahora más que en el pasado, la mayor parte del tiempo solo y de ves en cuando llamando a sus amigos para no estar aburrido.

Realmente quería que aquella chica se fuera para que no le quitará la atención de su hermano, su única familia.

Tsukasa: que tal te fue hoy? (Pregunto juguetón mientras veía como su hermano comenzaba a preparar la cena)

Amane: nada mal... Apresar de que hubieron muchos clientes (respondió sin dejar de cortar las verduras que usaría para cena de hoy)

No había nada que amara más que la comida de su hermano, era la mejor sin duda, como si de un niño chiquito se tratara permanecía sentado paciente en la mesa mientras veía a su hermano cocinas, sintiendo como los aromas de las especias poco a poco desprendían un aroma agradable, realmente cocinaba como su madre solía hacerlo, definitivamente si hermano había heredado ese aspecto único.

Amane: listo... (Dijo mientras servía los platos y los colocaba sobre la mesa para comenzar a comer)

Tsukasa: buen provecho! (Dijo con una gran sonrisa mientras comenzaba a deleitarse con esa especialidad culinaria de su hermano)

Si tan solo los días pusieran durar así... Si tan solo aquella chica de mechones crema no hubiera llegado a sus vidas, tal vez probaría los platillos de su hermano más amenudo.

Por suerte las canciones casi terminaban y no había podido convivir con su hermano, era una molestia, pero no se le podía hacer nada, no cuando él aún tenía que cumplir aquella promesa a esa chica sin importancia.

Realmente fastidioso.

¿Cuánto tiempo se tardaría Mitsuba en completar aquel plan?

Y aunque lo hiciera tendría que esperar el momento adecuado para que aquello fuera ejecutado, considerando lo extravagante que era el pelirosa en ese aspecto, seguramente unos meses más.

Tsukasa: Cuando terminarás con esta farsa? (Pregunto con voz sombría a su hermano que estaba frente a él terminado el último bocado de su cena)

Amane: a qué te refieres? (Pregunto con cierto toque de molestia)

Era obvio a lo que se refería pero tal vez su hermano era un idiota para no darse cuenta, y eso realmente le fastidiaba pero debía tener paciencia o mejor se lo decía de una vez.

Si.. se lo diría con todas las letras.

Tsukasa: hasta cuándo ayudarás a esa chica? (Soltó directo y con el rostro sombrío)

No le agradaba la idea de compartir a su hermano con una desconocida que no le era de su agrado, aún por mucho que se haya esforzado por espantarla o alejarla de él hasta que se dió la oportunidad y estuvo feliz y tranquilo durante ese hermoso tiempo de paz. Solo que fue roto por su hermano mayor provocando que todo se fuera por la borda en un instante.

El Misterio de La DoncellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora