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El atardecer poco a poco se oscurecía llegando consigo la noche unos pasos pequeños se escucharon acompañados de un par de pisadas mayores, una niña de cabellos dorados y sonrisa brillante se encontraba sosteniendo la mano de quien la acompañaba.

Con voz cantarina dijo a la mayor —Ya casi llegamos a mi casa.

La contraria solo sonrió con nerviosismo y continúo el trayecto, pensando en que decir cuando vieran a su hija llegar con una desconocida, los escenarios eran poco alentadores, más cuando la pequeña tenía un raspón en sus rodillas, cosa que ella no había provocado.

Y sin darse cuenta ya habían llegado, la niña con ojos cielo abrió sin previo aviso la puerta de color blanco y con un grito alegre llamo —¡Ya volví!

Sin dejar de sostener la mano contraria arrastro a la mayor hacia la sala cerrando la puerta detrás de ellas, Yashiro estaba atrapada.

—Siéntate one-chan —La pequeña la había llevado al sofá y con su dulce mirada era casi imposible decirle no.

Yashiro: Cl-claro (estaba algo nerviosa, no sabía que hacer al grado de parecer un robot o estatua esperando paciente al dichoso hermano de la pequeña niña)

Los pasos en la escalera comenzaron a escucharse y una voz conocida resonó en sus oídos, logrando ponerla más incómoda que nunca.

—Princesa ¿Dónde estabas? —Preocupado porque su pequeña hermana llegaba tarde no dudo en revisarla de pies a cabeza encontrando así los raspones que poseía en cada rodilla y los cuales ya habían sido tratados con un par de banditas.

—Sabes que no me gusta que estés tan tarde en el parque y lo peor es que te escabulliste mientras dormía —Le hablo en un tono triste al igual que preocupado, continuo —¿Qué crees que hubiera pasado si te tardabas un poco más?

La niña al oír esto se puso a temblar pues su hermano mayor le había contado un sinfín de historias que ocurrían en las noches, la mayoría siempre eran de fantasmas que capturaban niños cuando caminaban solos por las oscuras calles y otras eran más acontecimientos sucedidos en los parques, los llamados roba-chicos.

—L-lo siento... —Dijo entre pequeños sollozos y señalo al sofá —Pero no pasó nada ya que one-chan me acompaño a casa.

Al alzar la vista el océano se encontró con el rojizo de un eclipse, su sorpresa fue muy clara y con una sonrisa algo apenada llamo a la contraria.

Teru: Yashiro-san que sorpresa... (Tomando una postura recta y una sonrisa amable fue hacia ella, estando frente a Yashiro se inclinó, continuo) Gracias por traer a la princesa devuelta a casa y lamento si causo algunas molestias.

De inmediato la peliplata se levantó de un brinco del sofá y también se inclinó diciendo...

Yashiro: no fue ninguna molestia... (Estaba nerviosa era la primera vez que veía a Minamoto-senpai fuera de la escuela, más aún, estaba en la casa de su novio)

Teru: que bueno... (Aliviado, volvió a una postura recta seguido de la fémina y añadió) para agradecer quisiera que te quedes a cenar...

Yashiro: gracias... pero no será mucha molestia (seguía nerviosa además de notar la ausencia de Kou en su casa)

Teru: no te preocupes Kou fue hacer las compras hace un rato así que tarda mucho en volver... (Aun con la sonrisa en su rostro insistió una vez más) por eso no es molestia, al contrario finalmente puedo conocer a la novia de mi hermano en persona.

Esa fue la gota que derramo el vaso, ya no había escapatoria.

Princesa: eres tú la novia de Kou-ni? (la pregunta de la princesa era imposible de evitar)

El Misterio de La DoncellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora