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La situación se volvió bastante tensa en cuanto miró que ya se encontraban frente al edificio, Tae ya se encontraba temblando y no había puesto siquiera un pie fuera del coche, Hoseok quiso darle ánimos, pero se detuvo puesto que muchas personas rondaban por ahí, y no quería ser motivo de un nuevo problema para él chico rubio junto a él.

Tae suspiró y se armó de valor. Ya con la ropa seca la cual se habían cambiado caminó al edificio, tomó su teléfono y abrió la puerta, no sin antes girarse a ver a Hoseok, este notó su temor en sus ojos, no quería dejar solo al rubio.

—Gracias Hobi, me quedaré en la casa de Jimin por el momento...

Hoseok asintió y le sonrió, dándole ánimos con unas brillante sonrisa.

—Si me necesitas, por favor llámame, ¿Estás seguro de que no quieres que te espere?

—No te preocupes, Jimin pasará por mí.

Hoseok lo notó, todo era mentira. Jimin no pasaría por Tae, simplemente había incomodidad debido a él y lo entendía, así que aunque le doliera dejar a Tae solo en ese momento, era lo único que podía hacer debido a su estupidez, sin embargo no pudo evitar sentirse tan mal por el simple hecho de que Tae no soportaba estar ni un minuto más con él, pues él antes mencionado salió del coche como si estuviese en un maratón.

Tae miró la oficina frente a él, de inmediato la gente se giraba a mirarlo, algunos burlándose y otros más con lástima por su miserable vida y él mismo lo reconocía, su vida realmente era una miseria. Entró al edificio e ingresó al ascensor, algunos empleados lo miraban de arriba y abajo susurrando cosas sin ningún descaro.

—Tal vez era muy poco para JungKook. —se escuchó a sus espaldas.

—Claro que si, a simple vista se nota la diferencia, sólo observa lo bien parecido que es JungKook.

Tae quiso llorar, quiso gritar y cerrarles la boca, estaba harto de todas las suposiciones que hacía la gente, porque sólo le enfermaban y bloqueaban sus pensamientos, sólo hablaban para abastecer su insaciable vida social. No supo en que momento, pero ya se encontraba frente a la oficina de su padre, la secretaria lo recibió y abrió la puerta dándole paso a su futura causa de muerte. Sus manos temblaron mientras el sudor frío resbalaba de su frente, de pronto se sintió enfermo, el estómago se le revolvió y de repente sintió unas horribles nauseas amenazantes con salir al exterior.

—Él joven Taehyung está aquí. —anunció la secretaria.

La secretaría salió y cerró la puerta en cuanto Taehyung se adentró con pasos cortos y temblorosos. Como era costumbre toda la habitación desprendía un olor a cigarrillo terrible acompañado de un plato con colillas de cigarrillo casi al desborde. Su padre estaba dándole la espalda mientras miraba los otros edificios en la enorme ventana.

—Con sólo escuchar tu nombre es más que suficiente para confirmar que eres un desperdicio de oxígeno. Una desgracia. —él viejo dio una calada de su cigarrillo.

Tae tembló en su lugar en cuanto él hombre se dio la vuelta y lo miró con esos temibles ojos, sentía como lo destrozaba con una sola mirada, juraba que millones de estacas lo perforaron por todas partes de su cuerpo. Sin embargo lo peor aún no llegaba.

—Tú única tarea era hacer que JungKook permaneciera a tu lado. No pudiste ni cumplir una cosa tan sencilla.

Antes de que siquiera respondiera, como siempre sucedía, los golpes llegaron sin previo aviso, sin embargo está vez fueron peores que los anteriores, pues no era su puño lo que lo golpeaba sin pudor, sino un bastón de dura madera color vino, incluso con algunos diamantes incrustados. Los golpes le llegaban por todos lados confirmando que esas marcas no se quitarían en mucho tiempo, así que lo único que pudo hacer fue cubrirse el rostro y cabeza con sus brazos.

𝓜𝓪𝓽𝓻𝓲𝓶𝓸𝓷𝓲𝓸 𝓪𝓻𝓻𝓮𝓰𝓵𝓪𝓭𝓸 •ᴷᵒᵒᵏⱽDonde viven las historias. Descúbrelo ahora