𝓜𝓪𝓽𝓻𝓲𝓶𝓸𝓷𝓲𝓸 𝓪𝓻𝓻𝓮𝓰𝓵𝓪𝓭𝓸 •ᴷᵒᵒᵏⱽ

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Habían pasado semanas desde que anunciaron a las empresas con mayor adquisición de dinero y fama de todo el país. Y dos de esas empresas se encontraban en segundo puesto lo cual era tan frustrante, ninguna podía quedar en primer lugar debido a que estaban con los mismos números y aunque pareciera un tema irrelevante para estas empresas resultaba inquietante.

—¡Maldita sea! No puedo ser mejor que aquel imbécil. —mencionó un hombre gordo y barba extravagante. Frustrado.

—Señor, tendrá que llegar a un acuerdo con la otra empresa... —mencionó Irene, su secretaria.

—¡Ni hablar! ¿Acaso estás loca? No hablaré con ese hombre con sonrisa cuadrada. —él hombre se tensó al imaginarlo.

—Pero señor... Sí llegasen a hablar, tal vez los dos obtengan un acuerdo...

Él hombre la miró procesando sus palabras, y de inmediato una sonrisa se formó en sus labios entendiendo a lo que la chica se refería.

—Eres increíble Irene. Ven conmigo y busca páginas en donde muestren el cariño de las fans hacia mi hijo, todo acerca de él.

—¿De su hijo...? —la mujer lo miró confusa ¿Qué tenía que ver su hijo ahí?

—Haz lo que te digo, mujer.

[...]

Las horas pasaron, hasta que al fin concluyeron con días, y el día más importante se encontraba a tan sólo unas horas nuevamente.

Él señor Jeon emocionado tomó su teléfono celular y marcó a su queridísimo hijo.

—¡Hijo! ¿Qué tal la grabación?

—Excelente, ya casi termino para ir a cenar. —su hermosa voz resonó en la línea.

—Me parece perfecto, pero está vez iremos a un restaurante. Te enviaré la dirección.

—Está bien. Allá te veo.

—Espera, quiero pedirte que llames la mayor atención posible, quiero que se note lo famoso e increíble que eres.

—¿Por qué? —su tono de voz fue de diversión—. Allá te veo padre.

Y así la llamada terminó provocando una enorme sonrisa en su rostro. Por otro lado estaba el señor Kim, un hombre robusto de rostro inexpresivo quien miraba algunos papeles sobre su impecable escritorio.

—Señor Kim, su hijo acaba de llegar. —mencionó su secretaria.

—Dile que pase. —dijo con un tono de voz fuerte la cual le causó escalofríos a la chica.

—S-Si señor. —la mujer casi salió corriendo de allí.

Pasados unos minutos su hijo, un chico de un hermoso cabello azul, que le hacía resaltar sus ojos marrones con una piel perfectamente cuidada y un rostro muy varonil, entró en la oficina y se sentó en la silla frente a él hombre que se hacía llamar su padre, sin embargo todo rastro de valentía y rostro varonil se desvaneció en cuanto sus ojos hicieron contacto con los de su progenitor.

—T-Tú me llamaste ¿Para qué...? —incluso su voz gruesa que poseía se apagó. Dejando que el miedo saliera expulsado por cada uno de sus poros.

—Sigues siendo igual de patético. —mencionó el hombre sin más viéndolo con desprecio.

Su hijo sólo agachó su rostro tomando el suelo como lo más llamativo del lugar, tal vez así podía evitar llorar.

—Hoy habrá una cena importante, y necesito que te presentes. Oh y más te vale que aceptes todo lo que propongamos. —dijo con su voz gruesa mientras miraba hacia la ventana enorme detrás de sí.