•2•

446 34 11
                                    

—Koutaro-san, ¿Puede encargarse de vigilar a Hisao? Porfavor...— Keiji Bokuto, padre de 4 hijos y dos que están en camino, con una paciencia que puede aguantar a todos ellos, incluyendo a su esposo que es como otro hijo en la casa.

—¡Enseguida Agashi!— Si bien ambos llevaban casados más de 10 años, Bokuto aún continuaba llamando al pelinegro por su apellido, simplemente porque le gusta como suena.
El albino levantó al pequeño bebé y se acercó a su pareja.

—¿Que haces, cariño?— El albino sentó al bebé en su silla de esas para bebés y luego se acercó al pelinegro nuevamente, el cual estaba en la cocina, lo agarró por la cintura, colocando una de sus manos sobre el abultado vientre de este.

—Estaba terminando de decorar estás galletas para llevar ahora al almuerzo...—Este dejo lo que estaba haciendo para girarse y quedar frente a frente con el mayor.

—Ya no podemos estar bien en esta posición por tu barriga...— Bokuto se agachó, dejando su cabeza a la altura de la panza de el otro, levantó la camisa que cubría la barriga de el menor y la besó.

—Aún falta para que nazcan, pero espero que sepan que todos aquí estamos esperando con ansias su llegada...— La voz en tono bajo que ponía el albino cuando hablaba con su barriga, hacia sonreír enormemente al embarazado. Desde su primer embarazo que supo que el chico sería un excelente padre.

—Estamos finalizando el mes 5, por lo que quedarían 3 meses...— Akaashi acarició la cabellera del otro que continuaba apoyando su cabeza en la barriga de él.

—¡Papás no sean tan pegotes!— La chillona voz de su hija menor hizo que ambos salieran de su burbuja, el mayor de levantó de el suelo y levantó a su hija en brazos.

—¡Solo estás celosa de que no te esté dando cariño a ti!— El excapitán se burló de su hija, la cual hizo un puchero para luego cruzarse de brazos.

—¡Claro que no!— Ayaka, exactamente la copia de Bokuto, ambos de la pasan jugando y discutiendo por todo.

—¡Que si!— Y obviamente como nuestra querida estrella del Fukurodani, tenía que seguirle el juego a su hija.

—No discutan, Ayaka ve a arreglarte y dile a Hiro que baje.— Aunque por supuesto que la voz de el pelinegro era la autoridad de todo, por lo que la pequeña fue corriendo escaleras arriba a avisarle a su hermano que bajara.

—¿Que sucede?— El pelinegro con mechas blancas bajo tranquilamente las escaleras hasta llegar a donde sus padres.

—¿Donde irás tan arreglado? Solo te llamaba para saber si estabas listo— Akaashi miró a su hijo con una ceja alzada, junto con Kenma tenían la sospecha de que algo pasaba entre sus hijos, claro que no le importaba, pero se encerraban en la habitación de alguno de esos dos cuando se juntaban y no le importaría tanto si es que su hijo no fuera un doncel, no quiere que le ocurra lo mismo que a él al tener un hijo a esa edad.

—Es como me visto normalmente... ¿Ya nos vamos?— Habló un poco nervioso el chico mientras que salía de su casa, Bokuto miró confundido al chico mientras que el pelinegro suspiraba con una pequeña sonrisa.

—¡Ya estoy lista!— Ayaka bajó corriendo por las escaleras, mientras salía de la casa.

—Ya está todo cerrado, no olvides sacar las llaves, llevaré a Hisao al auto— Keiji tomo a su bebé junto con una pequeña mochila con pañales y ropa para este, además de una bolsa con las galletas que hizo.

—¡Yo me encargo, mi amor!— Bokuto agarró las llaves de la casa y el auto, luego cerró la casa y subió al auto.

—Todo listo, vamos que llegamos tarde— Y así comenzó el recorrido hasta la casa de los Kuroo, la cual estaba a solo 10 minutos en auto.

•🅗🅐🅘🅚🅨🅤🅤 🅝🅔🅧🅣 🅖🅔🅝🅔🅡🅐🅣🅘🅞🅝 •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora