Suspiré mientras tomaba de mi chocolate caliente que Bogum me había traído hace poco, a su vez, miraba el periódico, sin ver aún ningún puesto de empleo libre.
Hace un momento estuve caminando por las calles llenas de tiendas, buscando encontrar en algún escaparate algún anuncio de alguna oferta de trabajo pero como siempre, no encontré nada.
Había pasado ya una semana desde que le di a Jungkook aquella sopa de pollo, poco después, dos días para ser exactos, jungkook tuvo una leve recaída y tuvimos que llevarlo rápido al hospital, cogiendo dinero del que teníamos ahorrado para su operación.
Ahora mismo debe estar durmiendo, tal y como lo dejé hace dos horas en casa. Desde aquella recaída, el se encuentra más cansado que antes y duerme más, llegando a dormir unas 16 horas al día.
Por supuesto, yo lo dejo tranquilo, despertandolo solo cuando es hora de sus pastillas o es hora de que coma algo.
El doctor cuando nos lo llevamos a casa, dijo que aunque había la esperanza de que jungkook se salvara con aquella operación, no debíamos esperar mucho, pues podría llegar otra recaída aún más fuerte y que el pobre corazón de mi hermano no lo soportara.
Limpiando una lágrima que cayó de mi ojo, dejé el vaso que contenía chocolate, ya vacío, encima de la mesa para después levantarme e ir hacia el mostrador donde mi amigo atendía y así poder pagarle y despedirme.
- Hey Tata, ¿estaba bueno? - señaló aquel vaso vacío en la mesa, a lo que yo solo pude asentir, aún sumido en mis pensamientos sobre cómo poder solucionar lo de kook.
El al ver mi estado y ver cómo sacaba de mi chaqueta la cartera en la cual llevaba las pocas monedas que tenía para sobrellevar la semana, negó rápidamente con sus manos.
- No no Taehyung, esta bien, esto lo pago yo - rápidamente intenté negarme, pues no quería que me tuviera lástima pero él solo dijo - te estoy invitando, de amigo a amigo, está bien, solo es un chocolate.
Asintiendo aún con duda, le di un abrazo de despedida y corrí hacia el supermercado.
Cogí varios paquetes de sopa y los puse en la caja, donde la amable señorita me los cobró y yo acabé sin ninguna moneda en mi cartera.
Fui a casa con la cabeza gacha, consiguiendo chocarme con varias personas, a lo que me disculpé con una reverencia y con un leve lo siento.
Entré a la cocina y dejé los sobres con la sopa para después irme a mi habitación, al verla, decidí ponerme a ordenarla pues está estaba patas arriba.
Fui cogiendo la ropa y metiéndola en el cesto de la ropa sucia, luego me encargaría de lavarla. Puse música en mi teléfono móvil con la pantalla rota, un viejo iPhone 5 que compré hace bastante por ebay a un precio lo suficientemente barato.
Puse la nueva canción de un artista que solemos escuchar yo y mi hermano siempre, Candy, de baekhyun.
Al ritmo de la música, hice mi cama y me puse a recoger los papeles del escritorio situado al lado de la ventana de mi habitación.
Miré con aires de tristeza mis antiguos apuntes de medicina. Cuando ocurrió lo de jungkook, decidí dejar a mitad el segundo año de aquella carrera, para intentar conseguir algún trabajo de medio tiempo.
Eventualmente lo conseguí, en un pequeño supermercado 24 horas, a unas dos manzanas de mi casa.
El problema fue que aquella pequeña tienda se incendió junto con las dos casas a su derecha por problemas con el gas y el dueño decidió alquilar otro sitio mucho más lejos, dejándome sin la posibilidad de volver a trabajar ahí.
Desde entonces ando buscando trabajo, a veces paseo a los perros de los vecinos y me dan diez dólares por hora por cada animal, con eso al menos puedo conseguir pagar la comida y así ahorrar todo lo que traigan mis padres para la operación y los gastos de jungkook y para conseguir pagar los gastos de la casa.
Una vez mi habitación recogida, me dispuse a lavar toda aquella ropa sucia así que con cuidado y sigilo, entré a la habitación de mi hermano, sacando el cesto de la ropa sucia sin despertarlo, Tambien entré al de mis padres y me dispuse a llevar todo a la zona de lavandería.
Separando la ropa por colores, me dispuse a meter primero la ropa negra en la lavadora. Fijándome en ella, pude ver lo desgastada que está empezaba a notarse, ya que la ropa tenía bastante tiempo.
Sin mirar más, metí el resto de la ropa negra en la lavadora y la programé para que comenzara con el proceso.
Para hacer tiempo, decidí ir a limpiar la cocina, lavar todos los platos y vasos y fregar el suelo.
Contento con mi trabajo y viendo cómo ya pasó el tiempo suficiente, fui a donde estaba la lavadora y saqué la ropa negra de allí, metiendo después la de color.
Luego, me dispuse ir arriba a la azotea y tenderla.
Más tarde, cuando ya terminé todo, decidí sentarme en sofá y simplemente descansar un rato o al menos hasta que escuché una voz venir de las escaleras.
- Tata Hyung - escuché una voz suave y baja que me hizo girar rápidamente la cabeza y ver a mi hermano mirándome con aire cansado.
Rápidamente me levanté y corrí a ver si le pasaba algo, decidiendo cargarlo y volver a llevarlo a su habitación.
- Jungkook - lo llamé con voz suave pero s su vez reprendiendolo, el no debía estar fuera de su cama - sabes que no puedes salir de ahí.
- Perdón, yo solo tuve un mal sueño y no estabas a mi lado - lo sentí esconderse en mi cuello y acto seguido sentí una pequeña humedad en el.
Abrazándolo más fuerte mientras lo cargaba, lo dejé en la cama pero cuando intenté separarme, jungkook cogió mi camiseta y me miró con ojos llorosos.
- No se vaya por favor Hyung.
- Solo iré a cambiarme un momento bebé, pasaré la noche contigo - acaricié su mejilla durante un rato, mientras él me soltaba y me dejaba ir.
Fui rápidamente a mi habitación, cambiando mi ropa por un pijama de leoncitos que me regalaron mis padres el año pasado y cogiendo mi cargador.
Volví a la habitación de mi hermano y vi como él solo se conectaba algunos de los cables de aquella máquina para respirar.
Dejé mi cargador encima de la cama y fui a ayudarle, terminado de conectar todos los cables con mucho cuidado y acostándome al otro lado, viendo cómo se acurrucaba en mi pecho.
- Pondré música, ¿Está bien? - murmuré bajito, a lo que recibí un leve asentimiento de su parte.
Cogí mi móvil y lo conecté al cargador, poniendo una música no muy movida, si no más bien relajante y me volví a girar hacia mi hermano.
Sintiendo mi movimiento, el solo me abrazó más fuerte a lo que yo hice lo mismo, dejando unos suaves besos sobre su cabeza y quedándome dormido a los pocos minutos, cuando escuché su respiración tranquila indicándome que ya estaba dormido.
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