64 || Especial Navideño 2020 ||

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Capítulo 64. Primer plan.


Había transcurrido la primera semana en su nuevo departamento, lo habían arreglado a la perfección o bueno, a lo poco que ambos sabían de decoración pero tenían lo esencial, podían acomodarse conforme a sus horarios y todo iba bien. Claro, faltaba la cereza del pastel.

Atsushi había salido tarde aquel día de la agencia, caminaba por las calles con el pretexto de verse con amigos, pues si, el albino había llevado un plan de meses con el mafioso. Donde había inventado que se hizo amigo de un florista, entonces por eso se mudaría, porque se llevaban muy bien. Siguiendo con su plan, Atsushi dijo que pasaría la cena con aquel chico y se separó del grupo, está vez con dirección al centro, no iría a casa, de hecho, tenía que hacer despensa antes de ir, y fue cuando vio el centro iluminado.

Las luces de colores llenaban sus ojos y los puestos que apenas se ponían lo hacían con aquella maravillosa decoración, fue cuando el albino entendió – es cierto... Se acerca navidad – se dio la razón el mismo. Y no, no estaba solo cerca, era 23 de Diciembre por la noche, y no tenían nada. Sus labios se curvearon rápidamente ¿acaso podía celebrar navidad por primera vez? mejor aún, con pareja.

El joven albino hizo la despensa mientras miraba que podían hacer para navidad, él y su pareja. Habían algunas opciones pero fue cuando reacciono - ¿Akutagawa celebra navidad? – se preguntó. Hizo muecas con la cara, quizá no debía pensarlo tanto ni emocionarse. Así que, solo pago sus compras y fue a su departamento.

Al llegar el azabache no estaba, así el albino saliera tarde, el azabache no solía estar, saco todo de las bolsas, entre ello, manzanas, ¿Por qué mencionarlas? Bueno, una había rodado por la mesa sin que el albino se diera cuenta y cayó al suelo.

Atsushi no se había dado cuento de ello, acomodaba todo mientras la cena se calentaba, había aprovechado su día de paga para comprar comida en la calle y descansar un poco más. El azabache arribo justo cuando el albino apago la comida – estoy en casa

― Bienvenido Ryu

― Huele bien ¿Qué hiciste?

― Nada, solo compre – menciono – acabo de llegar también, pase a comprar unas cosas que hacían falta para comer

― Me hubieras avisado y pasaba yo

― No me cuesta nada, fue mi día de paga

― Pero tu

― Por favor, no insultes mi paga – menciono – habíamos dicho que ambos aportaremos

El mayor se acercó – lo sé, lo siento y – justo a tiempo había pisado aquella manzana y caído de sentón, el albino se acercó a ver que le había pasado - ¿Por qué hay una manzana en el piso? – pregunto molesto

― Perdón, debió de haber rodado y

― Jinko ¿en serio?

― Oye, dijiste que no me llamarías "Jinko" en casa

― Vengo de trabajar ¿Por qué tengo que caerme con tus estúpidas manzanas?

― ¿estúpidas? Las compre con mi esfuerzo y es para TÚ desayuno

― ¿tienes que ser tan descuidado por una manzana? De milagro no hemos sido descubiertos

Atsushi mordió su labio, se levantó molesto y se fue a la cocina, obviamente no era irresponsable. Apago la comida, tallo su nariz, estaba dolido pero más molesto. Así que no lloro. Puso el plato mientras el azabache se levantaba, sirvió su comida, aventó el delantal que llevaba y se fue a la habitación. Akutagawa entendió todo con aquella acción. Se acercó viendo su cena y suspiro.

Fue a la habitación, su plan era disculparse, pero vio al menor sentado en la mesita que tenían de lectura. El pequeño albino miraba decoración navideña en el aparato. Akutagawa hizo un par de muecas. Navidad, era algo que jamás había hecho propio, pero tampoco es como que alguna vez se hubiese enamorado, es decir, en la mafia hacían una cena y celebraban. Aún recuerda lo emocionante que fue su primera navidad con su hermana, Dazai, Chuuya, Mori, Elise, incluso Kaiji, e incluso aquel pelirrojo que hizo que Dazai se fuese, si, Oda.

Se acercó hasta el albino y le levanto el teléfono - ¡hey! – Le llamo el albino molesto – deberías estar cenando – volvió a decir molesto

― ¿Cómo podría comer molesto? – se quejó y miro al albino – no podría comer tranquilo si peleamos

― Entonces te acompaño pero deja mi celular

― ¿quieres celebrar navidad?

― No – menciono tomando su celular – solo miraba – se quejó guardando el aparato y yendo a la cocina.

El azabache volvió a suspirar, sabía que su mal carácter era malo a cierto punto, y más si no controlaba sus palabras, no era algo nuevo, siempre habían peleado, se conocieron para pelear, esa era una realidad pero ahora lo último que quería era pelear.

Fue a la cocina donde Atsushi estaba sentado en la barra esperándolo. El mayor se sentó frente a él y comenzó a cenar - ¿no vas a cenar tú?

― No tengo apetito

― Ya veo...

Se quedaron en silencio, aunque el tampoco había notado que Navidad estaba a un día, pudo pensar en un par de cosas, la primera era arreglar las cosas con su pareja. Habían leído libros de parejas, y en los libros decían que no había que dejar problemas de un día para otro. Y lo segundo, era donde pondría un pino navideño.

Primero el primer punto. Alegrar a su amado.

― Atsushi – le llamo

El albino subió la mirada y comenzó a reír - ¿Qué haces? – Pregunto mirando al azabache, tenía un fideo de bigote – no seas bobo – se quejó quitándole el fideo

― Lo siento Atsushi – menciono sincero.

Atsushi bajo la mirada y tomo el brazo del azabache gentilmente – estamos bien, perdón por exagerar...

― Exagere yo, amo cuando me haces tarta de manzana

― Solo van dos veces que la hago

― Y es deliciosa

Atsushi volvió a reír y pudieron escuchar el estómago del menor, el azabache comenzó a reír, le dio su plato – comienza a comer, serviré otro plato

― Bobo – menciono el albino sonriente y dio un mordisco a los fideos – yo lo hago – dijo con boca llena

La verdad es que a pesar de todo, para Atsushi bastaba con un "lo siento" y no por débil o por mal, es que ambos sabían que era difícil, sus peleas habían llegado a tal punto de bueno... Querían matarse a golpes. Pero como pareja, habían aprendido que lo mejor era hablarlo, y ambos sabían que sus humores podían saber rápido de calor, simplemente las palabras salían cuando pasaba eso.

Entonces con pleno conocimiento del carácter que ambos portaban, sabían que sus disculpas si eran sinceras.

Ahora faltaba el punto dos. 


...

¡Gracias por leer!

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