12 || Mi buen tigre ||

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- ¡Gracias señor! – dijo alegremente el niño mientras retiraba con su pelota en manos, dejando un poco de amargura y quizá vergüenza en el albino...

- Me volvieron a llamar señor... - Menciono para sí mismo el albino.

...

Aquel día Akutagawa tenía una misión de "campo" solo debía investigar unas tiendas en el centro de la ciudad y podía volver a casa, Atsushi estaba en su día libre y al saber que su pareja no estaría aprovecharía su día.

Nakajima por su parte, había salido al parque a tomar aire fresco, lo que no sabía es que su día se volvería una locura, mucho menos Akutagawa esperaría verlo de lejos al terminar su misión, no iba a desaprovechar la oportunidad para ver lo que hacía su albino compañero.

Comenzó regalándole su helado a una pequeña niña que lloraba, pues su helado se había caído y ya no había más del sabor que quería más que el que sostenía el albino recién comprado. Atsushi suspiro y lo entrego.

Su segundo acto fue subir a un árbol, pues los niños que jugaban en el parque habían asustado a otra niña haciendo que soltará su globo y dejándolo atrapado en un árbol, una vez arriba, los mismos niños que jugaban con un balón lo hicieron bolar y obviamente golpear al albino haciéndolo agarrarse con sus garras de la rama. Era un gato atrapado en un árbol.
Logró bajar el globo y el balón con éxito y entregarlo a los niños, pero su día apenas comenzaba.

Ayudo a algunos ancianos a cruzar la calle, los cuales le hablaron de su visita al parque de ciervos, Atsushi se entusiasmó y fue directo al mismo parque donde alimento varios ciervos y de otros recibió unos golpecitos, no hay que mencionar que fue perseguido por los ciervos por varias partes del camino.

Akutagawa no desaprovecho para tomar fotos del albino alimentando a los ciervos y siendo perseguido, le parecía entretenido ver de lejos todo lo que Atsushi hacía. Lo siguió hasta un puesto ambulante, ayudo a la señora a llevar el andante y además, termino ayudándola a preparar la pasta para reman. Su premio: un tazón de ramen para él solito, claro que... Atsushi no desaprovecho para darles el pollo a unos perros callejeros que pasaban, al final, se había sentado alrededor de Atsushi tres perros, haciendo al albino suspirar.

Se despidió de la dama y comenzó un nuevo camino con los tres perros, Akutagawa está vez se mantenía todavía más lejos. En el camino, ayudo a un señor con su auto atorado, el auto logró salir del bache pero Atsushi quedo completamente sucio, aun así, solo suspiro y continuo.

Llego a una tienda de mascotas donde compro algo de alimento para los perros, en el callejón donde les alimentaba, encontró cuatro gatos que no dudo en alimentar también.

- Más le vale no llevarlos a casa – se quejó Akutagawa mirándolo desde un techo.

Gracias a la comida y obviamente a la tienda de mascotas donde regreso, Atsushi había puesto correas a los perros, mientras a los gatos, los metió en una bolsa de tela, del callejón tomo un cartón y volvió al parque donde todo inicio, tomo el cartón y con una pluma escribió "Adóptame" se sentó en el pasto con los tres perros y los cuatro gatos

Habían aparecido unos turistas, los cuales Atsushi ayudo con indicaciones, gracias a ellos uno de los perros se había ido, se veían felices; los gatos fueron tomados por la niña y sus padres, a la cual le dio su helado. Si, la pequeña había prometido cuidar de ellos y darles helado a lo que los padres intentaron explicarle que no podía darles helado a los gatos

Con el caminar de la tarde, habían llegado otras dos personas quienes habían tomado a los dos últimos perros. Una vez terminada su misión y complacido, Atsushi suspiro profundo y con gran sonrisa

Para finalizar, los niños le invitaron a jugar con él y la pelota, jugo hasta no poder más, ya oscureciendo, tomo su camino a casa, en el camino, ayudo nuevamente a unos ancianos y a una señora con sus compras, Akutagawa suspiro al ver al albino entrar a su departamento. No entró, iría por algo al centro.

Atsushi suspiro cansado una vez en su apartamento, entro al baño donde se desvistió y se dio un baño caliente, una vez bañado, se apresuró a secarse y a vestirse; se encamino a la cocina y prosiguió a hacer la cena, mientras Akutagawa había regresado a casa.

- Estoy en casa – anuncio el mafioso

- Bienvenido Ryu – dijo alegre el albino mientras veía al azabache asomarse a la cocina

- ¿preparas la cena?

- Sip, solo es un poco de estofado – dijo sonriente

- Me gusta tu estofado – menciono besando la mejilla del albino y sacando una pequeña risa tierna del albino

- Estará en unos minutos, solo debe hervir – menciono para voltear y ver a su pareja, Akutagawa no desaprovecho y alzo de la cintura al albino sentándolo en la mesa de la cocina y obviamente sonrojando al albino - ¿Qu-que haces Reyu?

- Sabías... ¿que eres un tigre muy bueno? – pregunto acariciando las mejillas del albino

- Cla-claro que no – menciono avergonzado el albino

- Lo eres – sonrió el mafioso - ¿Cómo puedes estar con alguien como yo?

- Tu eres bueno conmigo Ryu – sonrió el albino – nadie nunca había sido bueno conmigo – las palabras del albino sonrojaron al azabache, a sus segundos sonrieron y Akutagawa llamo a Rashoumon, la tela demoniaca escondía algo, una maceta con unas hermosas violetas africanas – Ry-Ryu... so-son hermosas – dijo sonrojando el albino

- Son violetas africanas, no sé si sea real la historia que me contó la muchacha de la florería pero... si es verdad o no, atino a su comprador – sonrió el albino

- ¿la leyenda del guerrero? – sonrió el albino ampliamente viendo sus flores – la conozco... aunque es trágica

- Eso no nos pasará – Akutagawa se acercó al albino y lo beso delicadamente a lo que el albino correspondió gratamente – Te amo Atsushi

- Te amo Ryu...

La leyenda de las violetas africanas

"cuenta la historia de un valiente guerrero que un día en medio de sus hazañas conoció una mujer de la que quedó prendido inmediatamente, esta era la dueña de una belleza que jamás antes había visto en sus recorridos, y por ello se enloqueció por ella. Lamentablemente, la susodicha pertenecía a una tribu rival, y por ende no quería saber nada de aquel valiente guerrero. Pero aconteció, que el hombre al saberse rechazado, abandonó todo tipo de luchas y contiendas, y se dedicó a cantar y pregonar los muchos atributos de aquella que lo había enamorado.

Fue tanto el clamor del pobre guerrero, que hasta las aves se compadecieron de él, y llevaron su canto a la tribu de su amada, y esta al saber lo mucho que este le amaba, huyo a su encuentro para unir sus almas. Al conocer la decisión que había tomado la mujer, los hombres de su tribu se enfurecieron, porque no podían permitir que uno de sus miembros se uniera con los enemigos; por ello salieron en su busca, y cuando los hallaron ambos fueron asesinados.

Cuenta la leyenda, que donde cayeron los cuerpos brotaron unas plantas con hojas en forma de corazón, y sus flores tenían los más lindos colores que se hubiesen visto por esos lugares remotos, por ello desde ese entonces, la violeta africana ha sido el símbolo del amor"


¡Gracias por leer!

Our life is... ||Shin Soukoku||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora