𝙬𝙝𝙖𝙩'𝙨 𝙮𝙤𝙪𝙧 𝙥𝙡𝙚𝙖𝙨𝙪𝙧𝙚?

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A veces no se necesita de comunicación verbal para saber lo que debes hacer a la hora del sexo, ni siquiera del contacto físico, tan solo una mirada o respiración decían más que mil palabras.

Desde que vi a Carlos ahí parado en el studio 54¹ supe que quería darle la mejor noche de su vida, quería saber que le apetecía para darle demasiado placer.

Me llevo a su casa, un lugar caliente, rodeado de tanto calor lo único que quería era ser desnudado por sus manos y que me diera un poco de aire.

Sus varoniles manos retiraron una a una cada prenda que cubría mi cuerpo. Justo como en la discoteca, esto era un baile sincronizado en el que las palabras sobraban y no eran necesarias en lo absoluto.

Cuando ambos estábamos desnudos pase mis manos por todo su torso como si dibujara cada centímetro de piel en su cuerpo, su respiración estaba sobre mi torso, dándome el aire que necesitaba por el calor que había en la habitación.

Todo estaba tan apasionado que mi cuerpo desnudo estaba recostado sobre el piso frío de la casa de Carlos, pero el piso tenía la temperatura adecuada para hacerme entrar en razón pues mis sentidos no estaban activos al cien por ciento.

Sus calientes labios presionados sobre los míos ya me tenían alocado, mi imaginación comenzó a hacer su trabajo llevándome a lugares que ni siquiera sabía de su existencia. Su piel desnuda rozando la mía creaba una explosión que en cierto punto podía ser peligrosa.

Rodamos para cambiar de posiciones, el estaba recostado y yo sobre él, sentado sobre su miembro sin siquiera tenerlo en mi interior, en pequeños tiempos me agachaba para besarlo mientras frotaba mi trasero sobre aquel provocando que sintiera una erección creciente mientras besaba a Carlos.

Mi atención estaba centrada en el momento, lo caliente que estaba tanto yo como el contrario. Mis labios juntos bajaron al cuello de Carlos, sople como si fuera una vela y mi deseo era pasar una noche increíble. Tome sus muñecas y las subí para evitar que se safara, mientras que mis piernas atraparon las suyas, aunque el comenzó a mover su pelvis rozando su glande por mi espalda baja y mis nalgas.

Esta era una prueba para ambos para comprobar que tanto nos podíamos negar a nosotros mismos para darle placer al otro antes buscar el propio, así como también quería jugar con su paciencia y ver que tanto podía soportar mis provocaciones antes de penetrarme, pero sobre todas las pruebas existía la de la desnudez, no física, sino del alma pues un buen sexo puede hacer que la otra persona te conozca muy bien.

Mis provocaciones iban desde mover mi trasero mientras besaba, soltar pequeños gemidos, deslizar mi lengua en lugares que aún no debía, acercarme de vez en cuando a su oído a susurrar con mi voz sexy lo que quería que me hiciera.

—Quiero saber que te apetece —decía tan bajito que parecía el viento hablando.

—Tú —respondía intentando reprimir sus gemidos. Solo dejaba ir pequeños chillidos ahogados que sonaban como música.

La clave de la felicidad en este momento era darle placer y que el me lo diera a mi, por lo tanto lo único que quería era saber lo que deseaba sin que siquiera hable.

Mis manos bajaron para recorrer su torso romano, mientras yo seguía besando su cuello, pero se detuvieron en sus pezones pellizcando ligeramente los mismos provocando que dejara de negar el placer y soltara un gemido como si cantara frente a un megáfono, mientras que sus manos libres tomaron mi rostro para subir mis labios a los suyos nuevamente.

En la hora caliente siempre se necesita de un beso con mordida y eso fue lo que me dio, como si hubiera cantado que lo deseaba.

Esto no se sentía muy diferente al baile, dos cuerpos juntos sincronizandose para disfrutar el momento.

𝘸𝘩𝘢𝘵'𝘴 𝘺𝘰𝘶𝘳 𝘱𝘭𝘦𝘢𝘴𝘶𝘳𝘦? | one shot | 9-1-1: Lone Star | tarlos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora